_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La ignorada Carta Social Europea

Es un instrumento del Consejo de Europa, una institución que no pertenece a la Unión Europea

Sede del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), en Estrasburgo (Francia).
Sede del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), en Estrasburgo (Francia). MICHEL CHRISTEN (TEDH)
Andreu Missé

Europa precisa volver su mirada a sus raíces sociales si quiere recuperar la confianza de los ciudadanos. La inestabilidad política actual proviene del malestar social generado por el aumento de las desigualdades y del número de perdedores que ocasiona el vigente modelo económico. Europa tiene instrumentos para corregir la deriva.

A principios de julio tuvo lugar en Vilnius (Lituania) una importante conferencia sobre la Carta Social Europea que ha pasado desapercibida. La Carta Social Europea es bastante desconocida porque es un instrumento del Consejo de Europa, una institución que no pertenece a la Unión Europea. El Consejo de Europa (1949) fue la primera institución nacida tras la Segunda Guerra Mundial que mejor encarna las aspiraciones de los europeos de lograr una paz basada en la democracia, la justicia y la cooperación internacional.

El Consejo de Europa, al que pertenecen 46 países, nos ha proporcionado la Convención Europea de Derechos Humanos y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) con sede en Estrasburgo. Como apunta Timothy Garton Ash en Europa. Una historia personal, el Consejo de Europa “es una especie de hermano mayor que observa como su hermana pequeña, la Unión Europea, con más empuje prospera y se apropia sin ningún reconocimiento de sus mejores ideas”.

El Consejo de Europa también proclamó la Carta Social Europea en 1961, un importante compendio de derechos de los trabajadores, que se reforzó en 1988 y revisó en 1996. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos y la Carta Social Europea son referentes de derechos. Sin embargo, la Unión Europea no se ha adherido todavía al Convenio Europeo de Derechos Humanos.

Por otra parte, las instituciones europeas se vieron gravemente arrastradas por la ola neoliberal de los años 80. Unos de los reflejos más lamentables de esta deriva antisocial fueron las sentencias del Tribunal Justicia de la Unión Europea (TJUE), con sede en Luxemburgo, que otorgaron prevalencia a las libertades económicas frente a los derechos de los trabajadores.

El TEDH ha mantenido los principios. En 2021 emitió una sentencia (Holship Norge) en que estableció que el derecho de asociación de los trabajadores prevalece sobre las libertades económicas. El comisario Nicolas Schmidt negó tal interpretación, pero aseguró que se negociaba para “lograr que la adhesión de la UE al Convenio Europeo de Derechos Humanos sea legalmente posible de forma que refuerce la protección de los derechos fundamentales en Europa”.

La Declaración de la Hulpe (Bélgica) del pasado 16 de abril, firmada por las instituciones europeas y el Comité Económico y Social Europeo, acordó que la UE “debería mejorar aún más la cooperación con el Consejo de Europa y promover la Carta Social Europea”.

En Vilnius, Fernando Luján, dirigente de UGT, defendió la Carta Social Europea “como un instrumento político vinculante que “permite a los sindicatos tener un instrumento europeo para corregir las querencias hacia las libertades económicas para una economía mercantilista en detrimento de los derechos humanos sociales”. La confianza se recupera con hechos.

Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_