Amazon, una promesa de futuro encriptada en El Burgo y Villanueva
Los pueblos aragoneses donde la compañía se ha instalado viven con una mezcla de deslumbramiento y recelo el misterioso aterrizaje del gigante tecnológico
Algunos días, de manera aleatoria, como si de un extraño algoritmo se tratara, un grupo de japoneses se sienta en una mesa del restaurante Habitat de Sella, un ajardinado espacio para bodas y celebraciones en Villanueva de Gállego (4.700 habitantes, Zaragoza). “Piden siempre lo mismo: agua y jamón serrano”, dice un vecino del pueblo, “y se van igual que han venido, en una furgoneta sin marcas”. Todos piensan que son trabajadores del nuevo centro se datos de Amazon, una suerte de búnker a unos dos kilómetros y medio de distancia de esa población maña, junto al aeródromo. Nadie les ha visto entrar ni salir de ese lugar, rodeado de vallas y cámaras de seguridad, donde al mismo ritmo que crece la nube de datos confidenciales que deben procesar sus grandes torres de computadoras, lo hace una nube de misterio alimentada por los recelos de los vecinos.
La de Villanueva, emplazada en terreno municipal y de la comunidad de 76 hectáreas, es una de las tres sedes que la corporación estadounidense de comercio electrónico, considerada “la marca de venta al por menor más valiosa del mundo”, está levantando en Aragón. Hay otra planta cercana en El Burgo de Ebro (2.600 habitantes); y otra más en el cinturón industrial de Huesca (Plhus). Pero en los pueblos no hay ni rastro de “la sonrisa flecha”, el logotipo con el que Amazon ha conquistado al mundo. Nada que dé señales de su presencia, “pero ya están aquí desde hace más de un año y medio”, advierten los vecinos, que sí se percatan de las obras, las nuevas canalizaciones de agua y de los progresivos incrementos en los permisos para la obtención de energía de las subestaciones próximas, que recogen la producción de los muchos parques eólicos y de placas solares que rodean estas tierras sembradas de molinos de viento.
“Amazon está en Seattle, Dublín, Milán, Estocolmo, Londres, y El Burgo”, bromea orgulloso Vicente Royo (PSOE), alcalde de ese último municipio, a diez minutos de Zaragoza. Allí la empresa americana le ha comprado las 14 hectáreas de terreno en las que se ha instalado a una veintena de familias burgalesas que se mantienen en el anonimato “porque han firmado un contrato de confidencialidad”, explica Royo sin facilitar más datos.
Frente a los secretos y cuchicheos que proliferan por los pueblos, el pasado jueves, en un espectacular acto en la Torre del Agua –el edificio más alto de toda la región--, representantes de la compañía creada en 1994 por Jeff Bezos y del Gobierno de Aragón anunciaban al mundo –con grandes logos y potentes luces-- una inversión de 15.800 millones de euros en la región española y la creación de 6.800 empleos (directos e indirectos) a lo largo de los próximos diez años. “Nos ha tocado la lotería”, fue el primer pensamiento de los alcaldes, tras meses de “discretísimas conversaciones”, “negociaciones confidenciales”, de idas y venidas, de acuerdos y desacuerdos con enviados del gigante tecnológico.
“Nunca sabes quién es el jefe de todo esto, cada día aparece uno nuevo”, comenta Royo, dejando ver el halo enigmático que rodea a los distintos representantes de la compañía americana con los que han tratado (“en español y en inglés, con traductor”) y el desconcierto que causan en los pueblos. “Tendremos que adaptarnos a otras maneras”, añade este edil socialista, que antes de dedicarse a la política trabajaba en una de las muchas empresas del polígono industrial de su pueblo, impulsado en los años ochenta y que tradicionalmente ha empleado a buena parte de sus habitantes. “Desde hace décadas aquí apenas hay paro, quien no trabaja es porque no quiere”, asegura. Y recuerda que los empleos que promete Amazon “son muy especializados: ingenieros y técnicos informáticos”, por lo que no ve mucho impacto en el municipio.
