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La UE acuerda las cuotas de pesca para 2023 en el que España duplica la asignación de merluza, pero reduce la actividad en el Mediterráneo

España logra mitigar el recorte que la UE planeaba para pescar en Mediterráneo. El reparto de cuotas pesqueras para 2023 se salda con un aumento significativo en la merluza sur y en la caballa

Barcos amarrados en el puerto de Colindres (Cantabria). Foto: MIGUEL RAMOS (EFE)
Manuel V. Gómez

España ha logrado, en parte, el objetivo con el que se planteó la negociación de las cuotas de pesca para 2023. El ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, ha explicado esta mañana a primera hora que el recorte de días de faena que planteó la Comisión se ha reducido en algo más de la mitad. Siguiendo los cálculos de su departamento, la rebaja inicial era de tres semanas, con lo que ahora se deduce que está en algo menos de semana y media. En las aguas del Atlántico, además, las conversaciones han acabado incluso con incrementos en las potenciales capturas para la merluza sur y la caballa; e, incluso, se ha detenido el recorte previsto en el abadejo y el lenguado.

La Unión Europea ha sido fiel a su tradición navideña de celebrar un último y maratoniano Consejo de Agricultura y Pesca antes de acabar el año. La liturgia siempre es la misma. Antes del encuentro la Comisión lanza una propuesta de cuotas pesqueras para el año siguiente que los países con más intereses en el sector (España, Portugal, Francia...) suelen ver como “inaceptable”, así lo dijo el ministro Planas el pasado domingo, cuando empezó la reunión. A partir de ahí comienza una negociación que tiene por costumbre extenderse hasta bien entrada la noche del segundo día del Consejo. Esta vez ha durado algo más. El desenlace ha llegado pasadas las ocho de la mañana de este martes.

Para España, el resultado ha sido “positivo”, ha calificado Planas en la rueda de prensa inmediatamente posterior. Se ha basado en que se han logrado importantes aumentos de cuotas en especies de gran importancia para la flota española del Atlántico, en referencia a la merluza sur y la caballa, sobre todo. Por otro lado, a que se ha aminorado la reducción de días de faena que planteó la Comisión para los barcos de arrastre en el Mediterráneo. Pese a esto último, España ha votado en contra del reglamento que regulará la actividad pesquera en este mar porque discrepa de la interpretación que hace el Ejecutivo comunitario del plan plurianual 2020-2024 y que toma de base para sus propuestas de cada ejercicio: “La pesca sostenible debe basarse en la selectividad de los útiles [redes menos tupidas] y no en la rebaja de días de faena”.

El punto del acuerdo alcanzado este martes a primera hora en el que Planas se ha mostrado con una euforia contenida es el de la merluza sur: “Casi me atrevo a hablar de algo histórico”. Las 9.953 toneladas de esta especie que podrán pescar los 1.200 barcos de Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco multiplica por dos la cuota de hace un año, según el Ministerio, y es la cifra más alta en los últimos ocho años y la segunda más alta de este siglo.

La caballa, por su parte, también aumenta su cuota respecto a las opciones del año anterior. Las 29.439 toneladas mejoran en un 20% las posibilidades de este 2022. En cuanto al abadejo y el lenguado, sobre los que había, en principio, un recorte planteado de en torno al 10%, se quedan finalmente igual.

Una de las especies sobre las que había más discrepancia este ejercicio era la anguila. La veda de seis meses continuados planteada por Bruselas suponía, según Planas, un cierre de facto de la actividad. El acuerdo final consiste en dejar abierta la posibilidad de que esos seis meses se puedan repartir en dos periodos de tres meses.

Si algo ha cambiado en los últimos años en esa liturgia tan propia de la UE que son la negociación de las cuotas pesqueras, se debe al Brexit. Esto ha provocado que uno de los países con más intereses en esta actividad ya no forme parte del club comunitario y ahora hay que negociar las capturas a parte. En este caso, todavía no está concluida la negociación, pero sí que hay ya resultados, a tenor de lo que ha contado el ministro: la flota española tendría licencia para pescar bonito, aumentaría en un 5% la cuota sobre merluza norte en el caladero del Gran Sol, un 11% la de rape y 14% la de gallo.

Plan plurianual

Rebajar los recortes de actividad planteados para el Mediterráneo ha sido la principal preocupación española en esta ocasión. La base parte del plan plurianual que se adoptó en 2019 y que está en vigor desde 2020. En ese plan se contempla una rebaja de actividad de hasta el 40%, principio sobre el que España ya discrepa. La referencia para calcular esta reducción está en el número medio de jornadas faenadas entre 2015 y 2017, unas 190. Sobre estas, se plantean cada año recortes que se van acumulando.

Para 2023, la Comisión planteaba una reducción del 7,5% que finalmente se ha quedado en un 7%. Y daba la opción de que este recorte fuera de hasta tres puntos menos si al final se aplicaban medidas selectivas para evitar la captura de los peces más jóvenes, es decir, redes menos tupidas, especialmente. Finalmente, esa opción se ha aumentado hasta 3,5 puntos.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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