Renault anula la salida a Bolsa de su divisón de coches eléctricos
El grupo cancela su decisión al considerar que “las actuales condiciones del mercado de valores no se cumplen”
Renault ha anunciado este martes su decisión de no sacar a Bolsa finalmente su división de coches eléctricos, Ampere, una de las patas sobre las que el grupo francés ha fijado su hoja de ruta. La intención era efectuar la operación durante el primer semestre de este año, pero finalmente ha echado marcha atrás al considerar que “las actuales condiciones del mercado de valores no se cumplen para lograr de manera óptima la operación de venta de acciones” para los intereses del conglomerado galo y sus accionistas.
El grupo ya retrasó el año pasado la salida al mercado de Ampere, para la que tiene el compromiso para participar de su socio japonés Nissan y Mitsubishi, que estaban dispuestos a poner 800 millones de euros. El argumento era el mismo: la dificultad de hallar una valoración que considerara idónea. Finalmente lo ha descartado, después incluso de reclamar a los fondos de inversión europeos que apostaran por la industria del Viejo Continente. El consejero delegado de Renault, Luca de Meo, no obstante, llegó a asegurar en una reducida rueda de prensa con medios de comunicación de que el conglomerado automotriz francés tenía los recursos suficientes para echar a andar el proyecto a pulmón y sin la ayuda de nadie.
Pese a la buena marcha de Tesla en Bolsa y a la buena valoración que los mercados hicieron de la marca china Polestar, Ampere nace con cierto viento en contra, el del enfriamiento de las ventas de vehículos eléctricos que está llevando a una guerra de precios entre los actores mejor posicionados, sobre todo en China. Esa situación, que complica la rentabilidad por inversión, es probablemente la principal causa que le ha hecho una mala jugada a Renault, que preveía una valoración entre los 8.000 y los 10.000 millones de dólares (la misma capitalización bursátil de sus acciones). Y eso que juega con el legado de una marca histórica, con una plantilla de 11.000 trabajadores y con un objetivo claro de desarrollar en tres factorías del grupo del rombo (Douai, Maubeuge y Ruitz) un clúster para la fabricación de vehículos eléctricos para las marcas de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, en las que se incluye la marca Alpine. El objetivo: alcanzar el millón de unidades vendidas de coches eléctricos puros en 2031, con una facturación de 25.000 millones de euros (10.000 millones en 2025).
La incógnita es si el fiasco de la OPV acaba retrasando los planes de electrificación de Renault, cargados sobre la espalda de la nueva sociedad Ampere desde el pasado mes de noviembre, si bien en Renault mantienen sus estimaciones lanzadas en noviembre. Uno de los objetivos es que Ampere mantenga la senda histórica de Renault, de poner en el mercado coches populares. Por ejemplo, prevé ensamblar coches a baterías por unos 20.000 euros, franja en la que actualmente solo son capaces de competir fabricantes chinos. Además, Ampere será la compañía encargada del desarrollo del software para el grupo.
Ampere es la sociedad en la que Renault había depositado más esperanzas de futuro para elevar la rentabilidad del grupo. La otra es Horse, filial con sede operativa en Madrid, centrada en los motores de combustión (incluidos los híbridos) que comparte con el grupo chino Geely. En este caso, el negocio de la combustión se asienta sobre 15 centros de producción y con una facturación de 15.000 millones. España se impuso a Rumania en la carrera para acoger la sede de la empresa, que podría tener también entre sus accionistas a la petrolera Aramco.
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