_
_
_
_
_

Bruselas avanza en el diseño del euro digital para que sea compatible con el efectivo

La Comisión Europea propone que el dinero electrónico no sustituya al metálico sino que lo complemente

Manuel V. Gómez
El vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, junto con la comisaria de Servicios Financieros, Mairead McGuinness.
El vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, junto con la comisaria de Servicios Financieros, Mairead McGuinness.Virginia Mayo (AP)

La Comisión Europea y el Banco Central Europeo ya han dado los primeros pasos para poner en marcha el euro digital. El Ejecutivo comunitario ha lanzado ya su primera propuesta de armazón legal de ese bitcoin oficial que, en todo caso, no busca sustituir al dinero en metálico. “Queremos asegurar a todos los que están preocupados por que el euro digital quizá sustituya al euro en metálico, que el metálico está para quedarse”, ha señalado el comisario de Economía y Finanzas, Paolo Gentiloni, en la presentación de la propuesta, algo que aclaran con énfasis los responsables de las instituciones de la UE una y otra vez.

Uno de los argumentos con los que explican en la Comisión Europea el paso dado este martes es que cada vez hay más ciudadanos que prefieren pagar a través de métodos electrónicos, un 55%, según una encuesta que recogen las autoridades europeas. Los mismos datos muestran que todavía un porcentaje significativo de población, el 22%, se siente más cómodo con el dinero en metálico. Al resto, le da igual. Estos números explican la aclaración retirada de que el euro digital no viene a sustituir al euro en metálico. También el hecho de que esas cifras no se distribuyen de forma homogénea por el área monetaria. En Alemania, por ejemplo, sigue siendo muy importante el efectivo, por eso su ministro de Finanzas, Christian Lindner, ha hecho mucho hincapié en la necesidad de que no haya sustitución cada vez que el Eurogrupo ha abordado este tema.

“El euro digital facilitará los pagos en la zona del euro. Aportará a los pagos digitales una experiencia similar a la del dinero en efectivo, al permitir a los usuarios pagar y transferir dinero con un alto grado de privacidad y, a diferencia de muchas otras soluciones de pago digital, incluso sin conexión a Internet”, explica la Comisión en un comunicado.

En el mismo texto, también apunta que la iniciativa tiene algo de movimiento defensivo frente a las criptodivisas: “Los criptoactivos no denominados en euros, si se generaliza su uso para los pagos, podrían socavar la estabilidad de nuestro sistema monetario. Por lo tanto, es importante establecer una forma digital del euro para garantizar que las personas, las empresas y las entidades públicas sigan teniendo acceso a una forma pública de dinero en euros que sea accesible y aceptada en cualquier lugar de la zona del euro y en cualquier momento”. Desde luego, el BCE y Bruselas no son los únicos que se plantean esto ahora: “Unos 100 bancos centrales en todo el mundo trabajan en esto”, ha señalado Gentiloni.

Como sucede con el dinero en metálico, la norma propuesta reserva al BCE, que lleva más de un año haciendo pruebas y estudios, la prerrogativa de la emisión de moneda, en este caso digital. Aunque para acceder a ella, los ciudadanos deberán pasar por la ventanilla de la banca comercial.

La propuesta legal hace énfasis en la protección de los datos personales y el anonimato en el uso del euro digital. De nuevo, vuelven a explicar fuentes de la Comisión, que no hay diferencia en este campo entre lo que supondrá el uso del dinero en metálico y el digital, ya que los bancos centrales, ni el europeo ni los nacionales (Banco de España, por ejemplo) tendrán acceso a esa información.

En los planes de la Comisión, está que el euro digital pueda manejarse, por ejemplo, a través de aplicaciones en los teléfonos móviles y que permita estar disponible incluso cuando no hay acceso a Internet u otras conexiones, algo que no sucede con otro tipo de mecanismos de pagos electrónicos. En su razonamiento, la medida también ayudaría a frenar la exclusión financiera, ya que ofrece un nuevo método de pago y de acceso a efectivo en un momento en que desaparecen oficinas bancarias y cajeros automáticos: si en 2016 había 420.000 cajeros en la UE, en 2022 quedaban 370.000.

Algo en lo que también han hecho énfasis los responsables comunitarios en la diferencia con otros medios de pago o de instrumentos financieros: “No estamos hablando de tarjetas de crédito, hablamos de dinero en efectivo en formato digital”, ha aclarado la comisaria de Servicios Financieros, Mairead, McGuinness, por tanto, estaría disponible sin comisiones.

Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_