Ferrovial avisa del riesgo de un impuesto de salida si quisiera llevarse la sede de Países Bajos
Los legisladores holandeses tramitan una norma para penalizar ciertos traslados de empresas al exterior
Ferrovial aspira a acogerse a exenciones fiscales en España en la fusión con la que trasladó la sede de la cabecera del grupo a Países Bajos. Sin embargo, ahora corre el riesgo de que en el futuro tenga que hacer frente a un “impuesto de salida” si decidiera mover su sede de dicho país, según advierte en el folleto que ha registrado ante la Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos (la SEC) para salir a cotizar en el Nasdaq. La ley que establecería esa barrera al traslado está aún en tramitación, ha sufrido cambios de redacción y en principio no afectaría a un cambio de sede a otro país de la Unión Europea.
Países Bajos tuvo su propio caso Ferrovial con Unilever. La compañía mantenía históricamente una doble sede para sus negocios en Reino Unido y Países Bajos, un vestigio de la fusión de la holandesa Margarine Unie y el grupo jabonero británico Lever Brothers. Decidió simplificar su estructura e inicialmente pensaba unificar su sede en Róterdam, en 2018, por el Brexit, pero canceló esos planes después de que el Gobierno holandés decidiera mantener una retención del 15% sobre los dividendos. Eso levantó una polvareda en el país y la respuesta fue la tramitación de una ley para imponer un impuesto de salida a las compañías que se llevasen su sede del país en determinados supuestos.
Unilever llegó a reconocer en 2020 que daría marcha atrás a la operación en caso de tener que hacer frente a la multimillonaria carga que habría supuesto. “Si el proyecto de ley se promulgara en su forma actual, los consejos creen que proceder a la unificación, si diera lugar a una carga fiscal de salida de unos 11.000 millones de euros, no sería lo mejor para Unilever”, dijo entonces a sus accionistas. La norma no se aprobó en aquel momento y Unilever completó su unificación en Londres ese mismo año.
La propuesta legislativa de un impuesto de salida, sin embargo, sigue viva, según describe Ferrovial en su folleto. “En virtud de una propuesta de ley actualmente pendiente ante el Parlamento neerlandés, el Impuesto de Salida DWT, se considerará que la sociedad ha distribuido un importe igual a la totalidad de su capitalización bursátil menos el capital desembolsado reconocido inmediatamente antes de que se produzcan determinados hechos, entre ellos si la sociedad deja de ser residente fiscal neerlandés a efectos de un convenio fiscal celebrado por los Países Bajos con otra jurisdicción y se convierte, a efectos de dicho convenio fiscal, en residente fiscal exclusivo de esa otra jurisdicción, que es la ‘jurisdicción habilitada”, explica en el complejo lenguaje que suele acompañar a los escritos ante los reguladores, más aún cuando se refieren a asuntos fiscales.
Esa especie de multimillonario dividendo ficticio (en el caso de Ferrovial podría estimarse en más de 20.000 millones de euros) estaría sujeto a una retención del 15%. Ferrovial explica que esa otra jurisdicción a la que se movería el domicilio fiscal para que se aplique el impuesto de salida debe ser distinta de un Estado miembro de la Unión Europea y del Espacio Económico Europeo y que no imponga una retención en origen sobre las distribuciones de dividendos, o que facilite atractivos fiscales equivalentes. Habría afectado de lleno en su día al caso de Unilever, pero también podría condicionar en un futuro a Ferrovial si quisiera trasladarse, por ejemplo, al Reino Unido o a otro país no miembro de la Unión Europea.
“El Impuesto de Salida DWT se ha modificado varias veces desde su propuesta inicial y se está debatiendo actualmente. Por lo tanto, no es seguro si el Impuesto de Salida DWT se promulgará y, en caso afirmativo, en qué forma. Si se promulga en su forma actual, el Impuesto de Salida DWT tendrá efecto retroactivo a partir del 8 de diciembre de 2021″, explica la compañía que preside Rafael del Pino.
Ferrovial ha defendido desde el principio que no se traslada a Países Bajos por razones fiscales, aunque admite el riesgo de que las autoridades tributarias españolas no lo reconozcan así. La principal diferencia entre la fiscalidad española y holandesa sobre beneficios es la exención de dividendos de las participadas, que en Países Bajos es total y en España del 95%. Si Hacienda concluye que la fusión mediante la que se instrumentó el traslado a Países Bajos no tuvo lugar por una razón empresarial válida, sino con la intención principal de obtener una ventaja fiscal, podría denegar el régimen de exenciones fiscales al que quiere acogerse Ferrovial.
En ese caso, el fisco podría hacer tributar las plusvalías afloradas, es decir, la diferencia entre el valor razonable de los activos no asignados a una sucursal en España y su valor fiscal previo. Ferrovial cree que el impacto sería en todo caso relativamente pequeño, pues afectaría solo al 5% de las plusvalías afloradas y al tipo del 25% del Impuesto sobre Sociedades. Además, la factura fiscal se vería reducida por las pérdidas compensables que Ferrovial tenía y los gastos deducibles, incluidos los gastos financieros y los créditos fiscales pendientes. Aun así, admite que aunque no sea ese su escenario central, podría “suponer un coste adicional significativo”.
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