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España perdió 154.800 millones de euros en 2022 por la salida de capital humano

El año pasado dejaron el país cerca de 532.000 personas, el mayor número en una década

Aeropuerto de San Pablo Sevilla
Un hombre con una maleta en el aeropuerto de San Pablo, en Sevilla, en agosto de 2020.PACO PUENTES (EL PAÍS)
Luis Enrique Velasco

España afronta un problema del que alberga recuerdos cercanos: el éxodo de trabajadores del país. En 2013, cuando la Gran Recesión iniciada en 2008 marcaba sus últimos compases, cerca de 532.000 personas cruzaron las fronteras. Una década después —y con la pandemia de la covid-19 de por medio—, el dígito vuelve a ser similar: 531.889 personas emigraron desde España en 2022, lo que según un estudio de la Fundación BBVA supuso una pérdida de 154.800 millones de euros en términos de capital humano para la economía. El dato, advierten los autores del informe, seguramente será mayor porque el cálculo se basa en una previsión de emigrantes inferior a la finalmente revelada este miércoles por el INE.

El estudio también destaca que la fuga de trabajadores condiciona la recuperación de un tejido productivo falto de personal disponible, y al mismo tiempo tensiona el sistema de pensiones, debilitado ante el acelerado envejecimiento de la población.

El otro frente abierto es el de las vacantes por cubrir en determinados sectores. Un mal en crecimiento y que se ha enraizado especialmente en el sector privado. El INE registró este mes un récord de 156.000 puestos disponibles sin cubrir. El problema bebe de dos fuentes: por un lado, no hay suficientes profesionales cualificados para cubrir puestos que demandan perfiles más técnicos como ingenieros o tecnólogos. Y por otro, persiste la sensación de que en algunas ramas los salarios no son atractivos, como en la hostelería o la agricultura o la construcción, según el informe El reto de las vacantes en España (elaborado por la patronal Cepyme).

La marcha de personas, de las cuales casi el 90% se encuentran en promedio en edad de trabajar, es preocupante especialmente si el vacío que dejan no es compensado con la llegada o el retorno de trabajadores extranjeros, subraya la investigación publicada esta semana. Aunque pone en relieve que este valor puede ser capturado y aprovechado por los países destino para aumentar su capacidad productiva y su riqueza. Según un análisis del Banco Mundial, el capital humano representa el 64% de la riqueza total de la economía global.

Los patrones que marcan esta última salida están principalmente relacionados con la formación. En 2022, los emigrantes que solo contaban estudios primarios fueron un 37%, cuando en 2019 esta cifra rondaba el 30%. Mientras que el número de estudiantes que poseían estudios superiores y no obligatorios, es decir, los que han ido a la universidad o que han cursado formación profesional, computaron casi la mitad (48,9%) de salidas en su conjunto. Esta es una cifra que se ha mantenido constante.

Distribuidos por edades, los emigrantes entre los 25 y 34 años supusieron en 2022 un tercio del total; un porcentaje similar al existente antes de la pandemia. Mientras que los mayores de 55 años representan solo el 23,6%.

Ambos factores, formación y juventud, contribuyen a incrementar el valor presente de las rentas laborales brutas a generar en adelante y, por tanto, el valor del capital humano de los emigrantes, reza el estudio. Los destinos de estas personas fueron principalmente la Unión Europea (38,7%), seguida por Sudamérica (19,8%) y el Reino Unido (12,7%).

Un auge de llegadas

En 2022 llegaron a España 1.258.894 migrantes, según los datos del INE, lo que dejó un saldo positivo de 727.005 personas: el dato más elevado en los últimos 10 años. En su mayoría, ciudadanos de Colombia, Marruecos y Ucrania. Aunque no existe un informe que mida el valor del capital humano que este amplio volumen deposita en la economía del país, Lorenzo Serrano, autor del estudio de Fundación BBVA, explica que la economía podría incluso tener un saldo positivo de capital humano ante un volumen de llegada tan amplio y que no se ha repetido en los últimos 10 años.

La inserción de migrantes en el mercado laboral ha sido vital para alcanzar los niveles récord de empleo a los que ha llegado la economía española al cierre de este año. Nunca antes la proporción de trabajadores extranjeros había sido tan alta (14,1% o tres millones), a los que se sumarían los de doble nacionalidad (4,7% o un millón). Ambos grupos solventan la pérdida en capital humano que dejan los expatriados.

¿Cómo se calcula el valor del capital humano?

En el cómputo del valor del capital humano se incluye la contribución de las personas a la producción presente y futura, es decir, el valor de las rentas brutas esperadas de la población en edad de trabajar a lo largo del resto de su vida. Por lo mismo, depende de las tasas de actividad, las cuotas de paro, la productividad en el trabajo y la esperanza de vida de los individuos, así como los niveles de formación o experiencia laboral.

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