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Nueva tarifa regulada e impuestos más altos: ¿qué esperar del precio de la luz en 2024?

A igualdad de cotización en el mercado mayorista, que fluctúa cada hora, el PVPC apunta a una ligera subida. Sigue siendo, sin embargo, la alternativa más económica para los hogares que pueden adaptar sus consumos

Compañias electricas
Un usuario consulta la factura de la luz en su teléfono móvil.ÓSCAR CORRAL
Ignacio Fariza

El nuevo año llega con importantes novedades en la factura de la luz. Algunas, como la subida del IVA y la recuperación de los impuestos especial y de producción eléctrica, afectarán antes o después a todos los consumidores, independientemente del tipo de contrato que tengan. Otras, como el nuevo sistema de cálculo del PVPC (Precio Voluntario del Pequeño Consumidor), solo a una de cada tres familias: las que están en el mercado regulado. El resultado de ambos cambios será —siempre a expensas de lo que ocurra en el mercado mayorista, que varía día a día y hora a hora— un recibo algo más alto, aunque lejos de los máximos de 2022 y de los primeros meses de 2023.

Cambios fiscales

La mayor variación en el nuevo año es de índole tributaria. El IVA de todos los contratos de la luz (del mercado regulado o del libre) pasa, desde este lunes, del 5% al 10%. Ahí se mantendrá hasta el 31 de diciembre: lejos del 21% que se pagaba antes de la crisis energética, pero el doble de lo que se venía abonando desde el otoño de 2022, cuando el estallido en el precio del gas llevó la luz a cotas hasta entonces desconocidas que, muy probablemente, nunca más se repetirán.

La subida del IVA no llega sola. Suben, también, los impuestos especial y de producción: el primero pasa del 0% al 2,5%, donde se mantendrá hasta finales de marzo; el segundo pasa del 0,5% (el mínimo permitido por la legislación comunitaria) al 3,5%. El impacto directo de ambas alzas será —respectivamente— sobre las empresas eléctricas y sobre el mercado mayorista. Pero acabarán llegando al consumidor final en forma de mayores precios.

Nuevo cálculo de la tarifa regulada

En junio, a poco más de un mes vista de las elecciones generales del 23-J, el Gobierno de coalición alumbró un cambio que Bruselas llevaba años reclamando y al que España llegaba con retraso: un nuevo método de cálculo de la tarifa regulada de la luz que incorporase referencias a plazo para hacerla menos volátil a costa de encarecerla algo. Se sacrifica, así, precio a cambio de estabilidad.

Hasta ayer, el 100% del término de energía de la factura regulada de la luz bebía del mercado diario: la subasta que celebra cada jornada el Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE) y en la que participan todos los productores de electricidad. Ya no será así. Desde este lunes, el mercado al contado supondrá el 75% del precio, mientras que el 25% restante se fijará en base a los contratos de futuro, más estables y previsibles, pero también algo más caros. En 2025, esa proporción pasará a ser del 40% y el 60%, respectivamente. Y en 2026 se llegará 55% y el 45%, la cifra que prevalecerá en adelante.

Adiós a la excepción ibérica

Con el cambio de año llega, también, el fin de la excepción ibérica, el tope sobre el precio del gas con el que se alimentan las centrales térmicas. Su entrada en vigor, en junio de 2022, permitió a España y a Portugal desligar el precio de la electricidad del gas y abaratar su factura respecto al resto de países vecinos. Así fue durante meses, hasta que la fuerte bajada en la cotización internacional del gas natural la dejó fuera de combate en febrero de 2023.

Dada su efectividad —ha ahorrado 5.000 millones a las familias— y su condición de seguro sin coste para el erario —es el propio sistema eléctrico quien compensa a los dueños de los ciclos combinados y de las centrales de cogeneración—, la intención del Gobierno español era solicitar a Bruselas una nueva prórroga, pero las resistencias de Bruselas le llevaron a descartar una petición que muy probablemente habría caído en saco roto.

Salvo que el precio del gas natural se dispare nuevamente por encima de los 65 euros por megavatio hora (MWh), algo que prácticamente ningún analista contempla. Hoy ronda los 32 euros, menos de la mitad.

...Y fin de la minoración del beneficio de las eléctricas

La excepción ibérica o tope al gas no es la única medida de urgencia cuya andadura acaba de concluir. Al no incluirla en su último decreto del año, el Gobierno da por terminada la minoración de beneficios de las eléctricas con el sistema que limitaba a 67 euros por megavatio hora (MWh) el precio de los contratos entre compañías.

En la práctica, eso evitaba que todo el sobrecoste se trasladase sobre el consumidor final y, sobre todo, que las eléctricas se hiciesen aún más de oro en los meses más crudos de la crisis. La reciente caída en el precio mayorista de la electricidad (ha promediado 75 euros en el último trimestre de 2023) reduce la trascendencia de este punto final.

¿Cuánto subirá el PVPC?

“La teoría dice que, con el nuevo mecanismo de cálculo, los precios bajos no serán tan bajos y los altos no serán tan altos”, esboza el consultor energético Francisco Valverde. Según sus proyecciones, si el mercado mayorista se comporta como en 2023, las subidas fiscales y el nuevo PVPC se traducirán en una subida de alrededor de 60 euros al año, unos cinco euros al mes.

José Luis Sancha, profesor de Modelado de Sistemas de Energía de la Universidad Pontificia Comillas, proyecta un aumento algo menor: de 2,3 euros mensuales, con el IVA como principal factor de la subida, seguido por la reinstauración de los impuestos especial y de producción —“que las compañías acabarán trasladando a los clientes”— y por el nuevo método de cálculo —”que se notará mucho más la subida en las horas de mayor generación renovable”—. Tanto los peajes como los cargos, recuerda, se quedan prácticamente en los mismos niveles que en 2023, así que en ese frente no hay ningún cambio. Ni al alza ni a la baja. Tampoco varía el alquiler del contador.

¿Qué me interesa más?

Pese a la subida, el PVPC seguirá siendo la mejor opción para la mayoría de consumidores, sobre todo, a quienes son capaces de concentrar su consumo en las horas más económicas: aquellas en las que la generación renovable es mayor. “Te merece la pena, sobre todo, si eres capaz de gestionar tu demanda y estar pendiente de poner el lavavajillas, la lavadora o el horno en las horas más baratas. Si no eres activo y quieres consumir y olvidarte de cuándo, quizá una tarifa precio fijo es lo tuyo. Depende un poco de cada caso”, resume Valverde.

Más allá del perfil de cada consumidor, sin embargo, hay una cosa clara: el margen de beneficio de las eléctricas es sensiblemente menor en el mercado regulado que en el libre, donde suelen añadir servicios adicionales, como seguros de averías, a unas tarifas de por sí más caras. “En el PVPC, las eléctricas tienen todo muy delimitado y ajustado. Si estás en el mercado libre tienes que estar dispuesto a cambiar de compañía, porque si te quedas siempre en la misma compañía al final siempre acabas pagando de más”, zanja Valverde.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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