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Musk contra Zuckerberg, primer asalto

El lanzamiento de Threads intensifica el choque entre Meta y Twitter, que continúa sumergido en el caos provocado por su dueño multimillonario

Logo de Threads en un móvil junto a la cuenta de Elon Musk en Twitter. Foto: DADO RUVIC (REUTERS) | Vídeo: EPV
Luis Pablo Beauregard

La semana pasada se llevó a cabo la conferencia de Sun Valley. La cita anual, convocada por el banco de inversión Allen & Company, reúne en un resort de Idaho a los ejecutivos más importantes de Silicon Valley, de las grandes empresas mediáticas y de entretenimiento y algunos líderes políticos. Conocido como el campamento de verano de los milmillonarios, la cita ofrece cuatro días de conferencias y la posibilidad de completar algunos hoyos de golf con las personas más poderosas del mundo. La fortuna de los participantes que acudieron el año pasado superó el billón de dólares. Este miércoles, en el seno de ese exclusivo club salió un mensaje: el respaldo a que Mark Zuckerberg y Elon Musk se líen a puñetazos en una pelea de artes marciales mixtas.

El aval a la pelea que ha despertado el morbo de todo Silicon Valley no salió de cualquiera. Fue desde el escenario durante una charla del magnate de la ultraderecha Peter Thiel con Marc Andreessen, quien encabeza uno de los fondos de capital riesgo más importantes de la meca tecnológica. Andreessen hizo su fortuna siendo un inversor temprano en el navegador Netscape y poniendo capital semilla para Facebook, donde tiene un asiento en el consejo de administración. De acuerdo con el periodista Dylan Byers, el ejecutivo aseguró que el presunto combate entre Zuckerberg y Musk suponía recuperar la forma en la que dos humanos se defendían en el pasado.

Todavía no hay fecha ni lugar para la pelea, ni hay indicios de que vaya a realizarse más allá del sí que han dado los dueños de Tesla y Meta. Sí existen algunos guiños. Esta semana, Israel Adesanya, un luchador profesional de la liga de artes marciales mixtas UFC, subió a Instagram una fotografía con Zuckerberg y otro luchador, el campeón Alexander Volkanovski. Los tres hombres aparecen con el torno desnudo y musculoso. “Es un honor entrenar con ustedes”, comentó Zuckerberg, el empresario de 39 años y quien aparece con una enorme sonrisa.

El mundo no tiene que esperar a que Musk y Zuckerberg se encierren en una jaula. El combate ya ha comenzado. El lanzamiento de Threads, un clon de Twitter hecho por ingenieros de Meta, ha acelerado el choque de los gigantes de Palo Alto. Bastaron cinco días a la red social para alcanzar los 100 millones usuarios, un hito para cualquier plataforma. “Eso es solo por demanda orgánica y ni siquiera hemos comenzado a hacer promociones”, escribió Zuckerberg el lunes. Musk, en cambio, amenazó con demandar a su rival por robo de secretos comerciales.

La historia de Zuckerberg y Twitter no es nueva. El empresario intentó comprar la red social en octubre de 2008, como se cuenta en el libro Hatching Twitter (Empollando a Twitter), de Nick Bilton. Entonces, el consejero delegado de Facebook se reunió para explorar la compra con Ev Williams y Biz Stone, dos cofundadores de la plataforma de microblogging, que tenía 11 millones de usuarios. Estos pusieron sobre la mesa la cifra de 500 millones de dólares. Para presionar, Zuckerberg sugirió en correos electrónicos que su equipo tarde o temprano podría desarrollar una herramienta parecida a la plataforma. El consejo rechazó la operación, en parte porque consideró que habría problemas en la cultura laboral de ambas tecnológicas.

