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El BCE advierte sobre las filtraciones: “Solo añaden ruido y volatilidad a los mercados”

El Eurobanco lamenta que las informaciones con fuentes anónimas tienen más impacto sobre los mercados que las oficiales y minan el mensaje de la entidad

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, esta semana en Colonia (Alemania). Foto: MARTIN MEISSNER (AP)
Lluís Pellicer

Christine Lagarde, jefa del BCE, comenzaba hace apenas dos meses una de sus ruedas de prensa más complicadas con una incómoda filtración. En plenas turbulencias financieras por las crisis bancarias en EE UU y Suiza, Bloomberg había publicado solo una hora antes de que empezara la conferencia de Lagarde una filtración acerca de la reunión de ministros de Finanzas que se había celebrado dos días antes en Bruselas. Según ese medio, el vicepresidente de la autoridad monetaria, Luis de Guindos, había avisado a los gobiernos que la UE albergaba bancos con modelos de negocio que también eran vulnerables a las subidas de tipos. La información añadía más presión a la francesa, que debía convencer a los inversores de que podía seguir subiendo los tipos de interés a la vez que estabilizar los mercados. Lo hizo basándose en una triple receta: continuó con sus planes de aumentar el precio del dinero, advirtió de que tenía instrumentos suficientes para apagar cualquier fuego financiero y destacó la solidez de la banca europea. Ese día, ese esquema funcionó, pero no siempre es así.

Los cuarteles generales del BCE se erigen casi como un búnker informativo, en especial si se compara con el bullicio de las instituciones comunitarias radicadas en Bruselas. Fráncfort maneja datos muy sensibles. Cualquier pequeño movimiento puede provocar un gran bandazo en los mercados, para bien y para mal. Y el instituto monetario, celoso del flujo de noticias, acaba de publicar un estudio sobre el impacto que tienen las informaciones con fuentes anónimas que concluye que los inversores harían bien en ignorarlas. Según el documento, entre 2002 y 2021 se produjeron 368 filtraciones desde dentro del Eurosistema a los tres medios de comunicación anglosajones analizados: Bloomberg, Reuters y Market News. Son, de media, una veintena de publicaciones al año. No parece un número elevado a simple vista, aunque sí si se pone en perspectiva: hay ocho consejos de gobierno al año.

Los datos recopilados por los investigadores del BCE indican que el pico de noticias sin fuente atribuible se produjo al final del mandato de Mario Draghi, cuando estos medios publicaron más de 30. Se trata de los años en los que el expresidente de la institución tuvo que enfrentarse en no pocos consejos con los halcones por la continuación de los programas de deuda y en los que algunos banqueros empezaban a postularse ya para suceder al italiano. Las filtraciones, según el Eurobanco, se dan sobre todo cuando se toman las decisiones más controvertidas. Es decir, las que cuentan con un difícil equilibrio en la institución.

Los funcionarios del BCE no solo están preocupados por la cantidad de informaciones que se han trasladado a los medios desde el anonimato, sino también por su repercusión en los mercados. Los economistas del Eurobanco han analizado los movimientos en los mercados de swaps en ventanas de 35 minutos de duración y han concluido que las noticias atribuidas a fuentes anónimas tienen mucho más efecto que las informaciones derivadas de declaraciones de miembros del Consejo de Gobierno. Además, las noticias sobre tipos de interés tienen un mayor impacto sobre los productos financieros con vencimientos más cortos, mientras que las que se refieren a otros instrumentos actúan sobre los indicadores a largo plazo.

Puntos de vista “minoritarios”

La presidenta del BCE, Lagarde, ha insistido casi desde el comienzo de su mandado a sus colegas en el Consejo de Gobierno para que eviten las filtraciones a la prensa acerca de las decisiones que debían tomarse sobre las subidas de tipos. Los analistas del Eurobanco creen que las filtraciones, además, suelen recoger “puntos de vista minoritarios”, que en muchas ocasiones llevan a los mercados a reflejar unos tipos de interés alejados de los resultados reales de la política monetaria que se está persiguiendo. “Eso lleva a la conclusión de que muchas filtraciones solo agregan ruido al debate y volatilidad a los mercados”, sostiene el BCE en una entrada en su blog. “Nuestros hallazgos sugieren que los participantes del mercado harían bien en ignorar esas informaciones sin atribuir”.

El BCE estaba sobre todo preocupado por las filtraciones antes de las ruedas de prensa en las que comunica sus decisiones sobre política monetaria —por ejemplo, una subida de los tipos de interés—. Sin embargo, en los últimos tiempos esas informaciones con fuentes anónimas se dan cada vez más después de las reuniones. De nuevo, el Eurobanco ve que se repite el mismo patrón: mientras que las afirmaciones que pueden atribuirse a una fuente sirven para reforzar el mensaje que quiere dar el BCE, las anónimas van en la dirección contraria. “Nuestros resultados muestran que las filtraciones posteriores a las reuniones pueden debilitar los efectos de los anuncios oficiales de política del BCE”, añade la entidad.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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