El pulso entre Disney y DeSantis tumba una inversión de 1.000 millones de dólares en Florida
El gigante del entretenimiento cancela sus planes para construir un complejo corporativo para 2.000 empleados en el estado controlado por el aspirante republicano a la presidencia
El choque entre Disney y Ron DeSantis ha escalado. El gigante del entretenimiento ha informado este jueves de que ha cancelado sus planes para construir un nuevo complejo corporativo en el centro de Florida. Este campus, conocido como el poblado del Lago Nona, habría tenido un costo entre los 900 millones y los 1.300 millones de dólares, según las últimas estimaciones. La cancelación llega en un momento de alta tensión entre la compañía, que tiene su sede en el estado sureño, y el gobernador Ron DeSantis, quien ha usado la batalla contra la empresa y sus valores progresistas como lanzadera rumbo a su campaña presidencial.
DeSantis redobló su ofensiva contra Disney cuando esta se posicionó contra la norma que prohíbe la enseñanza de educación sexual y temas de género en los primeros años del sistema público y la extendió a todos los grados recientemente. La polémica ley, nombrada No digas gay por sus críticos, es una de las iniciativas estrella del republicano, quien busca competir con Donald Trump en las primarias. El círculo cercano del político, quien fue reelegido en noviembre para un segundo mandato, ha comunicado que la próxima semana se hará oficial la intención de competir por la Casa Blanca.
En otro golpe para restar fuerza a la compañía, DeSantis nombró a los cinco funcionarios que presiden el órgano de vigilancia en el distrito donde se encuentra Disney. La afrenta rompía el acuerdo tácito entre el poder político en Tallahassee, la capital de Florida, con el poder económico de Orlando, desde donde la empresa sirve como principal empleador para el estado de casi 22 millones de habitantes. Es la primera vez desde 1955 que Disney no designa a los miembros del organismo. En respuesta, Disney acudió a los tribunales a demandar a DeSantis por sus “represalias” y por instaurar un ambiente “antiempresarial” en la entidad.
Entre los temas que debía debatir el órgano que DeSantis tomó por asalto estaba el futuro de millonarias inversiones de la compañía. Entre estas estaba la construcción del pueblo Lago Nona, que iba a ser edificado a 30 kilómetros del parque de atracciones que la empresa opera en Orlando, el más visitado del país. Los ejecutivos habían pensado que el complejo albergaría a unos 2.000 empleados que iba a ser trasladados desde California, donde las rentas son mucho más altas. Uno de los departamentos que iba a ser trasplantado al este iba a ser Imagineering, el área que se encarga de desarrollar nuevas atracciones junto al estudio.
Un portavoz de DeSantis afirmó que no estaba claro que el conjunto fuera a convertirse en realidad a pesar de haberse anunciado hace dos años. “Debido a los aprietos financieros en los que se encuentra sumergido la empresa, su caída de valoración y la baja del precio de sus acciones, no sorprende que reestructuren sus operaciones y cancelen proyectos poco exitosos”, dijo Jeremy Redfern. Anna Eskamani, una congresista local, llamó a DeSantis un “imbécil mata empleos” que está más interesado en sus ambiciones políticas y “en la guerra cultural que en el futuro de Florida”.
Josh D’Amaro, el presidente de parques de atracciones en la compañía, aseguró en un correo electrónico a los empleados que la cancelación de los planes de Lago Nona fue por el cambio en las condiciones “del negocio y por el nuevo liderazgo”. En noviembre de 2022, el consejo de administración de la compañía tomó la decisión de traer de vuelta a Bob Iger, el carismático ejecutivo que guio a Disney durante años decisivos de crecimiento.
Iger, que estaba en el retiro, sustituyó a Bob Chapek como consejero delegado. En febrero, Iger anunció un severo plan de recortes que incluía el despido de 7.000 empleados y el freno a varias inversiones, entre estas muchas producciones que iban a servir para ampliar el catálogo de series y películas de Disney+. La compañía ha anunciado este jueves, como parte de estos ajustes, dejará de operar su crucero temático de Star Wars. El Galactic Starcruiser, que cobraba 2.500 dólares por noche, hará su último viaje el 28 de septiembre.
A pesar de los tiempos que se viven en el reino de Mickey Mouse, D’Amaro se ha mostrado optimista en el futuro de la empresa. “Tenemos planes de invertir 17.000 millones de dólares y crear 13.000 puestos de trabajo en los próximos diez años. Espero que podamos hacerlo”, escribió el encargado de los parques a los empleados.
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