Entre los nuevos usuarios de Threads se encuentra @elonmuskjet, que publica los movimientos del avión privado del dueño de Tesla. La cuenta tuvo su origen en Twitter en 2020, pero fue suspendida en diciembre, menos de dos meses después de que Musk cerrara la adquisición de la plataforma por 44.000 millones de dólares. El emprendedor había dicho antes que no suspendería este tipo de cuentas como señal de su compromiso en la libertad de expresión.

Meta no ha actualizado desde entonces la cifra de usuarios, pero este viernes el encargado de Threads aseguró que seguían el buen paso. “Es solamente el octavo día y el crecimiento, retención y las interacciones son mucho mayores a lo que esperábamos a estas alturas”, aseguró Adam Mosseri, el líder de Instagram y uno de los padres de la nueva red social. Pero este avance ha sido puesto en duda por empresas independientes. Sensor Tower y Similarweb, empresas que analizan el tráfico en internet, afirman que ha disminuido un 25% el ritmo de llegada de nuevos usuarios. El tiempo promedio de navegación también ha bajado, pasando de 20 minutos a 10.

Los analistas económicos en Estados Unidos han decretado este “el verano de Zuck”. El empresario parece haber frenado el avance rumbo al metaverso, una realidad virtual que enfrentó muchas críticas. También llevó a cabo recortes dentro de la compañía, una medida que ha sido secundada por todas las grandes empresas del sector en los últimos 18 meses. Desde noviembre, unas 21.000 personas han sido despedidas del gigante. Wall Street ha tomado bien la reducción de la plantilla. Las acciones de Meta se han triplicado desde octubre, colocándose arriba de los 300 dólares por título. Son las segundas con mejor desempeño en 2023, solo por detrás de las del fabricante de microprocesadores NVIDIA.

En la otra esquina del cuadrilátero, las cosas no han sido fáciles. Antes del lanzamiento, Elon Musk y su equipo cercano se enfocaba en aumentar los ingresos por publicidad en la plataforma, que han caído un 60% comparado con los primeros cinco meses de 2022. La meta es que la compañía ingrese 3.000 millones, una cifra que está por debajo de los 5.100 que entraron en la anterior gestión. Este es el principal objetivo para Linda Yaccarino, la consejera delegada elegida por Musk para encabezar la empresa.

Tras el lanzamiento de Threads, Musk publicó el viernes pasado un gráfico con la que asegura que su uso de la red social ha aumentado un 3,5% semanal. También ha elevado su perfil de emprendedor anunciando una nueva compañía dedicada a la inteligencia artificial y que competirá con OpenAI, que creó ChatGPT. En una charla este viernes, Musk y el equipo de la firma, xAI, no especificaron qué productos ofrecerán ni cuando estarán disponibles.

El golpe de efecto no ha sido suficiente para olvidar el caos que ha marcado a Twitter en las últimas semanas. Han vuelto usuarios de la derecha más radical, le han abierto las puertas al polémico presentador despedido por Fox News Tucker Carlson y se ha limitado el número de publicaciones que pueden ver quienes no pagan por el servicio.

En medio de todo esto, Musk ha abierto otro frente de batalla. Decidió llevar a los tribunales en San Francisco al despacho legal que le hizo cerrar la operación de compra de Twitter. X Corp, la compañía propietaria de la red social, ha demandado por “enriquecimiento ilícito” a Wachtell Lipton Rosen & Katz, una de las firmas más reputadas del mundo para fusiones y adquisiciones. Los abogados, según la demanda, facturaron 90 millones de dólares por el caso. Es uno de los despachos más exclusivos. Además de cobrar sus servicios por horas, la firma pedía un adelanto de 200.000 dólares, además de un porcentaje del resultado de la transacción, según información desprendida de un juicio que llevaron a cabo hace algunos años contra el inversionista Carl Icahn. Los abogados cobran al menos 1% para las operaciones menores a 250 millones de dólares y un 0,1% para asuntos superiores a los 25.000 millones de dólares. Si el juicio avanza, Marck Zuckerberg no será el único peso pesado que Elon Musk combatirá.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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