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La guerra por el poder en Mediaset que ha acabado con la salida de Borja Prado

El presidente del grupo dueño de Telecinco dejará el cargo tras disentir de la línea editorial y mantener una soterrada pugna con el consejero delegado

Borja Prado Mediaset
Borja Prado durante su intervención en la Junta de Accionistas de Mediaset España, el pasado marzo en Madrid.Luis Miguel González / MEdiaset

Mediaset España se dispone a cerrar una etapa de profundas tensiones internas con la próxima salida de su presidente, Borja Prado, después de apenas un año y medio en el cargo. Durante este tiempo las relaciones del financiero con el equipo directivo que encabeza el consejero delegado, Alessandro Salem, han sido de máxima tirantez. La guerra por el poder en el seno de la compañía propietaria de Telecinco y Cuatro ha discurrido en paralelo al proceso de fusión con su matriz italiana, Media por Europe (MFE), a una remodelación de los contenidos y una notable crisis de audiencia.

Prado llegó a Mediaset como miembro del consejo de administración en 2005 y en abril de 2022 fue nombrado presidente del grupo tras la marcha de Alejandro Echevarría, que ocupó ese cargo durante 26 años. Su antagónica visión del negocio ha sido, según fuentes de Mediaset, una de las causas de su salida, que fue adelantada la noche del lunes por El Economista. “A diferencia de Echevarría, Prado siempre quiso opinar sobre la gestión y los contenidos”, aseguran. Prado aspiraba a desempeñar un papel preponderante en la línea editorial de Mediaset. A través de un comunicado, la compañía informaba en noviembre del año pasado de que el presidente asumiría “las labores de apoyo y colaboración a la línea editorial de los programas informativos”.

Sin embargo, estas funciones nunca se llegaron a materializar. Pocos meses más tarde, Salem puntualizaba en una entrevista en EL PAÍS, que las competencias de Prado quedaban reducidas a las relaciones institucionales y rechazaba cualquier interferencia en el terreno de los espacios de noticias. En junio de este año, tras la fusión transfronteriza de Mediaset España y Mediaset Italia, el nuevo organigrama situaba como hombre fuerte a Salem, mientras que Prado conservaba la presidencia y asumía las relaciones institucionales. Los encontronazos de los dos directivos se han manifestado de manera visible en este tiempo. Fueron especialmente agudos durante la última campaña a las elecciones generales, en la que ambos pugnaban por ver quién recibía a los políticos que acudían a la sede de Mediaset en Fuencarral para ser entrevistados en los distintos espacios.

Las injerencias de Prado en la gestión y en los contenidos ya generó tensiones en la etapa en la que Paolo Vasile era el primer ejecutivo de la compañía. “Opinaba sobre todo. Quería influir en Sálvame, en la serie sobre Rocío Carrasco [la segunda temporada] o en el digital Nius”, comentan fuentes de Mediaset. “Pero quien quitó Sálvame de la parrilla no fue Prado ni Vasile, sino Salem”, matizan.

La salida de Vasile, justo con el comienzo de 2023, recrudeció la guerra por el poder. Hasta entonces, la gestión, los contenidos y los informativos estaban en manos del directivo italiano. Con la llegada de una nueva cúpula, amparada por la familia del ex primer ministro Silvio Berlusconi, principal accionista de MFE, se enconan las enemistades. “Peleaban incluso por ver quién aparecía en la fotos en momentos de representación institucional o actos oficiales”, recuerdan en Mediaset.

El control de los programas de entretenimiento y de los informativos ha abierto otro frente. Productoras como La Fábrica de la Tele, responsable de Sálvame, Socialité, Todo es mentida y Chester, están perdiendo peso en favor de Unicorn Content, encabezada por la periodista Ana Rosa Quintana, y de Mandarina, que está detrás del programa de cotilleos De viernes. Precisamente este martes La Fábrica de la Tele ha anunciado que rompe oficialmente con Mediaset, con lo que se dejan en el aire sus tres programas conjuntos.

