La aplicación de las reglas fiscales restaría hasta tres décimas al crecimiento de España en 2025
BBVA Research rebaja cinco décimas sus previsiones de crecimiento para ese año, hasta el 2%
“Lo que España ha hecho hasta ahora es traer el crecimiento del futuro hacia el presente, y ahora que vuelven las reglas fiscales lo que habrá es un efecto de consolidación”. Con este mensaje, BBVA Research ha advertido este miércoles de que, para seguir por la senda marcada por Bruselas en materia de deuda y déficit público, el país tendrá que sacrificar crecimiento económico. En concreto, prevé que el retorno al corsé presupuestario reste hasta tres décimas al Producto Interior Bruto (PIB) en 2025, quedando en el 2% al cierre de ese año según sus previsiones. La cifra supone un deterioro considerable de las perspectivas, pues hace tres meses el centro de análisis fijaba la tasa en el 2,5%. Las dos décimas restantes que recorta se deben al estancamiento de la productividad y al menor impacto del previsto originalmente del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
BBVA Research contempla un escenario base en el que el ajuste fiscal se lleva a cabo en un periodo de cuatro años. No obstante, aún está sobre la mesa la posibilidad de que los Veintisiete acuerden ampliar ese periodo temporal a siete años. En ese caso, el impacto sobre el PIB sería menor, aunque no pasaría desapercibido. En cualquier caso, reducir la presión que el Estado tiene de las cuentas públicas implica ajustes importantes y sostenidos en el tiempo que, según las previsiones, quitarán fuerza a la economía por los próximos años. En concreto, se prevé que los esfuerzos se prolonguen cuando menos por los próximos cinco años.
Las cifras hablan por sí mismas: a cierre de 2023, la deuda del conjunto de las Administraciones públicas fue del 107,7% del PIB, según el Banco de España. El resultado supone una disminución de casi cuatro puntos respecto al ejercicio anterior, pero se mantiene en máximos históricos en términos de volumen. El déficit, por su parte, fue del 4%, siete décimas menos que en 2022, pero también lejos del compromiso del 3% marcado con Bruselas.
Hasta ahora, el vigoroso crecimiento de la economía, unido a la fortaleza del mercado laboral y los récords de recaudación han permitido rebajar los ratios de deuda y déficit sin necesidad de aplicar ajustes. Por el contrario, el Gobierno ha inyectado recursos y rebajado algunos impuestos como parte de las medidas anticrisis para paliar los efectos de la crisis energética e inflacionaria. No obstante, parece que el combustible de la maquinaria se está agotando. La inversión privada tanto en España como en la eurozona está estancada, al igual que la productividad nacional. A ello se añade la posibilidad de que los costes laborales aumenten, lo que a la postre terminaría por limitar el avance del empleo. Otro condicionante en este terreno es el envejecimiento de la población, pues está reduciendo la disponibilidad de ocupados en edad de trabajar.
En el informe, BBVA recuerda que la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores y el mantenimiento del empleo solo serán posibles en un entorno donde mejore la productividad. Sin embargo, hasta ahora España sigue lejos de la media de la zona euro y, de hecho, se está distanciando de esa meta. El país tiene una productividad en términos de PIB por hora trabajada de 53 dólares, frente a 61 en 2022, según un informe de la OCDE. De acuerdo con el centro de análisis, el crecimiento promedio anual de la productividad laboral ha sido cercano a cero desde 2008, e incluso ha habido regiones en donde ha caído, lo que complica aún más el proceso de convergencia.
Mejor escenario en 2024
Lo que el país perderá en 2025, lo ganará en este año. BBVA ha elevado del 1,5% al 2,1% sus estimaciones de crecimiento para 2024 gracias al dinamismo del consumo público y privado, y a las exportaciones de servicios. Se espera que en los próximos meses, el país siga mostrando un mejor comportamiento que el resto de Europa impulsado por la caída en los precios energéticos y la moderación de la inflación. A ello se suma el cambio en los hábitos de consumo, donde los servicios han ganado protagonismo en la cesta de la compra.
La política fiscal también está siendo algo más expansiva de lo esperado. La prórroga parcial de las rebajas impositivas y el mantenimiento de los subsidios al transporte público se suma al incremento del Ingreso Mínimo Vital en un 6,9% y de las pensiones contributivas en un 3,8%. Por último, la política monetaria impuesta por los bancos centrales parece estar dando frutos, de forma que BBVA espera que la inflación siga retrocediendo a lo largo del año hasta alcanzar el 3,1% a cierre de 2024. Es casi medio punto por debajo de lo previsto en noviembre.
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