Otro tanto sucede en Villanueva de Gállego, que igualmente cuenta con grandes e históricas empresas asentadas en su territorio. Es su alcalde, Mariano Marcén (Federación de Independientes de Aragón, FIA) , quien aporta la segunda secuencia de pensamientos que asaltaron a los alcaldes tras el sonado anuncio: “Bueno, en realidad, todo está por ver”, “de momento no hemos visto un duro”, “ni siquiera nos han dejado entrar a los centros de datos, pero ya les hemos hecho una tubería para que les llegue el agua de la red del pueblo hasta allí y que puedan refrigerar sus máquinas”. “El Gobierno de Aragón nos ha asegurado el suministro creando una charca presupuestada con tres millones de euros. Eso sí, Amazon no va a pagar impuestos de construcción como el resto de pequeñas y medianas empresas del polígono porque el proyecto ha sido declarado como de Interés General, que lo es, pero ¡a quien le ha tocado la lotería es Amazon!”, concluye este edil, con gestoría en Zaragoza, que confiesa: “En más de una ocasión las negociaciones se enconaron y nos dijeron que se iban a otro sitio”.
La nube invisible de Amazon se alza sobre sus herméticos centros de datos como una promesa de futuro encriptada para estos pueblos. “Se supone que, al rebufo de su presencia, vendrán otras empresas, nuevas necesidades, se creará un clima, un nuevo ecosistema, como ellos dicen”, argumenta Royo. “Es el futuro de lo que se va a trabajar, es Inteligencia Artificial, hay estudios que hablan de que siete de cada diez niños trabajarán en empleos que no existen ahora”, añade con autoconvencimiento, que suena casi a acto de fe.
Desde su desembarco, Amazon “ha cambiado de arriba abajo la sala de ordenadores del colegio de El Burgo y de la escuela para adultos”, aduce Royo. “Y ha financiado parte de la primera edición del Festival Vita Urbis, para impulsar el yacimiento romano de La Cabañeta”, añade. Y en Villanueva también ha contribuido con la jornada de plantación de árboles, financiando las bolsas de comida de los niños y en la celebración del Salón Anual del libro, junto a la Universidad de San Jorge, cuyas modernas y formidables instalaciones se encuentran en la localidad. Son precisamente los alumnos de esta universidad quienes, al parecer, más saben de ese centro de datos instalado en el municipio.
“Este mes de mayo organizamos el AWS (Amazon Web Services) Day, en la universidad, una jornada para dar a conocer a los alumnos cómo funciona un centro de datos como el de Villanueva, con gafas 3D”, explican fuentes de esta institución educativa privada la colaboración mantenida con la empresa americana. “La llegada a Aragón de un referente a nivel mundial como Amazon en la gestión y almacenamiento de datos y en la computación nos va a permitir aportar talento cualificado y directamente relacionado con el perfil profesional que demandan”, escribe la rectora Silvia Carrascal, en respuesta a EL PAÍS. “Creemos en un modelo de colaboración Universidad-Empresa para la formación integral de nuestros estudiantes”, agrega.
“Un vecino más”
“Como parte de nuestra misión de ser un buen vecino”, dice por escrito Suzana Curic, directora general de Amazon a preguntas de EL PAÍS, “siempre que nos instalamos en una localidad tenemos el firme compromiso de contribuir de forma local. Y esto lo hacemos a través de nuestro programa InCommunities, centrado en la contribución a la comunidad a través del apoyo local a asociaciones vecinales, institucionales educativas, proyectos de inclusión social e iniciativas de sostenibilidad”. Curic concreta que “por ejemplo, hemos ayudado a remodelar, modernizar y ampliar el aula de tecnología en el Colegio de Educación Infantil y Primaria La Cabañeta en El Burgo de Ebro. También hemos apoyado una nueva edición de Diversario, el Festival de Creatividad y Discapacidad de Cadis Huesca”. Y concluye: “El objetivo es ser un vecino más”.
En El Burgo y Villanueva, Amazon es aún un vecino casi invisible, una “empresa fantasma”, dicen algunos, una presencia enigmática que promete tanto futuro como la virgen de Lourdes. “Les vamos a pedir que nos ayuden a tener instituto de secundaria”, dice Royo. “Les pediremos que nos renueven también las aulas de informática, y entiendo que cuando empiecen a pagar e IBI y el IAE [Impuesto sobre Actividades Económicas] las arcas municipales lo notarán”, dice la teniente de alcalde de Villanueva, Susana González (PSOE). Y remata entre risas el alcalde Marcén: “En un municipio las necesidades son infinitas: ¡Al final diremos que queremos una playa en Villanueva!”.
Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.