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El Gobierno portugués renuncia al control público sobre TAP y venderá más del 50%

Tres grupos europeos han mostrado interés por la aerolínea, que afronta la segunda privatización de su historia

Aviones de la aerolínea TAP aparcados en el aeropuerto de Lisboa.
Aviones de la aerolínea TAP aparcados en el aeropuerto de Lisboa.Rafael Marchante (Reuters)
Tereixa Constenla

La aerolínea portuguesa TAP volverá a manos privadas por segunda vez en su historia. El Gobierno luso aprobó hoy un decreto donde establece la venta de “al menos” el 51% de la compañía, lo que en la práctica significará que renuncia a seguir controlando la empresa, que fue salvada de la quiebra en 2021 con una inyección de 3.200 millones de euros en ayudas públicas. El único porcentaje que se concretó hoy será una participación minoritaria del 5%, que se dejará en manos de los trabajadores. “No está aún definido si será privatizado el 51%, el 60%, el 70% o incluso, como ya admitió el primer ministro [António Costa] el 100%”, señaló el titular de Finanzas, Fernando Medina, tras el Consejo de Ministros.

La intención del Gobierno portugués es culminar la privatización en 2024, cuando la compañía cumple 79 años. Medina explicó que buscan un socio industrial y conocedor del negocio aeronáutico. “No pretendemos permitir la entrada de inversores financieros, que pretendan alienar partes del capital. Deben ser operadores del sector relevantes, con escala y con comprobada idoneidad”, indicó. Además de recalcar que no están interesados en las ofertas de fondos de inversión, el ministro de Finanzas también advirtió de que la oferta económica no será el principal factor que influya en la decisión. “No vamos a vender TAP al mejor postor”, sostuvo el ministro de Finanzas.

Entre los criterios que más pesarán en la elección del comprador figuran el plan que presente para la aerolínea, así como el refuerzo del hub de Lisboa o la creación de empleo en el sector aeronáutico. Medina subrayó el valor estratégico de la aerolínea lusa por “su conexión privilegiada con el mundo lusófono, en especial con Brasil” y con Estados Unidos y Europa.

La compañía ha despertado el interés de algunos de los principales grupos europeos, como IAG (British Airways-Iberia), Air France-KLM y Lufthansa. El ministro de Infraestructuras, Joao Galamba, recordó que en anteriores operaciones de concentraciones en el sector aeronáutico, como las de Iberia y British Airways o la de Air France y la holandesa KLM, los países afectados lograron “salvaguardar sus objetivos estratégicos, como la manutención del hub”. “No hay motivo para tener ninguna angustia”, indicó Galamba.

La venta se ha puesto en marcha coincidiendo con el saneamiento de las cuentas de TAP, que volvió a dar beneficios en 2022 después de cinco años de pérdidas que la colocaron al borde de la quiebra y forzaron al Estado a nacionalizarla para evitarlo. La buena racha ha continuado durante el primer semestre de este año con un aumento de los ingresos del 44% y un beneficio de 22,9 millones de euros. En los últimos meses, sin embargo, ha sufrido una importante crisis de reputación debido a la sucesión de escándalos relacionados con la gestión pública de TAP, que incluyó el despido de la anterior presidenta ejecutiva, Christine Ourmières-Widener, que ahora reclama en los tribunales una indemnización de 5,9 millones de euros.

La primera privatización de la aerolínea se aprobó en 2015 durante el mandato del primer ministro conservador Pedro Passos Coelho y contó entonces con el rechazo rotundo del socialista António Costa. En aquella ocasión la empresa fue adquirida por David Neelemann, propietario de las líneas aéreas Azul. La Fiscalía investiga ahora si hubo una práctica irregular en esta operación, ya que Neeleman negoció con Airbus para alterar un pedido de compra de aviones, que le habría reportado 227 millones de dólares (212 millones de euros), utilizados para entrar como accionista principal en 2015. La venta fue revertida en parte cuando Costa llegó al Gobierno pocos meses después. Entre 2015 y 2020, la empresa estuvo en manos de Neeleman y del Estado portugués, que finalmente se hizo con el control total cuando la aerolínea se hundió con la pandemia.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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