Hidrógeno verde: pasemos de las musas al teatro
España podría convertirse en el nuevo ‘golfo Pérsico’ del hidrógeno verde, con la posibilidad de atraer nuevas industrias en busca de energía limpia y barata y con capacidad de exportar al resto del continente
La energía ha pasado a ser el tema central de la agenda política, económica y social en la Unión Europea. Nunca antes habían estado nuestro presente y nuestro futuro tan vinculados al funcionamiento del sistema energético y a la necesidad de encontrar nuevas fuentes de energía limpia y de contar con mayor autonomía.
La evidente preocupación social por el coste y la disponibilidad de la energía que se palpa en las calles exige respuestas sólidas y de largo plazo del sector público y privado. El reto es enorme: asegurar la seguridad e independencia energética al tiempo que no dejamos de acelerar la lucha contra el cambio climático.
Pero a grandes dificultades, grandes oportunidades. El hidrógeno verde, como se vio hace unas semanas en la cumbre Euromediterránea de Alicante, es a su vez una gran solución y una grandísima oportunidad para Europa. Como señaló la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la cumbre, es un nuevo vector energético que va a cambiar la historia de este continente al formar una parte crucial de nuestro sistema energético.
Y en ese nuevo sistema energético España tiene un papel fundamental que jugar. Gracias a su abundancia de sol, viento y espacio, cuenta con los elementos claves para la producción de hidrógeno verde, una fuente de energía limpia y que responde de manera óptima a los desafíos de descarbonización de la industria y el transporte pesado.
España es el quinto país del mundo en energía eólica, el octavo en generación renovable y, de todos los proyectos de hidrógeno verde a nivel mundial, el 20% son españoles. Por eso, me atrevo a decir que España podría convertirse en el nuevo golfo Pérsico del hidrógeno verde, con la posibilidad de atraer nuevas industrias en busca de energía limpia y barata y con capacidad de exportar al resto del continente, lo que transformaría su tradicional balanza de pagos energéticos.
Pero el desarrollo de este nuevo mercado del hidrógeno requiere que pasemos de los anuncios a los hechos de manera rápida. En España, más del 80% de los proyectos de hidrógeno se encuentran en fases muy preliminares (ya sea en estudio de viabilidad o en fase de obtención de permisos). Tenemos que ser ágiles porque otros se están moviendo muy rápido y se trata de una carrera global, con muchos intereses geoestratégicos en juego. En el caso de EE UU, la recientemente aprobada Ley de Reducción de la Inflación, junto a la Ley de Infraestructura Bipartidista, proporcionarán más de 20.000 millones de dólares de apoyo a la industria del hidrógeno verde, con un importante componente Made in America. Para tener éxito en este nuevo mercado global del hidrógeno renovable, estos son los cinco principales ámbitos en los que deberíamos trabajar:
1. Hidrogeneizar la demanda de energía, sustituyendo a corto plazo el uso del hidrógeno gris por el verde en las actividades de refino y de producción de fertilizantes y estimulando la demanda en la industria, el transporte pesado y marítimo. Para ello es necesario que el hidrógeno verde sea competitivo, por ejemplo, favoreciendo medidas que reduzcan el coste de la electricidad renovable, que es el 80% del coste del hidrógeno. Los planes de financiación habilitados en el marco de los Fondos de Recuperación y otros mecanismos de la UE como los Proyectos de Interés Especial (IPCEI) van en la dirección correcta, pero corren el riesgo de quedarse cortos si se comparan con las medidas puestas en marcha al otro lado del Atlántico. Otras medidas podrían incluir políticas comerciales que aborden la fuga de carbono en determinadas industrias (como la tasa de carbono en frontera que se está debatiendo actualmente), cuotas y mandatos para el uso de hidrógeno verde específicamente en el transporte, alineamiento con la financiación de la I+D industrial y, por último, contratación pública o eco-etiquetado de materiales verdes producidos con hidrógeno renovable.
2. Impulsar políticas y normativas sólidas, específicas y a largo plazo para facilitar la ejecución de los proyectos a los productores de hidrógeno. Para permitirles el acceso a una electricidad renovable suficiente y competitiva es necesario agilizar la concesión de permisos, facilitando los procesos administrativos para las instalaciones de producción de hidrógeno, y de forma muy urgente, para las plantas de generación renovable solares y eólicas. También es necesario adoptar una serie de regulaciones transversales para la certificación de que el hidrógeno verde es, efectivamente, verde. La legislación sobre las garantías de origen aprobada recientemente es un paso positivo en esta dirección.
3. Potenciar las interconexiones. Hay que garantizar la puesta en marcha a tiempo de infraestructuras, incluyendo instalaciones de transporte de energía eléctrica. Es necesario seguir trabajando con todas las partes interesadas en la planificación de la red eléctrica y gobernanza de las futuras redes de hidrógeno. En este sentido, el anuncio de la construcción de un nuevo ducto entre Barcelona y Marsella es una gran noticia a largo plazo. En el corto será necesario fomentar los corredores marinos. Con todo ello, veremos impulsarse en los próximos años la denominada diplomacia del hidrógeno, en la que se intensificará la colaboración entre los países de nuestro entorno.
4. Favorecer el volumen para crear economías de escala. Cuantos más y mayores proyectos, mejor. Para ello, hay que potenciar la colaboración y la atracción de inversiones. Necesitamos grandes conglomerados, pymes, fabricantes de componentes, ingenierías, universidades, investigadores y proveedores de servicios. Pero, sobre todo, es necesario que los emprendedores españoles den un paso al frente para liderar esta industria. Su actividad será clave para desarrollar toda la cadena de valor, generando un nuevo mercado integral.
5. Facilitar la financiación de los proyectos y apoyar los esfuerzos de inversión y de I+D e innovación. Las ayudas deberían dirigirse a subvencionar no tanto la compra de equipos, sino los costes de producción de hidrógeno, así como ayudas fiscales. Para ganar esta carrera del hidrógeno es importante impulsar la colaboración entre todos los actores, emprendedores, empresas y administraciones tanto locales como nacionales y europeas.
Son medidas de calado, complejas y que requieren de un gran esfuerzo colectivo, pero estamos hablando de algo que puede transformar la economía y la sociedad europea en las próximas décadas. Estamos hablando de atraer y desarrollar una nueva industria, de fomentar un transporte sostenible por tierra, mar y aire, de crear empleo de calidad. Hablamos en definitiva de convertir a España en una potencia exportadora de energía y en un referente global de la transición energética.
Maarten Wetselaar es consejero delegado de Cepsa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.