El sector del dulce hace frente a la subida del precio del cacao: “Se vende lo industrial a precio artesanal”
Empresarios señalan que se está usando este producto con fin especulativo y estiman que los altos costes se mantendrán en la campaña navideña
Las cosas claras y el chocolate espeso, pero cada vez más caro. La industria del cacao mueve millones de euros anualmente en Europa, principalmente en Francia y Bélgica, pero las condiciones climáticas en los países productores como Costa de Marfil y Ghana han provocado que el incremento del coste de este fruto se encuentre en cifras desorbitadas en comparación con años anteriores. “El cacao industrial se está vendiendo a precio artesanal. Este incremento de precios, a largo plazo, va a provocar que el coste de los productos siga con esta tendencia al menos hasta la próxima campaña navideña”, señala Miguel Fernández, socio fundador de Club del Chocolate.
Respecto al último año, el cacao ha experimentado una subida que ha triplicado el precio por tonelada, pasando de los 3.000 a los 9.300 dólares. No se veía un incremento así de esta materia prima desde hace casi medio siglo, cuando el mercado encareció su coste para hacer frente a una crisis de escasez en los principales productores de África Occidental.
En el contexto actual, los distribuidores de cacao han dejado de lado a países africanos como Ghana, Sierra Leona o Costa de Marfil y están escogiendo regiones de Latinoamérica donde antes no invertían, como Colombia o Ecuador, por razones económicas y ambientales. Eso hace que, a pesar de la crisis del cacao, grandes empresas como Ferrero descarten un gran impacto en sus ventas: “No creemos que el incremento de esta materia pueda tener un efecto marcado en nuestras previsiones de facturación”, señala por correo electrónico un portavoz de la firma de origen italiano.
En España, son pequeñas empresas las principales víctimas del encarecimiento; y acusan a las grandes compañías de querer enriquecerse mediante este producto. “Nosotros no tenemos problemas de suministros, pero hay un grave problema especulativo en el que somos los grandes perjudicados”, señala Fernández. El chocolate es uno de los productos que no ha dejado de subir de precio y ya está casi un 123% más caro que a principios de año.
“Esta situación está presionando a toda la industria del dulce, independientemente del tamaño de la compañía, generando tensiones importantes”, indican en la Asociación Española del Dulce. Además, son pesimistas de cara al futuro más inmediato: “Aunque la incertidumbre es muy elevada, no parece que el problema se vaya a solventar próximamente”, añaden.
Otra de las víctimas de este fenómeno es la compañía de pastelería madrileña Viena Capellanes. “Estamos notando una importante subida de los precios, que se puede cuantificar entre el 25% y el 30% en el último mes”, señala un portavoz de la empresa. Menor es el impacto en productos en los que el chocolate se utiliza como elemento de decoración o de relleno, donde el coste “se ha incrementado entre un 6% y un 10%”, según los cálculos que hacen en la firma. Esta aún no ha trasladado el encarecimiento de la materia prima al precio final de sus productos, pero no descarta hacerlo en los próximos meses: “Es posible que tengamos que hacer un ajuste intermedio a mediados del año”, admite el portavoz. En Chocolates Trapa, empresa fundada por José María Ruiz-Mateos, afirman que también han notado el impacto en su economía porque han asumido la mayoría del incremento “para que el consumidor pague prácticamente lo mismo”.
El descontrol de los precios en origen está provocando que muchas empresas busquen la manera de protegerse del impacto. Es el caso de Lurka, dedicada al chocolate gourmet y con sede en en San Sebastián, donde relatan que han conseguido acordar el precio con su proveedor. Pero Cristina Castellanos, cofundadora de la firma, señala que es imposible evitar todos los efectos secundarios: “Es inevitable que nos incrementen entre uno y tres euros el kilo”. Por eso justifica la subida de importe de los productos que venden como las tabletas, que han pasado “de 6,90 euros a 7,5″.
Castellanos describe que muchos otros en el sector están comprando provisiones por el “pánico” a que los precios sigan subiendo en los próximos meses, “lo que está provocando que la manteca de cacao [que se usa para la elaboración de algunos productos] también siga encareciéndose”. “Hemos pasado de pagar nueve a 30 euros el kilo″, detalla la empresaria.
El 1 de enero de 2025 entrará en vigor una medida aprobada por la Unión Europea que obliga a certificar que productos agrarios como el cacao provienen de zonas no deforestadas. Esta es una de las principales medidas que ha tomado Bruselas para proteger la selva amazónica y las masas boscosas de África, que también se aplicará a productos como la soja, la palma, el café, el caucho, la madera o la carne de vacuno. Pero la Asociación Española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería (Asemac), considera que esa regulación no es realista debido a “las altas exigencias a las que se somete a las empresas del sector”. El secretario general de esta asociación, Jorge de Saja, señala que “hay una percepción general de que no se va a cumplir con el reglamento porque no se han puesto las medidas necesarias para su funcionamiento”.
Otras alternativas para bajar el coste
Un reciente análisis de Euromonitor Internacional apunta que las grandes empresas proveedoras de productos chocolate en grandes almacenes están haciendo frente al encarecimiento del cacao añadiendo más azúcar, endulzantes o caramelo. El estudio destacaba que el 40% de las barritas de chocolate están rellenas de caramelo o frutas con el objetivo de reducir los costes.
“La ley debería obligar a que si cualquier empresa realiza un cambio en los ingredientes de un alimento, tanto sustituyéndolos por otros como modificando sus porcentajes, durante un periodo determinado de tiempo, su etiquetado aclare de forma destacada que se ha producido esa modificación”, señala el portavoz de FACUA-Consumidores en Acción, Rubén Sánchez. Asemac responde que es “muy complicado” que las empresas utilicen algún sustitutivo del cacao porque “el consumidor lo demanda y nota cuando se utiliza otro producto”.
La crisis del cacao también ha llegado a la Chocolatería San Ginés en Madrid. Este local utiliza más de 100 kilos diarios de cacao para hacer su especialidad, el chocolate a la taza. Un portavoz de la empresa cuenta que, pese a la subida del chocolate en polvo, de momento no se han planteado trasladar el sobrecoste al cliente, pero no descartan tener hacerlo en los próximos meses si esta tendencia continúa. Otro temor es que el importe siga subiendo, puesto que ya son conscientes de que este año tendrán pérdidas económicas. Pero las empresas más tradicionales ven pocas opciones de reformular su estrategia y descartan cambiar la receta de sus orígenes: “Nuestro chocolate es muy conocido y no hay nada que lo sustituya”, dice el portavoz de la histórica chocolatería.
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