La OMC asegura que casi el 30% del empleo global depende de las exportaciones en plena guerra arancelaria
La organización advierte de que blindar una industria de fabricantes extranjeros dispara los costes de producción de otros sectores nacionales
En un contexto de creciente proteccionismo y guerras arancelarias, el comercio internacional continúa siendo un pilar fundamental para el empleo global. Casi el 30% de los empleos mundiales dependientes de las exportaciones, según el informe de 2024 sobre el comercio mundial, publicado este lunes por la Organización Mundial del Comercio (OMC). No obstante, la distribución de los beneficios no es equitativa, y el auge de las políticas restrictivas pone en jaque el crecimiento económico. El proteccionismo ha resurgido con fuerza, exacerbado por la pandemia y la guerra en Ucrania, lo que ha llevado a un aumento de las intervenciones gubernamentales. Algunas economías han logrado beneficiarse de estas pugnas, como México y Vietnam, que han repuntado sus exportaciones a Estados Unidos después de que este multiplicara sus trabas comerciales a China.
Los últimos datos de la organización muestran que entre 1995 y 2019, el número de empleos dependientes de las exportaciones creció cinco puntos porcentuales a nivel mundial, hasta suponer casi tres de cada 10 puestos; en algunos países, esto ha permitido que los ingresos de los trabajadores menos calificados aumenten mientras se reducen los precios de los consumidores. El análisis incluye tanto el empleo en las industrias exportadoras como el que se genera en etapas anteriores en más de 60 países y excluye el año 2020 debido a los efectos de la pandemia.
Según el documento, la liberalización del comercio ha demostrado mejorar el bienestar general de las economías al impulsar el crecimiento y la creación de empleos bien remunerados. Sectores en expansión ofrecen nuevas oportunidades laborales, incluso para los trabajadores poco calificados. Esto ha ayudado a estabilizar la desigualdad salarial en algunos países, como Alemania, donde la brecha de ingresos entre los grupos de mayor y menor ingreso ha disminuido en un 10% entre 2022 y 2023. A nivel global, la prima por habilidades —diferencia de ingresos entre trabajadores altamente calificados y poco calificados— también se ha reducido, lo que sugiere un recorte de la desigualdad salarial en varias economías.
A pesar de este impulso en el mercado laboral, la OMC reconoce que hay personas que se van al paro o ven disminuidos sus salarios debido a la competencia extranjera. Por ejemplo, las regiones estadounidenses más especializadas en manufactura experimentaron una disminución relativa de los ingresos tras un aumento del comercio con China, mientras que las regiones más especializadas en agricultura y servicios tuvieron repuntes. De manera similar, las zonas de Alemania que concentraban las empresas textiles enfrentaron pérdidas de empleo cuando se estrecharon los lazos comerciales con China y Europa central, mientras que se expandió en los territorios con gran presencia del sector automotriz. El gigante asiático, por su parte, registró pérdidas en el empleo agrícola. Las personas con ingresos más bajos, los trabajadores con menos habilidades, los propietarios de pequeñas empresas y las mujeres son los colectivos que más se ven afectados por las medidas de apertura comercial.
Además, los principales beneficiarios de la globalización siguen siendo los países ricos. Las economías de bajos ingresos, que agrupan a más de 880 millones de personas, solo suponen el 1% del comercio mundial, una cifra que no ha cambiado desde 1995. Existe un segundo problema añadido: el resurgimiento de las políticas proteccionistas. Según la OMC, “hay una creciente carrera mundial por los subsidios que está distorsionando los mercados e inclinando el campo de juego económico a favor de las economías de altos ingresos y emergentes”. De seguir así, a largo plazo, la falta de una mayor inclusión en el comercio mundial puede obstaculizar el crecimiento sostenido y profundizar las disparidades económicas, según el informe.
La advertencia en este terreno se da en plena escalada de tensiones entre China y la Unión Europea por los subsidios al coche eléctrico. La consecuencia de que Bruselas subiera la tasa a estas importaciones ha sido que Pekín ha anunciado una investigación antisubvenciones sobre los productos lácteos importados de la UE, entre los que destaca el queso fresco y azul, la leche y la nata. Para España, esto se podría traducir en represalias sobre las exportaciones de carne de cerdo ―una industria que genera miles de millones de euros y miles de empleos—. El temor a que este golpe se produzca ha estado presente en el encuentro que se ha producido este lunes entre el presidente Pedro Sánchez y su homónimo Xi Jinping. “Una guerra comercial no beneficiaría a nadie”, ha asegurado el Ejecutivo español ante un foro de empresarios chinos y españoles.
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