El BCE cerrará el año con un nuevo recorte de tipos en plena zozobra por Francia y Alemania
Los mercados apuestan por un recorte de 25 puntos básicos, y estarán muy pendientes de las proyecciones macro de Fráncfort en la primera reunión tras las elecciones de EE UU y la caída de Michel Barnier
Restaurar es hacerles la colada a los que han hecho arte, dice un personaje de Chirbes en la novela Crematorio. Europa se acostó con una crisis inflacionista que no se veía desde hace décadas, y se ha levantado con esa fiebre prácticamente curada, pero con otros achaques: la gripe italiana, el país que puso de moda la inestabilidad política y los cambios de gobierno, ha viajado más al norte, con Alemania recurriendo al adelanto electoral en plena recesión tras disolverse la coalición gubernamental como un azucarillo. Francia, en cambio, parece aquejada de una fusión vírica de origen greco-belga: por un lado, vive bajo la amenaza de ataques especulativos a su prima de riesgo si no saca adelante unos presupuestos que tranquilicen al mercado sobre el alto déficit. Y por otro, tras la caída del primer ministro Michel Barnier, se asoma al vacío de gobierno que tan bien conocen sus vecinos del país del chocolate y la cerveza. En ese escenario de turbulencias y bajo crecimiento, el Banco Central Europeo volverá a bajar los tipos de interés este jueves, la cuarta vez en 2024, la tercera consecutiva. Un modo de poner la lavadora a funcionar para sacar algunas manchas a los trapos sucios del otrora boyante eje francoalemán, y tratar así de restaurar en lo posible el cuadro de una Europa que no deja de perder peso en la economía global.
La mayoría de analistas espera un recorte del precio del dinero de 25 puntos básicos, lo que los dejaría en el 3%. Queda así, prácticamente descartado, un movimiento más audaz, de 50 puntos, que semanas atrás pareció ganar tracción, pero ahora resulta muy improbable: en lo que va de año, todos los descensos han sido de 25 puntos básicos, y los mercados otorgan escasas posibilidades a una aceleración. Sí han cambiado las prioridades: con la inflación por debajo del 3% durante todo 2024, e incluso temporalmente por debajo del umbral del 2%, el BCE tiene más miedo a entorpecer la recuperación económica que a un rebrote prolongado de los precios. El repunte de noviembre, cuando la inflación escaló al 2,3% en la zona euro, no trastoca esa realidad: Fráncfort lleva meses avisando de que esperaba alzas en el cuarto trimestre por el efecto comparación con 2023, como así está siendo, y de que eso no altera su calendario de previsiones, que sitúa para la segunda mitad de 2025 la estabilización de la inflación.
“A pesar de las actuales turbulencias políticas en Francia y Alemania, es poco probable que el BCE se desvíe de su rumbo. Se prevé que la inflación se mantenga por debajo del objetivo hasta 2026 y que los tipos se acerquen al 1% a finales de 2025″, augura David Zahn, de la firma Franklin Templeton.
Los mercados estarán muy pendientes de la actualización de las proyecciones macroeconómicas del banco, que también se presentan este jueves. “El estancamiento de la eurozona parece no tener fin y el BCE se verá obligado a recortar nuevamente las proyecciones de crecimiento del PIB para 2025, a pesar de una lectura del tercer trimestre de 2024 mejor de lo esperada”, señala Lorenzo Codogno, ex secretario del Tesoro italiano.
Ahí convergerán realidades muy distintas, la Europa de varias velocidades, con España creciendo a un ritmo superior al 2% en 2025, por encima de la media, y Alemania estancada. Roland Gillet, profesor de Economía Financiera en la Universidad de la Sorbona de París y en la Universidad Libre de Bruselas, cree que Francia es el eslabón más débil. “El mayor peligro es una crisis del euro. Mientras tanto, Trump va a jugar a dividirnos ofreciendo acuerdos bilaterales país por país. Si Bernard Arnault [el hombre más rico de Europa, consejero delegado de LVMH, dueño de Moët & Chandon y Dom Pérignon, entre otras marcas] le pide que no tase el champán, a cambio Trump le reclamará que produzca en Estados Unidos”.
¿Influirá la crisis francesa en los movimientos del BCE? En 2016, el entonces presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, creó polémica al ser preguntado sobre por qué Bruselas hacía la vista gorda a las infracciones fiscales de la segunda economía del euro. “Porque es Francia”, respondió. Carsten Brzeski, jefe de Macro de ING, opina que Fráncfort debe ser más cuidadosa. “Existe un alto riesgo de que, debido a la vuelta de Trump, y a la situación de Francia y Alemania, el crecimiento de la eurozona sea mucho más débil de lo que muestran las proyecciones del BCE. El único problema de que el BCE reaccione preventivamente a los actuales problemas políticos es que se podría considerar que interviene en la política nacional en nombre de Francia. Y esa es una especulación que el BCE claramente preferiría evitar”.
Las subidas salariales inquietan
El BCE puede encontrarse en los meses venideros ante un dilema. Si Trump cumple sus promesas arancelarias, despierta al monstruo de la inflación, y la Fed ralentiza sus bajadas de tipos, ¿se atreverá a seguir recortándolos en solitario, aun cuando eso devalúe el euro frente al dólar? Brzeski defiende que sí, y no tiene por qué salir mal. “Incluso si la Reserva Federal recorta menos de lo esperado, el BCE se verá obligado a seguir recortando las tasas para apoyar la economía de la eurozona. En este escenario, un euro más débil podría incluso ser una bendición, ya que podría compensar el impacto adverso de los aranceles sobre las exportaciones de la eurozona”.
Las subidas salariales, del 5.42% en el tercer trimestre, por encima del 3.54% de los tres meses previos, y su mayor incremento en más de tres décadas, así como la inflación de servicios, del 3,9% en noviembre, frente al 4% de octubre, siguen estando entre los indicadores que más inquietan al BCE. Pero los factores a los que los miembros del Consejo de Gobierno prestan atención son múltiples, desde los recientes aumentos del precio de la electricidad y el gas natural, a la evolución de los acontecimientos en EE UU tras la victoria de Trump, que ya ha impactado sobre el euro a la baja. “Nos encontramos en una coyuntura crítica en la que diferentes fuerzas empujan en distintas direcciones y, por lo tanto, atravesar esta difícil fase no será fácil para los bancos centrales”, apunta Codogno.
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