El turismo afronta su verano más caro

El turismo encara el verano con una ambición: batir el récord de actividad de 2019, antes de que la pandemia paralizara los viajes. Todos los pronósticos apuntan a que la meta es alcanzable. Pero también existen dudas sobre el impacto que tendrá el encarecimiento de los precios en un momento de pérdida generalizada de poder adquisitivo por la inflación y las subidas de los intereses hipotecarios. “Quizás el entusiasmo que se percibía hace unas semanas se ha relajado un poco, pero en cualquier caso será una temporada muy buena”, avanza José Serrano, profesor experto en turismo de la Universidad Europea de Canarias. En el archipiélago, comenta a modo de ejemplo, “todo el invierno ha sido bueno”.

De lo que no hay duda es de que las vacaciones serán más caras. Este verano el precio medio por noche en los alojamientos vacacionales (hoteles, hostales, campings y apartamentos) se situará en 158 euros, en lugar de los 135 euros de 2022, según la compañía de reservas turísticas online eBooking.com. El año pasado, los hoteles ya cerraron el ejercicio con un incremento medio de precios del 17%, la mayor subida al menos desde 2010, año en el que el Instituto Nacional de Estadística (INE) empezó a calcular medias nacionales ponderadas. En la Comunidad de Madrid, los aumentos llegaron al 32%, seguida de Cataluña (25,7%). Desde enero de 2023, las subidas fueron menores, pero todavía se situaron en torno al 10% anual. “Con estos precios veo menos claro que se vaya a batir el récord de 2019″, advierte Pablo Díaz, profesor de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). “El poder adquisitivo está muy tocado y las expectativas se han enfriado un poco; habrá que esperar”, añade.

Las empresas turísticas han llevado a cabo una renovación en los últimos dos años para posicionarse en una oferta más premium y mejorar la rentabilidad. Este cambio presiona más al alza los precios. “Una parte de las subidas se explica por la inflación, pero la transformación que está habiendo en la planta hotelera, cambios que creo que van en la buena dirección, también ha contribuido”, destaca Serrano.

El incremento de la rentabilidad ha llegado a las cuentas de las hoteleras. Meliá acaba de revisar al alza sus previsiones de negocio para 2023 tras superar en el primer trimestre los ingresos previos a la pandemia: la cifra de negocio sumó 396 millones, un 46% más que en el primer trimestre de 2022. La empresa mallorquina vaticina un verano récord, con las reservas concentradas en tres zonas: Baleares, con un incremento de las tarifas medias del 18% respecto a 2019; Canarias (un 28% más), y la costa peninsular (un 34% más).

De forma paralela, las subidas de los precios hoteleros, junto con la mayor preferencia por espacios al aire libre, ha llevado a más veraneantes a elegir como opción los campings. El sector cerró el año con alrededor de 9,5 millones de visitantes y 44,9 millones de pernoctaciones, un 24,8% y un 29,4% más que en 2021, respectivamente, según datos del INE. Estos registros doblan los de 2020 y marcan un incremento del 15,4% y del 11,7% respecto a 2019.

El turismo internacional vuelve a ser el gran motor de la industria en España, capaz de contrarrestar la posibilidad de una menor afluencia de visitantes nacionales. Los viajeros extranjeros copan el 55% de las reservas hoteleras para este verano, según el World Hotel Index de la plataforma online de reservas hoteleras SiteMinder. En total, el número de reservas en los alojamientos del país está un 17% por encima que en el inicio de la época estival de 2019, el año con el récord actual de volúmenes turísticos. Así, España se sitúa como el país europeo que más crece en comparación con los volúmenes de reservas hoteleras de 2019, seguido de Portugal (con unas cifras similares algo inferiores), Italia y el Reino Unido. “El crecimiento de las reservas se produce a pesar del aumento de la inflación y de los precios de los alojamientos, que se han incrementado de media un 12% en los hoteles”, según los datos de la plataforma.

Previsión oficial

Las cifras oficiales son moderadamente optimistas. En su escenario medio, el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo prevé la llegada de 52,3 millones de visitantes internacionales en plena temporada alta, que oficialmente va de mayo a octubre, y apunta también a un escenario más positivo en el que se registraría un récord de llegadas en 54,8 millones. En 2019 la cifra fue de unos 53 millones. “El turismo internacional va a venir con fuerza”, vaticina Díaz.

Las reservas aéreas lo confirman. Las aerolíneas han programado 37 millones de asientos de viajes a España desde el extranjero entre julio y septiembre, un 10% por encima de los valores del verano pasado y solo un 1% por debajo de los niveles anteriores a la pandemia, según la plataforma de datos turísticos ForwardKeys. Los principales mercados volverán a ser el Reino Unido, Alemania, Italia y Francia.

“Tras la pandemia, los volúmenes de viajes pueden haberse recuperado, pero las preferencias han cambiado, quizás de forma permanente”, advierte Juan A. Gómez García, jefe de Inteligencia de Mercado de la empresa. “Los patrones de viaje surgidos durante la pandemia, como el crecimiento del nomadismo digital y trabajo remoto; la incertidumbre económica, particularmente en Europa, y la mayor conciencia sobre el impacto ambiental de los viajes, han cambiado el comportamiento del consumidor”, añade. Este verano hay una creciente demanda global de viajes a destinos en Asia, que en 2022 todavía estaban afectados por el covid.

Respecto a las contrataciones laborales, otro de los termómetros para medir la actividad, casi cuatro de cada diez será para hoteles y alojamientos, según los cálculos de Randstad. En total, la campaña de verano este año generará alrededor de 507.090 contratos en todo el país, un 2,3% más que hace un año.

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