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El FMI pide a la eurozona endurecer más la política monetaria y ajustar los déficits públicos

El organismo ve prioritario acabar con una inflación que seguirá siendo elevada durante un tiempo

Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional.
Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional.PATRICK T. FALLON (AFP)
Antonio Maqueda

La incertidumbre es una mala compañera de viaje. Pero con toneladas de esta tienen que cargar las autoridades en su periplo para tratar de sacar la economía de una trampa de inflación y crecimientos bajos. Justo el martes, uno de los halcones más insignes, el gobernador del Banco de Holanda, Klaas Knot, hablaba de esperar y ver si hacía falta o no una nueva subida de tipos en septiembre, adicional a la que se da por hecho en julio de 0,25 puntos. Sin embargo, un día después, el Fondo Monetario Internacional apunta en la dirección opuesta en su informe anual sobre la eurozona, el llamado Artículo IV. Ve prioritario acabar con una inflación que, según sus previsiones, va a seguir moderándose, aunque seguirá alta durante algún tiempo. Así que señala que hace falta endurecer más la política monetaria en la zona euro. Si bien matiza que el BCE debe seguir con su postura de mantenerse flexibles y permanecer atentos a los datos para tomar las decisiones.

Los directores ejecutivos del FMI recomiendan también que se sigan reduciendo, de manera gradual y predecible, las tenencias de bonos de deuda que acumula el Eurobanco y que han permitido financiar los abultados déficits generados desde la pandemia. Es más, la institución con sede en Washington insta a reducir los desfases presupuestarios. Por dos razones: una porque ayudaría a contener la inflación. Y dos, porque es esencial salvaguardar la sostenibilidad fiscal de muchos países con deudas elevadas. Con el fin de lograr esos ajustes del déficit que reclama, deberían suprimirse las medidas aprobadas para aliviar el impacto de la inflación y ahorrarse cualquier ingreso extraordinario que se obtenga, explica. Aunque no lo menciona, España es uno de esos Estados con una ratio de endeudamiento sobre PIB que supera el 100% y con un déficit público en cifras superiores al 3%.

La encrucijada de la zona euro es evidente: por un lado, el consumo se ralentiza por la inflación y el sector manufacturero sufre una contracción de la actividad. Por otro, los mercados laborales están sobrecalentados con una importante falta de mano de obra y los salarios empiezan a repuntar con mucho vigor en los países del norte. Sorprende la fortaleza de la demanda de servicios, sobre todo de turismo y hostelería, en un contexto pospandemia. Y se espera que el periodo estival refuerce esta dinámica. La gran incógnita es qué ocurrirá con la ralentización de la economía del euro una vez pasen las vacaciones.

En medio de esta delicada coyuntura, Klaas Knot ha indicado que otra subida después de julio no está garantizada. “Hasta ahora hemos estado preocupados principalmente por el riesgo de persistencia de la inflación”, dijo el gobernador holandés en una entrevista concedida a Bloomberg. Pero esta dinámica podría cambiar: “Es cierto que cuantas más subidas se produzcan, este equilibrio de riesgos está cambiando gradualmente y también hay que prestar más atención a los riesgos de hacer quizás demasiado”, concedió. El gobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco, una de las palomas más destacadas en el Consejo de Gobierno del BCE, ha declarado que la inflación podría bajar más rápido de lo que el Eurobanco preveía debido a la acusada caída de los costes energéticos y su impacto cada vez mayor. Aunque no se espera que el banco central abandone su línea dura hasta que el IPC subyacente descienda, este tono más suave abriría la puerta, a la espera de más datos, a una primera pausa tras 12 meses de subidas en los tipos de interés.

Por su parte, el FMI recuerda que la economía europea ha mostrado una gran resistencia al golpe provocado por la guerra de Ucrania. Sin embargo, según describe, la actividad se debilitó de forma significativa durante la segunda mitad del 2022 y entró en una recesión técnica suave a principios de 2023, conforme se endurecían las condiciones financieras, los salarios reales descendían y la confianza de los consumidores retrocedía. Sin embargo, de cara a los próximos meses, el organismo vaticina que el crecimiento volverá poco a poco a coger fuelle a pesar del empeoramiento de las condiciones de financiación. Espera que durante 2023 y 2024 la actividad vaya recobrando impulso, apoyada en la recuperación del poder adquisitivo en un entorno de mercados laborales con vacantes al alza. El repunte de la demanda exterior y la desaparición de los shocks de oferta también ayudarían a esta mejora de las perspectivas. El Fondo prevé que el PIB de la eurozona crezca un 0,9% este año y un 1,5% el que viene.

Respecto a la evolución de los precios, el Fondo destaca que recientemente la tasa de inflación ha caído de manera intensa. Pero subraya que la subyacente, aquella que resta los componentes más volátiles como la energía y los alimentos, está siendo mucho más persistente. Pronostica que las tasas de inflación deberían descender más al disiparse los shocks energéticos que la agudizaron y aumentar el impacto de las subidas de tipos sobre la demanda. Pero aun así, cree que los indicadores del IPC continuarán elevados por un periodo prolongado.

Riesgos en el horizonte

La institución que dirige Kristalina Georgieva admite que la incertidumbre alrededor de estas previsiones es elevada. Y alerta de que todavía existen riesgos en el horizonte como el de nuevas turbulencias financieras que provoquen una contracción del crédito y una aversión mayor al riesgo. También subraya como un riesgo que la inflación sea más persistente debido al crecimiento de los salarios, lo que podría obligar a una política monetaria restrictiva durante más tiempo. Advierte sobre la posibilidad de que la demanda exterior sea más débil en un momento en el que la economía china se resiente. Y recuerda que aún podrían producirse nuevos shocks si hay otra escalada en la guerra de Ucrania.

Pese a que considera que los bancos europeos están bien de capital y liquidez, el FMI recalca la importancia de una supervisión y regulación fuerte para evitar problemas financieros por la valoración de los activos, la liquidez, la financiación o la exposición a los mercados inmobiliarios. En este sentido, la institución pide que la UE complete su unión bancaria y financiera con el fin de reforzar la resistencia de la economía europea frente a las perturbaciones. Aboga por una capacidad fiscal europea que sirva para estabilizar la actividad y asegure los servicios públicos. Sostiene que es importante proteger la inversión en los procesos de ajuste fiscal. Y defiende reformas e inversiones que eleven el crecimiento a la vez que respaldan la transición digital y verde.

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Sobre la firma

Antonio Maqueda
Periodista de la sección de Economía. Graduado en Periodismo en la Universidad de Navarra y máster por la Universidad de Cardiff, ha trabajado en medios como Cádiz Información, New Statesman, The Independent, elEconomista y Vozpópuli.

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