La Casa Blanca insiste en la intervención militar en México para acabar con los carteles: “Es una promesa del presidente al pueblo americano”
La portavoz de Donald Trump, Karoline Leavitt, y el asesor del Gabinete, Stephen Miller, se suman a la escalada de presión contra el Gobierno de Sheinbaum


Raro es el día que desde algún rincón de la Casa Blanca no se escuche el deseo de Donald Trump de abrir definitivamente la puerta a una intervención en México. De modo directo o con eufemismos, como “ayuda” o “asistencia militar” en la lucha contra el crimen organizado. Este jueves le ha tocado el turno a Karoline Leavitt, la portavoz de la Casa Blanca, que ha optado por una inquietante elipsis al ser preguntada sobre hasta dónde están dispuestos a llegar en México. Ha hablado esta vez de “medidas adicionales”, además de recordar que “es una promesa del presidente al pueblo americano”. Un día antes, otro peso pesado, el influyente jefe adjunto de gabinete de la Casa Blanca, Stephen Miller, fue más explícito al comparar la campaña actual contra el narcotráfico, o “narcoterrorismo” como lo llaman en Washington, con la ofensiva contra Al Qaeda y el Estado Islmámico.
El propio Trump dijo al inicio de la semana que “estaría de acuerdo” con lanzar ataques en territorio mexicano como los que ha ordenado en el Pacífico y el Caribe. La presidenta Sheinbaum respondió al magnate republicano, como lo hace cada vez que se produce una subida de tono desde la Casa Blanca. “No va a ocurrir”, dijo la mandataria mexicana.
Las últimas arremetidas vienen espoleadas por distintas voces del universo MAGA. Varios de sus voceros, de Steve Bannon a Alex Jones, han aprovechado las protestas de este sábado en México contra el Gobierno para insistir en la mano dura al otro lado de la frontera. De hecho, los voceros del trumpismo comparten algunos de los eslóganes más repetidos durante la marcha, como que México es “un narcogobierno”. El Ejecutivo mexicano denunció que detrás de la protestas, supuestamente espontáneas y lideradas por jóvenes, estaban organizaciones internacionales de ultraderecha.
La campaña de Trump contra el narcotráfico, muy localizada en tres países que no son precisamente sus aliados en la región, México, Colombia y Venezuela, cuenta con una andamiaje legal desde principios de este año. En enero, un decreto declaraba como terroristas a un puñado de grupos criminales, entre ellos seis mafias mexicanas. Una medida que, sobre el papel, abría la puerta a las intervenciones militares en territorio de terceros países.
En lo que va de año, la Casa Blanca ha hundido ya más de 20 supuestas narcolanchas en las aguas del Caribe y el Pacífico, sumando por lo menos 80 ejecuciones extrajudiciales en el proceso. En ese contexto resonaron las declaraciones de este jueves de Leavitt contra México y las “medidas adicionales que se reserva el presidente”. Las palabras de la portavoz de la Casa Blanca comenzaron, como también es habitual, con un cumplido a Sheinbaum para luego lanzar el golpe. “La presidenta ha sido muy colaborativa en la lucha contra la inmigración ilegal y las drogas en la frontera sur. En todo caso, el presidente está muy interesado en tomar medidas adicionales. Lo ha dicho varias veces, ha sido claro. Es una promesa que ha hecho al pueblo americano. Su equipo de seguridad nacional lo está discutiendo”.
En la misma línea se pronunció Miller, que es una de las voces que acostumbra a calificar a México como un Estado “dirigido por carteles criminales”. En la misma línea insistió en afirmar que “toda la franja de nuestra frontera sur, en el lado mexicano, está bajo el control de estas organizaciones narco-terroristas. Lo que ocurre allí, lo deciden y lo controlan ellos. No hay cuestión más esencial de seguridad nacional que el desmantelamiento de estas organizaciones”. Y deslizó que “del mismo modo que Estados Unidos usó fuerzas militares y recursos para ir contra Al Qaeda y contra Estado Islámico”, la fórmula es aplicable contra “los cárteles que en este hemisferio controlan territorio, disponen de sus propias fuerzas y moldean resultados políticos asesinando a dirigentes a voluntad para dominar gobiernos enteros”.
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