En el territorio de los informativos, Mediaset ha puesto al mando a Francisco Moreno, que fue administrador único de la radiotelevisión autonómica canaria, y ha fichado también al conductor del Telediario 2 de TVE, Carlos Franganillo, para presentar el noticiero estelar de Telecinco. Con estos movimientos, la cadena privada aspira a recuperar a una audiencia que en los últimos años ha cambiado de frecuencia y se ha ido, sobre todo, al espacio que presenta Vicente Vallés en Antena 3.

Fuentes cercanas a la cadena señalan que, en principio, el objetivo era orientar los informativos claramente hacia el PP, pero que el fracaso de Alberto Núnez Feijóo en la investidura y la victoria de Pedro Sánchez obligaron a cambiar el paso. “Es evidente que la cúpula de Mediaset no es afín al Gobierno, pero con estos movimientos han querido mandar una señal”, indican. No obstante, no solo se habla de política en los informativos: el programa de Ana Rosa Quintana se adentra en los polémicos desahucios, la inseguridad ciudadana o las manifestaciones contra la amnistía, pese a la promesa realizada por Salem de que no se hablaría de política en las tardes de Telecinco.

Duopolio televisivo

Pese a los cambios en la parrilla, los canales principales de Mediaset no han dejado de perder audiencia. En el mes de noviembre concentraron un 25,1% de cuota de pantalla, frente al 27,5% de Atresmedia. Ambos operadores, que acaparan 13 canales de televisión, mantienen una posición hegemónica en el sector audiovisual español. El duopolio se percibe de manera especial en el terreno de la publicidad, donde recaudan más del 80% de la inversión televisiva.

Tras su marcha de Mediaset, que se espera se materialice este mes, Prado volverá a centrarse en el mundo financiero, en el que se mueve con soltura y tiene más experiencia. El todavía presidente de Mediaset era el hombre de confianza de Silvio Berlusconi para sus negocios en España. Uno de los más importantes para el grupo audiovisual italiano se acaba de cerrar: la fusión entre Mediaset España y Media for Europe, un holding con sede en Países Bajos, donde se unifica todo el negocio audiovisual de la familia Berlusconi.

La experiencia de Prado en el mundo de las finanzas fue uno de los grandes avales para nombrarle presidente de Mediaset y encarar la fusión. El directivo ha trabajado como consejero de Rothschild España, vicepresidente de UBS en España, vicepresidente de Lazard y presidente de Almagro Asesoramiento e Inversiones. Pero sobre todo está considerado uno de los hombres de negocios clave de Italia en España. Uno de sus cargos más destacados en el mundo financiero fue en Mediobanca, el principal banco transalpino, cuya filial española creó en 2007. Desde ese puesto medió, entre otras operaciones, en el pacto entre ACS y la italiana Atlantia para la compra conjunta de Abertis en 2018.

Paso por Endesa

La presidencia de Endesa, donde desembarcó en 2010, fue su gran trampolín. Llegó a la eléctrica tras la polémica toma de control de la italiana Enel y con el visto bueno del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Meses después de abandonar la compañía en 2019, con un finiquito de 15 millones que recibió entre sueldo e indemnización tras salir de la eléctrica, se incorporó como accionista minoritario (15%) a Key Capital, un banco de inversión independiente, de referencia para Florentino Pérez. Con esta firma fue uno de los grandes impulsores de la creación de la fallida Superliga de fútbol junto al presidente del Real Madrid. Prado abandonó la firma financiera el verano pasado, tras algún desencuentro con el también presidente del grupo ACS, para centrarse en su puesto al frente del consejo de Mediaset España.

Prado es, además, gestor del fondo de private equity Peninsula Capital, donde administra alrededor de 3.000 millones confiados por el fondo soberano de Qatar (Qatar Investment Authority). Las inversiones financieras no son su único negocio: es un gran aficionado a la caza y los toros y en 2013 compró la prestigiosa ganadería Torrealta, situada en Medina Sidonia (Cádiz).

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