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Fallece Juan Miguel Villar Mir, exvicepresidente del Gobierno y decano de los constructores, a los 92 años

El fundador de OHL fue ministro de Hacienda en el primer Gobierno de la Monarquía

El empresario Juan Miguel Villar Mir en una imagen de 2018, en Santander.
El empresario Juan Miguel Villar Mir en una imagen de 2018, en Santander.Juan Manuel Serrano Arce (Getty Images)

El empresario Juan Miguel Villar Mir ha fallecido en la madrugada de este sábado a los 92 años, según confirman fuentes cercanas a la familia, tras varios días con graves complicaciones de salud. Apartado en los últimos años de la vida pública, fue uno de los empresarios de referencia desde los ochenta y decano de las grandes constructoras de España a través de OHL y de su Grupo Villar Mir, con importante presencia en el sector inmobiliario y en negocios industriales. Igualmente, ocupó la vicepresidencia en el primer Gobierno monárquico tras la muerte del dictador Francisco Franco. Un joven Juan Miguel encabezó entre 1975 y 1976 el ministerio de Hacienda bajo la presidencia de Carlos Arias Navarro. “Estuve en el primer Ejecutivo de la monarquía”, matizaba cuando se le relacionada con el franquismo.

Nacido el 30 de septiembre de 1931, su trayectoria estuvo trufada por el éxito, no pocas apariciones en casos de corrupción, de los que salió sin sentencia alguna, y una estrepitosa caída durante la crisis financiera tras haber mandado en OHL, Fertiberia y Ferroatlántica, o tener toda la influencia en Abertis y Colonial.

El via crucis empresarial de los últimos tiempos le obligó a salir del capital de su OHL por la elevada deuda que arrastraba el holding familiar Grupo Villar Mir. Todo el simbolismo que rodeó al forjador de una de las seis grandes constructoras españolas cotizadas, marqués y eterno candidato a la presidencia del Real Madrid, acabó desvaneciéndose. Su rascacielos en el norte de la Castellana, una de las conocidas como Cuatro Torres, fue vendido a un inversor asiático; grandes desarrollos hoteleros como el de Mayakobá, en México, cambiaron de manos; los hijos de Villar Mir perdieron toda influencia en la gestión de OHL, y su imperio empresarial quedó con una posición deudora incluso con la que fue su constructora.

Villar Mir se casó con Silvia de Fuentes Bescós en 1958 y fueron padres de tres hijos: Juan, Silvia y Álvaro, con distintas trayectorias en el mundo de los negocios. En 2011 el entonces rey Juan Carlos le concedió el título de Marqués.

Como Villar Mir no había otro en la construcción, según se decía en el sector. Conocía hasta la última señal de tráfico de la menor de sus autopistas; tenía influencia en la banca, con especiales lazos con el Santander; aterrizaba con su avión privado en cualquier aeropuerto de Oriente Medio y era tratado con honores; llegó a sentarse entre los más grandes en México o Brasil. Su empresa representaba el éxito de la internacionalización de la construcción casi como ninguna otra. En la obra pública convivía con otros notables como Florentino Pérez, Rafael del Pino o los Entrecanales. A toro pasado, muchos en el sector hablaron de un exceso de riesgo en los proyectos; de litigios internacionales que enterraron a OHL, o de excesiva cercanía a la clase política.

Villar Mir logró amasar una fortuna que lo situó entre los más ricos del país. Destacaba en el club de celebrities que conviven en el exclusivo ecosistema de Puerta de Hierro, en Madrid, o en la gaditana Sotogrande, y siempre se le relacionó con la derecha. Pero su dinero no entendía de filiaciones políticas y jamás dudó en ponerse al servicio de gobiernos socialistas. Siendo ya un octogenario activo no dudó, eso sí, en atizar con fuerza al presidente José Luis Rodríguez Zapatero una vez desatada la crisis financiera.

Ingeniero, en la Administración y en la empresa

Su padre fue Juan Villar Lopesino, militar de firmes convicciones monárquicas que tras refugiarse en la embajada de México pasó a zona franquista en julio de 1937 y que más adelante trabajó en una compañía de seguros. Su madre fue María del Carmen Mir.

Tenía una cabeza privilegiada. Estudió el bachillerato en el colegio del Pilar de Madrid y fue premio extraordinario en el examen de Estado. Ingresó en la Escuela Especial de Caminos y se licenció, en 1955, con el número uno de su promoción. Era doctor en Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Madrid. Casi simultáneamente se licenció en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y alcanzó la diplomatura de Organización Industrial en la EOI y del Economic Development Institute de Washington. Obtuvo la cátedra de Contabilidad y Legislación en la Escuela Universitaria de Obras Públicas y la de Organización de Empresas en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, ambas de la Politécnica de Madrid.

En 1955 solicitó la excedencia como técnico de Obras Públicas, puesto al que se accedía directamente tras terminar sus estudios, para saltar al sector privado y trabajar en Dragados y Construcciones como delegado (responsable de obras) en Andalucía. En 1958 ingresó como ingeniero del Puerto de Cádiz recuperando la condición de funcionario. En 1961, cuando tenía 29 años, fue nombrado subdirector general de Puertos y Señales Marítimas.

