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La deuda pública de la zona euro repunta por primera vez desde la pandemia

El pasivo aumentó medio punto, hasta el 88,7% del PIB, en el primer trimestre del año tras encadenar tres años de bajadas

deuda pública
Desde la izquierda y de frente, el ministro de finanzas belga, Vincent van Peteghem, el irlandés, Jack Chambers, y el comisario de Economía y Finanzas, Paolo Gentiloni, la semana pasada en Bruselas.OLIVIER MATTHYS (EFE)
Manuel V. Gómez

La deuda pública en la zona euro y en la UE, medida sobre el producto interior bruto (PIB), ha vuelto a repuntar tres años después. Apenas lo ha hecho en medio punto en ambos casos, pero suficiente para cortar una racha que se prolongaba desde comienzos de 2021, cuando tocó techo por los ingentes recursos que consumían las medidas económicas que se desplegaron para amortiguar el impacto de la pandemia. El rebote que hubo en la economía tras caer a plomo por la covid-19, más la inflación disparada de 2022 y buena parte de 2023, ayudaron mucho a rebajar la montaña ingente de deuda que se había acumulado en 2020. Pero ambas circunstancias han ido remitiendo y el pasivo ha aumentado ligeramente a comienzos de este año, hasta una cantidad equivalente al 88,7% del PIB de la eurozona, según Eurostat.

La ruptura de la tendencia mantenida desde hace tres años tiene un punto simbólico. Este verano la UE estrena las nuevas reglas fiscales que tienen como objetivo principal reducir el endeudamiento que el sector público ha ido acumulando tras pasar en los últimos 15 años por tres crisis sistémicas (la financiera de la pasada década, la provocada por la pandemia y la traída por el aumento de las cotizaciones de la energía que acabó por disparar la inflación). En todos los casos, el Estado salió al rescate de la economía y es así como el pasivo alcanzó la cota histórica del 99,3% del PIB al principio de 2021 en la zona euro y la del 92% en el conjunto de la UE. Después empezó una caída que ahora se matiza levemente, hasta el 88,7% y el 82% del PIB, respectivamente, vistos al comienzo de este año.

En el análisis desglosado por países ha tenido su importancia que en España, Francia e Italia, tres de las cuatro grandes economías de la zona euro, haya habido un repunte. Esos incrementos han sido compensados por los comportamientos de Alemania y Países Bajos. El desglose sirve también para apuntar hasta qué punto no va a ser fácil para los países más endeudados reducir su pasivo —los tres primeros tienen ratios de deuda superiores al 100% de PIB— frente a quienes tienen unas cuentas públicas más saneadas. Y, precisamente, son los mismos que tendrán que presentar en septiembre planes de ajuste fiscal a la Comisión Europea para rebajar esos niveles de endeudamiento y, al mismo tiempo, mantener niveles de inversión adecuados para no perder competitividad en las transiciones digital y energética.

A la hora de valorar la evolución de la ratio de deuda, hay que tener en cuenta no solo el volumen total de dinero que debe el sector público (casi 13 billones de euros en el primer trimestre del año) también la evolución del PIB nominal, es decir, aquel al que no se le descuenta la inflación. La ratio de deuda no es más que el cociente entre ambos. Por tanto, si la economía crece mucho, el indicador puede mejorar sin hacer ajustes presupuestarios, que es lo que ha pasado en los últimos años. En España, por ejemplo, en 2023 el PIB creció un 7% en términos nominales frente a un 2,1% cuando se resta la marcha de los precios. Esa diferencia es tan grande por la inflación.

Esta, además, ha desempeñado un papel importante en la recaudación. La subida de los precios ha hecho que los ingresos de los Estados, especialmente los procedentes del IVA, hayan subido mucho durante los últimos años. Y esto ha ayudado también a dar reducir los números rojos en las cuentas públicas.

Este es uno de los elementos por los que Daniel Fuentes, profesor de economía en la Universidad de Alcalá, apunta que la etapa de reducción rápida y fácil de la ratio de deuda toca a su fin. Ahora hay otras circunstancias a tener en cuenta, añade, como el estancamiento económico.

Ángel Talavera, director del departamento de Economía Europea de Oxford Economics, cree que hay esperar a ver si los datos del primer trimestre marcan tendencia. “Aunque los datos están ajustados por estacionalidad, creo que contienen bastante ruido y muchas veces pueden llevar a interpretaciones prematuras”, advierte. “Dicho esto, sí parece evidente que hay una ralentización en el proceso de reducción de déficits en muchos países, especialmente Francia, que es el más preocupante, y creo a nivel europeo veremos unas cifras de déficit y deuda en 2024 bastante parecidas a las de 2023″, añade. Abunda en esta última tesis que el déficit interanual en el primer trimestre de este año en la zona euro sea del 3%, solo una décima menos que hace un año, según Eurostat.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
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