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Tesla revisará 362.000 vehículos por dudas sobre la seguridad de su sistema de piloto automático en EE UU

La agencia federal de seguridad vial cree que un fallo del software, que será actualizado, ha originado varios accidentes en intersecciones y semáforos

Planta de Tesla en Fremont (California), en una imagen de mayo de 2020. Foto: BEN MARGOT (AP) | Vídeo: EPV
María Antonia Sánchez-Vallejo

Un nuevo contratiempo para Elon Musk. Tesla, la compañía fabricante de vehículos eléctricos que fundó en 2003, procederá a revisar 362.000 vehículos porque el programa informático de conducción autónoma puede provocar un accidente, ha anunciado este jueves la Administración Nacional de Seguridad Vial (NHTSA, en sus siglas inglesas, agencia federal que depende del Departamento de Transporte). La noticia provocó una inmediata caída del precio de las acciones de la compañía en el índice Nasdaq, con una pérdida del 3,35% en mitad de sesión.

La agencia de seguridad vial ha informado de que el software de conducción autónoma permite que un vehículo “exceda límites de velocidad o circule [a través de intersecciones] de una manera ilegal o impredecible, lo que aumenta el riesgo de accidentes”. Tesla lanzará una actualización del programa, que será gratuita para los clientes, aunque dijo no tener constancia de que se hayan producido siniestros, con resultado de lesiones o muerte, por esta causa.

La revisión afecta a los modelos S, X, 3 e Y, todos ellos fabricados entre 2016 y 2023 y equipados con uno de los dos sistemas de software de piloto automático, el denominado FSD Beta. “La función [de conducción autónoma] podría infringir potencialmente las leyes de tráfico locales mientras se ejecutan ciertas maniobras de conducción”, ha dicho la NHTSA. Entre los ejemplos posibles, la agencia cita atravesar intersecciones o realizar giros con el semáforo en ámbar, así como cambiar de carril.

El anuncio de la agencia federal se produce horas después de que la Casa Blanca, que promueve la fabricación y el uso de vehículos eléctricos, anunciara que la compañía de Musk abrirá parte de su red de estaciones de carga (al menos unos 7.500 puestos en total, para finales de 2024) a sus competidores, después de que el presidente Joe Biden arrancara de Musk el compromiso. La Administración demócrata pretende que en 2030 haya al menos 500.000 cargadores de vehículos eléctricos accesibles al público en las carreteras estadounidenses, independientemente de la marca del vehículo que conduzcan.

Sobre la seguridad de los vehículos Tesla, tripulados o no, se suceden las noticias de accidentes. Un Tesla fuera de control mató a dos personas en la provincia de Guangdong (China) el pasado noviembre, aunque no hay constancia de que el conductor, que dio negativo en las pruebas de alcohol y drogas, hubiese activado el sistema de piloto automático. Este mismo mes se ha sabido que un Tesla que en noviembre causó un accidente en San Francisco sí tenía activado el sistema AutoPilot. El choque, en el que se vieron involucrados ocho vehículos, causó varios heridos, entre ellos un niño.

Los coches fabricados por Tesla disponen de dos sistemas de conducción automática diferentes, el Autopilot, destinado a su uso en carreteras y vías rápidas, y el FSB Beta, para entornos urbanos y capaz, supuestamente, de reconocer semáforos, señales de stop y de realizar giros en la ciudad. El Beta es el que supuestamente ha provocado los fallos en los vehículos que se van a retirar. Tanto en el caso de Guangdong como en el de San Francisco, el origen del siniestro estuvo en lo que se conoce como frenado fantasma, o automático, cuando los sistemas de Autopilot y FSD activan el freno con contundencia sin razón aparente, y con consecuencias nefastas. La agencia de seguridad vial ha recordado que, pese a los programas de piloto automático, la conducción del vehículo requiere siempre de la supervisión de un humano.

Además de un proceso judicial contra Musk por sus tuits sobre el futuro de la compañía, Tesla ha experimentado en los últimos meses uno de los peores desempeños bursátiles que se recuerdan en Wall Street. La compañía del magnate sudafricano encadenó el año pasado la peor racha bursátil desde 2018 y a finales de diciembre perdía casi un 70% de su valor ese año. Además de su ruidosa entrada en la red social Twitter, las dudas sobre un enfriamiento de la demanda y el fomento del Gobierno al coche eléctrico, con subvenciones a particulares, lastraron a la compañía pionera de la automoción eléctrica y la empujaron a ofrecer suculentos descuentos de sus coches.

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