Más fe en un amigo que en un orientador: la mitad de los parados recurre a conocidos para encontrar un trabajo
Por cada desempleado que acude a una oficina pública, tres preguntan a su círculo más cercano. Los expertos apelan al “networking” como vía de regreso al mercado
Encontrar un empleo cuando se está en paro es un drama individual que muchos afectados tratan de resolver de manera colectiva. Esto es, recurriendo a amigos y familiares o al networking, antiguos compañeros de trabajo y contactos adquiridos durante la etapa profesional. Estos resultan los comportamientos más habituales entre los parados españoles.
Los datos que recoge la Encuesta de Población Activa del INE ponen de manifiesto que por cada persona que acude a una oficina pública buscando un empleo, tres apelan a un pariente o a sus amistades. En números del cuarto trimestre de 2023: mientras 550.000 parados se dirigieron al Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE); 1,5 millones pidieron ayuda a su entorno (el 56% del total).
Marta Navarro, de 31 años, realizó una formación profesional de Técnico en cuidado auxiliar y enfermería en Murcia. Hace tres años se quedó en paro y se dio de alta como demandante de empleo en la oficina pública, pero sin suerte. “Siempre he buscado empleo por mi propia cuenta, a mí en el SEPE no me han ayudado a encontrarlo. Al final siempre me he buscado yo la vida”, relata. De hecho, el primer puesto que encontró fue gracias, dice, a “hincharse” a mandar currículos. La última vez, su tutora de FP la recomendó para un puesto de auxiliar en una nueva residencia de ancianos que habían abierto. Es más, intermedió para que fuera seleccionada directamente junto a una amiga. Tuvo que entregar el currículum, aunque admite que fue una mera “formalidad”, porque a las 24 horas fue seleccionada. El proceso fue rápido: le llamaron un día entre semana, le dieron cita para la entrevista al día siguiente y a las dos o tres horas le dijeron que había sido seleccionada. Ahora tiene otro trabajo como moza de almacén. Y lo encontró, cuenta, gracias a que una vecina de su novio le dijo que estaban contratando en una empresa de logística, aunque puntualiza que “ella no metió mano para que trabaje allí”. “Yo fui la que envió el curriculum”, matiza.
La preferencia por la agenda de contactos como método para encontrar trabajo pone en entredicho la eficacia del SEPE, entre cuyas tareas está la de “gestionar el sistema de protección por desempleo y garantizar la información sobre el mercado de trabajo”, según recoge su carta de servicios. “La política de inserción que se está llevando a cabo es manifestamente mejorable”, advierte Mari Cruz Vicente, secretaria de Acción Sindical de CC OO. “Es cierto también que la gente acude a estas oficinas a dejar el currículum y no espera sentada a que le llamen”, añade. “Las oficinas públicas no son un sitio de referencia para encontrar un puesto de trabajo, no son competitivas”, se suma Jorge Calviño, vicepresidente de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos (AEDRH) y CHRO de AllFunds Bank. “Teniendo en cuenta las redes sociales y los portales de empleo que existen, no se han sabido modernizar”, analiza.
Sin embargo, Cristina Estévez, secretaria de Política Institucional y Políticas Territoriales de UGT, incorpora un matiz que justifica los malos datos del SEPE: “Aunque por su carácter estatal es el organismo que fija tanto el presupuesto como las directrices de las políticas activas de empleo en todo el país —que el Gobierno fijó en 2.803 millones de euros para 2023—, son los servicios provinciales y autonómicos los que tienen las competencias para utilizar ese dinero. Y hay algunos territorios que lo utilizan para pagar la nómina de los empleados o las reformas de los edificios en lugar de emplearlo en lo que deberían”, añade. Según los datos que maneja su sindicato, esta ausencia de dedicación conlleva que el 92% de los parados no haya recibido nunca una oferta de trabajo procedente de los servicios territoriales de empleo. “Los parados de larga duración son los que necesitan en mayor medida ayudas de corte asistencial prolongadas en el tiempo”, recoge un informe reciente elaborado por UGT.
Víctor C. acaba de encontrar un trabajo en Mérida (Extremadura). A sus 24 años, se graduó en Psicología en 2021 y después de completar dos másteres —el último hace apenas dos semanas—, está a punto de incorporarse a su nuevo puesto. “Encontré por InfoJobs una oferta de psicólogo, y el lunes me llamaron para hacerme una entrevista. La hice el martes y ya el miércoles me confirmaron que había sido aceptado”, detalla. Se trata de un empleo temporal, pero a jornada completa. Siempre que ha necesitado un empleo lo ha buscado a través de portales digitales, o enviando su currículum por correo electrónico “a ciertas asociaciones y fundaciones donde trabajan amigos” y “donde salían ofertas de empleo”. Es de Berlanga (Badajoz) y antes de mudarse a la capital extremeña ha rozado trabajos que no tenían que ver con su vocación, y que, por distintas razones, no ha podido realizar. Todos ellos gracias a contactos cercanos. “Me enteré de un puesto de profesor de academia de inglés por la madre de un amigo, pero al final no pudo realizarse por falta de alumnos”, cuenta. “También conseguí trabajo de camarero para un bar de mi pueblo, dado que la dueña me conocía y confiaba en mí, pero el bar se encuentra en obras y no ha podido abrir aún”, añade. Reconoce que su círculo de amistades le ha valido para encontrar trabajos en su localidad, pero no fuera de ella.
