La antigua factoría de Nissan renace en Barcelona
Ebro presenta la ranchera que fabricará en la Zona Franca el próximo año y Silence su nanocoche, que ya está en producción en el Automobile Barcelona
Una furgoneta ranchera plateada con la marca Ebro estampada en su frontal y con apenas opciones de convertirse en un modelo superventas ha sido este jueves el mayor reclamo del Automobile Barcelona. Es tan solo un prototipo que no verá la luz hasta finales del próximo año, pero ha atraído los focos de la muestra. Otro de los reclamos de la cita automovilística estaba a unos pocos metros de distancia: un nanocoche de la marca Silence que, en sus preseries, ya ha sido ensamblado en las antiguas instalaciones que el grupo japonés Nissan tenía en la Zona Franca de Barcelona.
Ambos vehículos tienen algo en común. Son dos de las esperanzas para reindustrializar la antigua factoría de Nissan, que ha dejado en el alero a 1.200 trabajadores. Empleados de la marca automovilística se han desplazado al salón para ver cómo Pedro Calef, consejero delegado de Ebro, levantaba el manto y descubría el modelo, muy parecido al modelo Navara que ensamblaba Nissan en las mismas instalaciones, aunque con formas más modernas y, sobre todo, con propulsión totalmente eléctrica.
Pensado para tareas industriales, el modelo no se empezará a ensamblar en serie hasta finales de 2024 y la previsión es alcanzar las 50.000 unidades a partir de 2027. “Es un momento histórico para nosotros y para el sector de la automoción en España. Ebro ya marcó una época en nuestro país”, ha afirmado Calef, que ha asegurado que la inversión se sitúa entre los 60 y los 70 millones de euros, muy baja en una industria intensiva en capital. El motivo es que Ebro (un proyecto participado por Jaton Racing, Api Brothers, BTech y Nexus Projectes) no participa directamente en la inversión del denominado D-Hub (hub de descarbonización), sino que encargará a los propietarios del proyecto, liderado industrialmente por QEV Technologies y BTech, el ensamblaje de sus vehículos, primero la ranchera y después, si salen adelante sus planes, una furgoneta pensada para el reparto de última milla.
QEV Technologies, que estos días trata de cerrar la financiación de un proyecto en el que prevé invertir 300 millones de euros en los próximos tres años, ha sido el gran ausente de la cita automovilística barcelonesa, aunque ya presentó hace un año Zeroid, la marca con la que prevé saltar al mercado. Quien no ha querido desperdiciar la oportunidad ha sido el proyecto más avanzado de la reindustrialización, el que lidera el fabricante de motocicletas eléctricas Silence. Ha desplazado al recinto de Montjuïc de Fira de Barcelona uno de los cuadriciclos S04 que está produciendo en su cadena de montaje de la Zona Franca.
Carlos Sotelo, consejero delegado de la marca controlada por Acciona, ha asegurado que esperan fabricar ”entre 2.000 y 3.000” unidades este año después que la fabricación en serie empezara la pasada semana. La intención es que la velocidad de crucero de producción duplique esas cifras, aunque la capacidad máxima de su planta alcanza los 40.000 coches. Experimentada en la comercialización de productos, con un gran accionista detrás y con acuerdos relevantes con grandes compañías (suministra a Seat las motos que la marca vende y tiene en su servicio de movilidad), Silence lleva ventaja sobre sus vecinos en lo que a ventas se refiere. En el verano prevé colocar hasta un millar de sus cuadriciclos a una empresa de alquiler de vehículos que no ha querido desvelar y en setiembre empezará a colocarlos a 8.000 euros la unidad entre clientes particulares. Asegura que ya tiene 150 compromisos de compra y que su mercado será toda Europa.
Con el núcleo de los modelos que se han de fabricar en la Zona Franca desvelados (falta por concretar si Chery confirma el encargo de 50.000 de sus coches al D-Hub), la incógnita se encuentra ahora en los plazos de contratación. Silence ha contratado a un centenar de trabajadores (de un máximo comprometido de 110) y el otro centro de producción, según fuentes sindicales, una cuarentena, sobre todo de perfil directivo y personal de mantenimiento para poner a punto las líneas de producción. Queda, así, un millar de trabajadores a la espera.
En pleno declive de los grandes salones de la automoción, algunos de ellos reconvertidos hacia la movilidad, el salón barcelonés (coorganizado por Fira de Barcelona y la patronal de marcas Anfac) ha abierto sus puertas con 31 marcas, un 40% más que la última edición de hace 2 años, y con expectativas de alcanzar los 300.000 visitantes. Curiosamente, uno de los espacios de exposición de mayor tamaño es el que ocupa Nissan, que busca hacer caja en una feria históricamente centrada en la venta de vehículos entre el gran público y no tanto en las grandes presentaciones.
Seat, que juega en casa, ha confirmado el nombre del vehículo con el que Cupra asaltará el mercado del pequeño vehículo: Raval, uno de los barrios de Barcelona. Ciudad de la que el presidente de la compañía, Wayne Griffiths, ha demandado que sea “business friendly, segura y cosmopolita”, y en la que el coche “no sea un problema”.
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