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La nueva estación de Chamartín: un gran jardín entre bóvedas y torres

El proyecto cuenta con un presupuesto de más de 1.000 millones y su ejecución se prolongará durante décadas. Esteyco, UNStudio y b720 Arquitectura desvelan la nueva cara que tendrá la estación ferroviaria del norte de Madrid y su entorno

Madrid Nuevo Norte
Panorámica exterior del futuro complejo Madrid Nuevo Norte en una imagen cedida por Adif.
Selina Bárcena

La nueva cara de la estación Madrid-Chamartín Clara Campoamor se ha presentado al público en la mañana de este jueves. El proyecto ha sido diseñado por los estudios de arquitectura Esteyco, UNStudio y b720 Arquitectura, con una propuesta que prioriza los espacios verdes, la sostenibilidad y una integración funcional con el entorno. “Las estaciones son objetos enormes insertos en medio de las ciudades, pero no podemos permitir que sean una barrera” apuntó el arquitecto Fermín Vázquez durante la presentación. El arquitecto de b720 definió el proyecto como una estructura “permeable y activa”, algo que el propio nombre del diseño —Chamartín Ecosistema Abierto— pretende mostrar.

Esta propuesta de diseño arquitectónico fue elegida el pasado diciembre entre nueve finalistas y tiene un presupuesto máximo de 29 millones de euros, según ha comunicado Adif. La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, abrió el evento señalando la intención del Gobierno de apostar por el tren como medio de transporte principal. En su intervención dijo que las obras en infraestructuras de transporte en Madrid estaban dotadas con un presupuesto superior a los 6.500 millones, de los cuáles 4.000 millones ya están invertidos en las reformas que hay activas. De esta partida total, 1.000 millones van destinados a la reforma del complejo de Chamartín. La ejecución del proyecto se prologará, según confirmó Sánchez, a lo largo de las próximas décadas. El objetivo es transformar el perfil del norte de la capital con un núcleo empresarial de grandes rascacielos, de oficinas y también de más de 10.000 viviendas.

El complejo contará con un gran parque central que tendrá continuidad con la estación. La zona comercial, que estará dentro de la terminal norte, se distribuirá en bloques, agrupando los locales por tipo de actividad: tiendas, cafeterías, terrazas y servicios de atención al viajero. A estas zonas se podrá acceder también desde la calle directamente por uno de los cuatro accesos que tendrá el edificio. Las torres que flanquean la estación serán independientes y se destinarán a oficinas.

También se incrementará la oferta de servicios de movilidad. En su configuración final, el complejo contará con 13 vías para servicios convencionales y 18 para los servicios de alta velocidad. Para responder a este aumento en el flujo de viajeros se han ampliado los vestíbulos y se ha habilitado una conexión con la línea de metro de la capital. Finalmente, habrá más conexiones con el aeropuerto y también con la estación de Atocha. La idea es que las dos estaciones “sean como dos terminales de un mismo conjunto”, apuntó el ingeniero de Esteyco Carlos García.

Crear un hub urbano

Desde la planta 48 de la Torre Emperador de Madrid, con la vieja estación de Chamartín a los pies y en plena actividad, los arquitectos responsables de la obra —Ben Van Berkel (UNStudio), Fermín Vázquez (b720) y el ingeniero de Esteyco, Carlos García— han ido desgranando los detalles del proyecto. Bóvedas, torres con acceso a terrazas verdes, jardines y espacios de uso público, son algunos de los elementos que integrarán este “hub (centro, en inglés) urbano”, tal como lo han definido sus creadores. “El objetivo es que todo el mundo tenga un espacio verde a menos de 50 metros”, apuntó Vázquez.

Decía Camilo José Cela en su Viaje a la Alcarria, que al pasar al andén de la vieja estación de Atocha “sentía ahogo” y describía el ambiente de una forma que puede resultarle familiar a mucha gente: “Los trenes duermen, en silencio, sobre las vías negras, mientras la gente camina sin hablar, como sobrecogida, a hacerse un sitio a gusto entre las filas de vagones”, sostenía el escritor . Casi ocho décadas más tarde, el arquitecto Ben Van Berkel, mirando de reojo a la antigua estación de Chamartín, explicaba que su principal propósito había sido romper esa imagen, mostrando un edificio central con cuatro accesos, que se abren a un jardín contiguo y a un anillo verde que rodea todo el complejo. “Queremos hacerla vivible, conectarla con el entorno”, apuntaba. Van Berkel habló de crear un espacio en el que “el viajero se sienta seguro a cualquier hora”, abierto y con luz.

Madrid Nuevo Norte, antes denominado Operación Chamartín, es uno de los proyectos de remodelación urbana mas grandes de Europa, y se extiende a lo largo de más de tres millones de metros cuadrados. Después de un largo periplo judicial, que arrancó casi a la vez que nacía en proyecto —en los años noventa—, el pasado mes de febrero el Tribunal Superior de Justicia de Madrid allanó el camino a la obra al desestimar todos los nueve recursos que pendían sobre el proyecto, que incluye el soterramiento de las vías de la estación de Chamartín para hacer un gran parque y la remodelación del complejo ferroviario. En este sentido, la ministra se ha referido a las dificultades históricas de la obra y a las molestias que haya podido causar a los viajeros y vecinos, pero ha destacado que una vez finalizada, integrará los barrios circundantes.

En cuanto a los plazos, los promotores de la obra, una empresa participada mayoritariamente por BBVA, que tiene como socios minoritarios a Grupo San José y Merlin Properties, prevén que los trabajos de edificación se prolonguen durante las próximas décadas.

“[El complejo] no puede ser una gran barrera en la ciudad”, apuntaba Vázquez. En la misma idea incidía Carlos García, que tras exponer las cuestiones técnicas afirmaba que el resultado final sería un entorno no solo destinado a viajeros sino a peatones, bicicletas, taxis, autobuses y conexiones de metro.

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