“Las colocaciones suponen solo una pequeña parte de las actuaciones de los servicios públicos de empleo. De hecho, en muchos casos, la intermediación se produce sin que se haya registrado una oferta como tal”, indican desde el Ministerio de Trabajo. “En cualquier caso, los datos avalan la labor de estos servicios que va mucho más allá de la intermediación directa. La formación y mejora de la empleabilidad permite a muchas personas incorporarse al mercado laboral o subir peldaños en su carrera profesional”, añaden.
Según los últimos datos que maneja el departamento que dirige Yolanda Díaz, en 2023, los servicios públicos dieron orientación a cerca de cuatro millones de personas, de las que más de 1,2 millones fueron jóvenes, y 2,8 millones, mujeres. En ese tiempo, más de un millón de las personas atendidas firmaron un contrato indefinido en los seis meses posteriores a ser orientados por los servicios públicos de empleo; y otro millón encontró un puesto de trabajo en los 12 meses siguientes.
El contrapunto a esta falta de acompañamiento por parte del SEPE se encuentra en el hecho de que muchas empresas no buscan satisfacer sus necesidades laborales de forma visible. “Entre el 70% y el 80% de las vacantes que existen se cubren en el mercado oculto”, señala Trinidad Vega, directora de Operaciones de LHH, perteneciente al Grupo Adecco. Esto es, las compañías priman las referencias que encuentran en portales de empleo o las recomendaciones que reciben de sus propios trabajadores por encima de otros mecanismos de búsqueda de talento. Pero hay más motivos: “Al hacerlo así, no es necesario que abran procesos de selección que les puedan resultar costosos en tiempo y dinero, a la vez que pueden mantener la confidencialidad de sus necesidades, bien porque no quieran dar visibilidad a sus urgencias, o porque busquen reemplazar a un trabajador en un puesto concreto sin necesidad de que este lo sepa”, completa Vega.
Sentimiento de vergüenza
Entre los métodos de búsqueda de empleo que contabiliza la EPA no se encuentra la opción de marcar a excompañeros de trabajo o contactos profesionales. Justamente, la vía más recomendada por los expertos. “El networking es clave”, apela Manuel Primo, director del máster en dirección de Recursos Humanos de la Universidad Europea. “Hay que moverse mucho en el mundo de contactos, preguntar a gente conocida, amigos, empresas... Ir a ferias de empleo o a cualquier jornada en la que se pueda dejar el currículum”, añade. “Tener una buena red de contactos que te permita acceder a las posiciones que haya libres o conocer las vacantes que existan en un momento determinado es fundamental”, se suma Calviño.
A pesar de tener claras estas directrices, suele ocurrir que acudir a terceros provoque, en muchos casos, un sentimiento de vergüenza en los demandantes. “Parece que pedir ayuda tiene mala prensa, porque el enchufismo, el ‘vengo recomendado’, es un estigma; pero la realidad es que tener un padrino nunca viene mal”, incide Primo. “Hay que tener en cuenta que el que recomienda a otro se está jugando su reputación, por lo que no me parece nada que juegue en contra del interesado”, conviene Calviño.
Un estudio sobre recolocación elaborado por Adecco evidencia que aquellos que tiran más de contactos son los parados de mayor edad. “Mientras que solo el 26% de los menores de 30 años lograron un empleo gracias a su red de contactos, el 45% de los mayores de 50 años lo hicieron por esta vía”, indica el informe, que justifica estos resultados en el hecho de que aquellos de menor edad cuentan con una agenda menos abultada por su falta de experiencia en el mercado.
Desajuste laboral
Sin embargo, la edad no es el único matiz a la hora de evaluar la eficacia del networking. El análisis de la compañía experta en recursos humanos —elaborado con una muestra de 12.000 participantes— también concluye que la categoría del puesto a cubrir es otra variable diferenciadora: mientras el 56% de los perfiles directivos se recolocaron gracias a su red de contactos, solo el 28% de los operarios de producción lo consiguió por esta vía.
Corregir el desajuste entre el número de vacantes que oferta el servicio público de empleo y las verdaderas necesidades de las empresas es uno de los desafíos que enfrentará la futura ley del empleo que ha impulsado el Gobierno, y que, según fuentes conocedoras de la negociación, se revitalizará en las próximas semanas, casi dos años después de haberse aprobado. Sin embargo, el dibujo inicial de este nuevo marco —que contempla la creación de una Agencia Estatal de Empleo que sustituirá al SEPE— no fue sometido a debate con los agentes sociales, y no cuenta con el visto bueno de los sindicatos, que reclaman que la atribución de los fondos a las comunidades tenga carácter finalista para que estas no pudieran derivarlo a otras partidas, algo que el Ejecutivo no baraja recoger. “Esta nueva ley también obligará a los empresarios a poner a disposición de los centros las vacantes que tengan”, recuerda Mari Cruz Vicente, de CC OO.
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