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El acceso ilegal por IPTV a deportes y contenido general se dispara un 10% en la UE

El pirateo de productos televisivos y de software para móviles crece mientras baja el de publicaciones y películas. España el quinto país de la Unión con menos descargas ilícitas

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Rafa Burgos

La lucha contra la piratería tiene un nuevo enemigo público número uno. Se trata de los accesos ilegales a la televisión por protocolo de internet (IPTV por sus siglas en inglés), un sistema que también usan de manera legal plataformas como Movistar o Pluto TV y donde se ofrecen todo tipo de canales y contenidos. Un informe de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (Euipo), con sede en Alicante, estima que el acceso pirata a las IPTV creció un 10% durante 2023 y que hasta el 1% de los usuarios europeos de internet se suscribieron a webs ilegales en el periodo 2022-2023.

Apoyados en otro estudio, esta vez de la Alianza Anti-Piratería Audiovisual (AAPA), la Euipo afirma que el mercado negro de contenidos televisivos generó 1.060 millones de euros en ingresos en 2021. “Las recientes operaciones policiales europeas han eliminado las redes de piratería de la IPTV a gran escala”, afirma el documento, “pero un enfoque polifacético que incluya la tecnología, los esfuerzos jurídicos y la educación es esencial” para una lucha eficaz contra este nuevo modelo de piratería.

El estudio, titulado La vulneración de los derechos de autor en línea en la Unión Europea, indaga en el impacto de los piratas en películas, música, publicaciones, software y televisión. Mientras que el acceso ilegal al resto de contenidos está estancado o incluso registra enormes caídas, como en las películas (-25%), el pirateo de IPTV no deja de crecer, lo que refleja, a juicio de los autores del informe, “su creciente impacto en el mercado” audiovisual. “Aunque no hay datos disponibles sobre el consumo real” a través de este tipo de plataformas, dice la Euipo, el análisis de las visitas a webs piratas que requieren registrarse se anota un aumento del 10% el año pasado, “con una media del 2,14% de los usuarios de internet que visitan” las páginas ilegales al mes en el ámbito de la Unión Europea (UE).

El acceso ilícito a la emisión en streaming de programas de televisión, películas y retransmisiones deportivas en directo “a veces imita los servicios legítimos de IPTV, pero eludiendo los canales de suscripción”. Para ello, los suscriptores piratas suelen requerir equipos o programas informáticos específicos, que “operan a través de cuotas de suscripción, publicidad o como un modelo de empresa a empresa para los revendedores”, explica el informe. De esta forma, “causan un daño económico significativo, incluidas pérdidas de ingresos para los creadores de contenidos y los proveedores de servicios”, además de reducir el valor de los derechos de radiodifusión y requerir costosas medidas contra la piratería. “La observancia de los derechos de propiedad intelectual resulta difícil” en este ámbito “debido a la sofisticación tecnológica, los problemas jurisdiccionales y la demanda de contenidos baratos por parte de los consumidores”. El pasado mes de octubre, LaLiga española de fútbol profesional denunció que el fraude audiovisual le genera pérdidas de entre 600 y 700 millones de euros anuales.

En el resto de sectores, la piratería se ha estabilizado. Tras su aumento generalizado hasta 2021, con especial mención al periodo de confinamiento durante la pandemia de Covid, en el que se disparó, la tendencia a acceder de forma ilegal a los contenidos se ha estancado, según el informe. El auge de los contenidos televisivos se ve contrarrestado por la drástica disminución de otros, como las películas, que caen un 25%., con una media de 0,9 accesos por usuario de internet al mes, preferentemente con ordenadores portátiles. La música registra 0,6 accesos mensuales, lo que representa una mínima subida respecto a 2022. Las publicaciones están estancadas, con 2,7 accesos al mes, un acaparador uso de los móviles para el acceso ilegal y con el manga o cómic japonés como contenido más buscado, una tendencia que también se percibe en el anime, las películas de animación niponas. El apartado de software, que incluye aplicaciones y juegos, principalmente para teléfonos móviles, se suma al auge de las IPTV, con un crecimiento del 6% en 2023 y 0,9 accesos mensuales por usuario.

El impacto por países

El estudio de la Euipo desglosa sus resultados por países con resultados que pueden romper todos los tópicos en primera instancia. La media de accesos a contenidos ilegales por internet de la UE durante 2023 es de 10,3, idéntica a la del año anterior. Por debajo, se encuentran Italia (7,3), Alemania (7,7), Rumanía (7,9), Polonia (8,3) y España (8,5), que se sitúa como cuarto país en el que menos se piratea, con una significativa rebaja respecto a 2022 (9,2). En el otro lado, muy por encima de la media, se colocan Letonia (26,2), Estonia (23,2), Chipre (22,0) y Lituania (21,7) e inmediatamente después, estados de alto poder adquisitivo como Luxemburgo (17,8), Suecia (17,4) y Dinamarca (16,1).

En principio, arguye el informe, una amplia tasa de desempleo también entre los jóvenes y una mayor desigualdad de ingresos aumentan la prevalencia de la piratería. Sin embargo, en los contenidos televisivos y, más concretamente, en las retransmisiones deportivas, sucede al contrario, lo que podría explicar, a juicio de los investigadores, el resultado del escalafón por países. “En el caso de la piratería televisiva”, manifiestan, “la tasa de desempleo juvenil la reduce”. Quizá, continúan, porque los jóvenes en paro no pueden emanciparse y viven con sus padres, que sí pueden permitirse las suscripciones.

Mucho más evidente es en el caso de los eventos deportivos en directo, en los que el modelo indica una asociación positiva del PIB per cápita, algo que el dosier define como “contrario a la intuición, porque las poblaciones con ingresos más elevados deberían poder pagar por un servicio legítimo”. Las tres hipótesis que barajan para explicarlo son que la baja oferta de países con PIB pequeño genera poco interés, que la demanda en países ricos empuja los precios al alza y que los habitantes de estos mismos países se suscriben a diferentes ofertas audiovisuales y se muestran reacios a pagar por más servicios.


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