Estados Unidos cuestiona la cultura de la seguridad de Boeing en un duro informe
Una investigación de un grupo de expertos publicada por la autoridad aeronáutica revela miedo a represalias por denunciar las deficiencias
Miedo a represalias, falta de comunicación, desconexión... Un duro informe encargado por los reguladores estadounidenses y publicado este lunes pone en cuestión la “cultura de la seguridad” de Boeing en lo que supone un nuevo golpe para el fabricante estadounidense de aviones comerciales. Boeing está sometido a una estrecha vigilancia desde el accidente de principios de año en que un avión de Alaska Airlines perdió en pleno vuelo un panel que tapaba un hueco destinado a puerta de emergencia en otras configuraciones del avión, un 737 Max. Sin embargo, el informe realizado por un grupo de expertos y publicado este lunes por la Administración Federal de Aviación (FAA) es independiente de dicho suceso.
“La ley no encomendaba al grupo de expertos la investigación de incidentes o accidentes aéreos específicos, ni la formulación de recomendaciones sobre incidentes o accidentes aéreos concretos, que se produjeron antes o durante el trabajo del grupo de expertos”, señala el informe. “Sin embargo, en varias ocasiones durante las actividades del panel de expertos, se hicieron públicos graves problemas de calidad con productos Boeing. Estos problemas de calidad amplificaron las preocupaciones del panel de expertos de que los mensajes o comportamientos relacionados con la seguridad no se están aplicando en toda la población de Boeing”, añade.
Haya habido o no sesgo retrospectivo a raíz de esos incidentes, el informe es muy duro. “El panel de expertos observó una desconexión entre la alta dirección de Boeing y otros miembros de la organización en materia de cultura de seguridad”, dice el informe. Los entrevistados se preguntaron si los sistemas de notificación de seguridad de Boeing funcionarían de forma que garantizaran una comunicación abierta y la ausencia de represalias. “El panel de expertos también observó una aplicación inadecuada y confusa de los cinco componentes de una cultura de seguridad positiva (cultura de información, cultura justa, cultura flexible, cultura de aprendizaje y cultura informada)”, indica.
Los procedimientos del sistema de gestión de seguridad de Boeing “no están estructurados de forma que garanticen que todos los empleados entienden su papel”, afirma el informe. “Los procedimientos y la formación son complejos y están en constante cambio, lo que crea confusión entre los empleados, especialmente entre los distintos lugares de trabajo y grupos de empleados”, se indica en el documento.
El panel de expertos también detectó una falta de conocimiento de las métricas relacionadas con la seguridad en todos los niveles de la organización; los empleados tenían dificultades para distinguir las diferencias entre los distintos métodos de medición, su finalidad y sus resultados.
Además, aunque una reestructuración reciente ha mejorado las cosas, sigue habiendo lugar para represalias en materia salarial y de permisos para quienes den las señales de alarma. “Las entrevistas con los empleados revelaron desconfianza en el anonimato del programa Speak Up, lo que cuestiona la eficacia de este programa de denuncia. En última instancia, los empleados prefieren informar de los problemas de seguridad a sus jefes”, dice el texto.
“El grupo de expertos también detectó otros problemas en Boeing que afectan a la seguridad aérea, como la inadecuada consideración de los factores humanos en proporción a su importancia para la seguridad aérea y la falta de participación de los pilotos en el diseño y el funcionamiento de las aeronaves”, añade el informe, que incluye decenas de recomendaciones a Boeing y a la propia FAA para mejorar la seguridad.
En un plazo de seis meses a partir de la publicación del informe, Boeing debe revisar las recomendaciones y desarrollar un plan de acción para aplicarlas. A continuación, Boeing tendrá que compartir dicho plan de acción, incluido el calendario, con la FAA. “Se espera que la adopción satisfactoria de las recomendaciones mejore el nivel de seguridad proporcionado por Boeing a sus trabajadores, operadores y al público”, dicen los expertos.
El informe llega un día antes de que el consejero delegado de Boeing, Dave Calhoun, se reúna con el jefe de la FAA, según fuentes familiarizadas con el asunto citadas por Bloomberg. El ejecutivo ha presentado múltiples disculpas públicas desde entonces en un esfuerzo por acallar las críticas de reguladores, legisladores y clientes.
“Revisaremos cuidadosamente la evaluación del panel y aprenderemos de sus conclusiones, mientras continuamos nuestros esfuerzos integrales para mejorar nuestros programas de seguridad y calidad”, dijo Boeing en un comunicado este lunes.
Boeing sustituyó la semana pasada al jefe del programa 737 Max, según informó la empresa en una nota interna. Tras una carrera de casi 18 años en la compañía estadounidense, Ed Clark dice adiós a la compañía con efecto inmediato.
La compañía está tomando medidas para reforzar la calidad del programa 737, entre ellas inspecciones adicionales en su fábrica y en los principales proveedores y una mayor supervisión por parte de las líneas aéreas. También decidió detener la producción del 737 durante un día para volver a centrar a sus empleados en la calidad. Además, Boeing ha designado a un experto externo para dirigir una evaluación independiente en profundidad del sistema de gestión de calidad.
El siniestro, aunque sin consecuencias catastróficas, puso de nuevo a Boeing y su modelo 737 Max en el ojo del huracán después de que en 2019 se le retirara el permiso de vuelo —el fabricante estadounidense hasta suspendió su fabricación— a raíz de dos accidentes fatales que le costaron la vida a más de 300 personas en otra variante diferente a la que ha sufrido ahora el percance. En octubre de 2018 se estrelló en el Mar de Java, en Indonesia, el vuelo 610 de la compañía de bajo coste Lion Air operado por un 737 Max 8; pocos meses después, en marzo de 2019, fallecieron 157 personas en el vuelo 302 de Ethiopian Airlines en el mayor desastre aéreo de ese año también en un 737-8.
La compañía cerró el pasado ejercicio con unas pérdidas de 2.222 millones de dólares (unos 2.050 millones de euros). Aunque se trata de números rojos, su cuantía es menos de la mitad que los 4.935 millones de dólares de pérdidas del año anterior.
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