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La vivienda vacía crece en la España despoblada mientras se reduce en las grandes ciudades

El parque de casas sin utilizar disminuye un 40% en dos décadas en las seis mayores capitales, pese a que en el conjunto del país ha subido un 24%

Viviendas abandonadas en Villajoyosa Alicante
Estructuras de viviendas abandonadas en Villajoyosa (Alicante), en una imagen de archivo.Gianluca Battista
José Luis Aranda

España tiene más de 3,8 millones de casas vacías y un sinfín de problemas para lograr que esos inmuebles entren en uso y ayuden a paliar el problema de accesibilidad a la vivienda. Un análisis publicado este miércoles por Tinsa, a partir de un detallado examen de los datos censales del Instituto Nacional de Estadística, destaca que el número de viviendas vacías ha crecido un 24% en las dos últimas décadas, pese a que en relación con el parque total se ha mantenido relativamente constante. Si los 3,1 millones de pisos vacíos de 2001 representaban el 14,8% del total de viviendas que tenía entonces España, los 3,8 millones de 2021 (último dato disponible en el instituto estadístico) suponen un 14,4%. Esa proporción estable sugiere para la mayor tasadora española que “no existe un ajuste perfecto entre oferta y demanda en el mercado y que, por tanto, siempre va a existir cierto volumen de vivienda vacía”.

Pero los datos también manifiestan otros motivos que explican el desajuste. Entre los más llamativos figura la polarización que se observa entre las ciudades y la España vaciada. Así, mientras en el conjunto del país el número de viviendas desocupadas elevaba un 24% en 20 años, en las 52 capitales de provincias el inventario se redujo en un 32%. Y en las seis ciudades con más de medio millón de habitantes (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza y Málaga), la caída todavía ha sido mayor: si en 2001 sumaban más de 444.000 casas vacías, en 2021 la cifra se había reducido al entorno de las 266.000, un 40% menos.

En contrapartida, son zonas interiores y del noroeste peninsular las que tienen mayores porcentajes de casas vacías respecto a su parque total. Las provincias donde este fenómeno es más acusado son Ourense y Lugo, donde alrededor de cuatro de cada diez casas están desocupadas (un 43,7% en la primera y un 37,3% en la segunda). Otras siete provincias interiores (Ciudad Real, Cuenca, Salamanca, Segovia, Soria, Teruel y Zamora) tienen al menos una de cada cuatro casas vacías. “Los movimientos de población”, explica el informe, “han tenido un ritmo superior al de la generación de nuevo suelo edificable y al de la construcción de nuevas viviendas en las zonas que actúan como polos de empleo y como foco turístico”. Y como consecuencia se ha producido una polarización en la que “la escasez de oferta de vivienda ha tensionado los precios residenciales, generando problemas de acceso para una parte creciente de la población, mientras que, en el resto de las zonas, la población ha disminuido y, con ello, múltiples viviendas han quedado vacías”.

No obstante, si se mira en términos absolutos, son lógicamente provincias muy pobladas, como Barcelona o Alicante, las que presentan un mayor número de casas vacías. Y es que, en general, los volúmenes de casas desocupadas son importantes en todas las provincias de la costa mediterránea. Para Tinsa, se trata de una cicatriz todavía visible del desenfreno inmobiliario que vivió España en la primera década del siglo XXI. Porque, junto con las dinámicas demográficas antes descritas, el otro gran motivo que explica la presencia de pisos a los que no se da uso es la “obsolescencia de la oferta construida durante la burbuja”.

El informe cree que la combinación de “bajos estándares de calidad” con “ubicaciones secundarias que han perdido atractivo” explican la presencia de muchas viviendas vacías en provincias a priori muy pobladas y con atractivo turístico, tanto en el litoral como en las islas. Es decir, las zonas “donde se construyó más intensamente durante el bum inmobiliario”. El análisis incluso encuentra “una alta correlación positiva entre la vivienda vacía y la vivienda no principal”. Es decir, que en las provincias donde tienen más peso las segundas residencias (que per se no forman parte de la definición de vivienda vacía, ya que cualquier casa a la que se dé un uso regular, por poco frecuente que sea, se la excluye de esta categoría), también se observa más porcentaje de viviendas vacías. “La actividad promotora sostenida en estas ubicaciones a pesar de la existencia de vivienda vacía, confirma la obsolescencia y pérdida de atractivo ante las nuevas construcciones”, señala la tasadora.

Pero la despoblación o la falta de atractivo de los inmuebles no son los únicos problemas para tratar de recuperar viviendas vacías. El estudio de Tinsa también refleja que, fruto del estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008 y de la larga recesión que siguió, muchas de las casas vacías están inmersas en complejos procesos judiciales. Esto lo relacionan con la ocupación ilegal, “un fenómeno polémico, pero presente” que, añade el informe, “no deja de ser un síntoma de una disfuncionalidad grave del mercado inmobiliario”.

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Sobre la firma

José Luis Aranda
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS, diario donde entró a trabajar en 2008. Escribe habitualmente sobre temas de vivienda y referentes al sector inmobiliario. Es licenciado en Historia por la Universitat de València y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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