Los eurobonos son deuda mutualizada
La decisión del Tribunal Constitucional Alemán reafirma su tradicional defensa cerrada del espacio fiscal propio, pero reconoce que la Comisión Europea es competente para requerir recursos a los Estados miembros como último recurso
Ya que ningún organismo europeo se atreve a sostenerlo solemnemente, lo hace el renuente Tribunal Constitucional alemán, basado en Karslruhe. Aunque de forma oblicua. Lo hace en sentencia firme del día 6 que rechaza los recursos de la ultra Alternativa para Alemania contra la financiación común de los eurobonos lanzados para nutrir los 800.000 millones de euros del plan de recuperación Next Generation-EU. Y que confirma lo que avanzó en su decisión preliminar del 15 de abril de 2021 (ver Todos garantizamos los eurobonos, 21 de julio de 2021). En ella establecía una escaleta jerárquica de quién se responsabilizaba, hasta el último aliento, en caso de que los contribuyentes (el presupuesto común), los garantes (los 27 socios) o el emisor (la Comisión) incumpliesen sus deberes: al final de la aventura, en la peor hipótesis, todos responderían de las deudas de todos.
La decisión de ahora profundiza en ese concepto de mutualizar, frente al de mancomunar (responsabilidad limitada). De un lado, es más firme en su tradicional defensa cerrada del espacio fiscal propio y de su guardameta, el Bundestag. De otro, es menos rácana en reconocer “los fundamentos de la ley comunitaria y su primacía aplicativa”, que otras veces desafió: la buena letra con sagre (derrotas) entra.
Los togados apelan a la retórica de que la cláusula de no rescate (no bail-out) a un Gobierno persigue evitar la responsabilidad solidaria. Pero reconoce —y no objeta— que, en el caso de que el presupuesto común no alcance a financiar todo el plan, “la Comisión Europea es competente, como último recurso, para requerir a los Estados miembros que proporcionen recursos” a ese presupuesto “para cubrir su déficit”. Es más, asume de plano que el TFUE (artículo 125) posibilita la fijación de “garantías financieras mutuas para la realización de proyectos específicos”.
Un buen punto de partida. Con limitaciones, faltaría más. Como que no se establezca para ello un “mecanismo permanente” (auque nada impide crear uno temporal que dure 99 años); que respete la influencia de su Parlamento; y que su “carga tenga un potencial anual máximo”: al dividir la cantidad total hasta 2.058, el esfuerzo eventual es más digerible: rozaría en el caso más grave (si todos fallasen) una cuantía anual de 28.000 millones de euros.
Tan interesante como el cuerpo de la resolución es el voto discrepante del juez Peter Müller, aunque formalizado de manera poco agresiva, contra los compromisos mutualizadores del Gobierno y del Parlamento alemanes. Müller critica que las decisiones europeas pro eurobonos “abren la puerta a un cambio fundamental en la arquitectura financiera” de la Unión, desde ahora “inclinada en la dirección de una unión fiscal y de transferencias”. Lo que parece no gustarle (exige para ello reformar el Tratado de la UE), pero encandila a los federalistas.
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