Villar Mir dio un giro a su trayectoria profesional convirtiéndose en empresario. En una entrevista explicó el proceso: “Antes que empresario, fui administrador de empresas. En realidad, me especialicé desde joven en salvar empresas. Un ex profesor que presidía Hidronitro Española, al borde de la suspensión de pagos, me comentó un día que los tres bancos propietarios estarían dispuestos a un último esfuerzo para salvarla, y preguntó si estaría dispuesto a estudiar el caso. A los pocos días le respondí que Hidronitro tenía salvación, y me hicieron presidente con plenos poderes; al año siguiente dábamos beneficios, y a los dos años el valor de las acciones se había multiplicado por 10″.

En 1973 compró la Sociedad General de Obras y Construcciones Obrascón, SA al Banco de Bilbao desde Altos Hornos de Vizcaya. Puso así la primera piedra (la O) de la que sería su gran compañía, OHL. Abandonó Altos Hornos de Vizcaya para entrar en diciembre de 1975 en el primer Gobierno de la Monarquía, presidido por Carlos Arias Navarro, como titular de la cartera de Hacienda además de ocupar la vicepresidencia para Asuntos Económicos del Gabinete. Permaneció en estos cargos hasta junio de 1976 y desde ellos promovió la reforma fiscal, sobre la que elaboró un libro blanco, y remitió al Congreso la ley de la Renta sobre las Personas Físicas. Negoció un crédito de 1.000 millones de dólares con la banca internacional y ofreció garantías de que podría instalar oficinas en España.

Sobre su paso por el Gobierno Villar Mir rememoró que “no presumo de ello, pero creo ser el único español que por dos veces rechazó ser ministro de Franco. Pero luego, creí que era obligado servir a mi país para salir de una situación difícil. Pero yo tenía vocación empresarial, no política, y en aquel Gobierno nos dimos prisa por hacer muchas cosas urgentes”

Tras su salida del Gobierno, se reincorporó a la presidencia de Hidronitro. Una pugna accionarial con la empresa francesa Pechiney le obligó a abandonar el puesto en enero de 1979. En 1982, la empresa Electra de Viesgo pasó a estar controlada por el Banco de Santander y Villar Mir fue nombrado presidente en 1983. Lo fue hasta junio de 1991. En 1987 presentó una oferta al Banco de Bilbao para comprar por una peseta Obrascón. Al año siguiente la empresa ya ganaba dinero. El propio empresario respondía en una entrevista por la receta de su éxito: “No hay secreto. Yo no tenía capitales, vengo de una familia de profesionales de clase media, sin antecesores empresarios ni parientes ricos. Solo tuve la gran suerte de tomar la presidencia de empresas que iban mal y sacarlas adelante. Esto me dio prestigio ante la banca y me facilitó la compra de Obrascón. Desde entonces, siempre he estado atento a lo que se presentara, pero al no tener dinero, solo podía comprar empresas en dificultades... cuantas más dificultades, mejor, y cuanto más grande la empresa, mejor”.

La forja de OHL se debió a sus posibilidades para aprovechar oportunidades, ya sea por su posición cercana a la política o por su visión, y encajar un complicado puzle: “Llegué a la conclusión de que Obrascón necesitaba tamaño para estar presente en todas las autonomías, trabajar en el extranjero y disminuir el riesgo cíclico de la construcción. Me moví para comprar otras constructoras en dificultades, y así, entre 1996 y 1999, integré 11 en total. Las más importantes, Huarte, que estaba en suspensión de pagos, y Laín. Junto con Obrascón forman el acrónimo de la cabecera OHL.” Fue nombrado presidente y su participación fue creciendo hasta superar el 50% de las acciones de la compañía.

Otra faceta muy destacada de la trayectoria de Villar Mir fue la de su interés por el Real Madrid. Alcanzó la vicepresidecia del club en 1995, pero dimitió por desavenencias con el presidente Ramón Mendoza, que le acusó de pretender apartarle del cargo. En 2006 presentó su candidatura a la presidencia, pero perdió la votación frente a Ramón Calderón, aunque hubo supuestas irregularidades en el recuento de votos que llevaron a impugnaciones y a recurrir el resultado por la vía judicial, que archivó el caso.

La caída de OHL

La crisis financiera atropelló a OHL con fuertes posiciones deudoras, presión que subió aguas arriba y atenazaba a un holding familiar en el que figuraban otros gigantes como Fertiberia o Ferroatlántica. Entre las soluciones posibles, Villar Mir se apoyó en el fondo monegasco Tyrus Capital, que desembarcó en la constructora en 2015 con un 8,4% en el marco de una ampliación de capital por 1.000 millones.

Los aplausos que Villar Mir solía recibir en cada junta de accionistas, cuando contaba con más del 50% del capital y se agolpaban los dividendos, comenzaron a tornarse murmullos, quejas y abucheos. La acción se desplomaba y los continuos esfuerzos de los partícipes, incluido el propio Grupo Villar Mir, no cerraban la sangría. El empresario, amigo personal del hoy rey emérito, Juan Carlos I, también se vio mezclado en tramas de corrupción en España de los que salió sin cargos: caso Lezo, tren de Navalcarnero o el de Son Espases. Finalmente, abandonó la presidencia de OHL en julio de 2016, que pasó a ocupar su hijo Juan Villar-Mir de Fuentes en una caída ya sin freno.

La compañía constructora cerró 2018 con unas pérdidas de 1.529 millones. Y el propietario no acertaba con la elección del consejero delegado. Por ese despacho pasaron Juan Osuna, Josep Piqué y el que consideraba pupilo, Tomás García Madrid, hasta que se consolidó otro hombre de confianza, José Antonio Fernández Gallar. En marzo de 2023, finalmente el empresario salía de la constructora cotizada, controlada actualmente por la familia mexicana Amodio y rebautizada como OHLA.

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