_
_
_
_

Grifols cae con fuerza en Bolsa al enfrentarse a una demanda millonaria de donantes de sangre en EE UU

La multinacional de hemoderivados, que arrastra una crisis de cotización por su alto nivel de endeudamiento, cae cerca de un 8% este viernes

Grifols cae en Bolsa
Instalaciones de Grifols en una planta de EE UU.
Josep Catà Figuls

No hay tregua para Grifols. La multinacional catalana de hemoderivados arrastra desde hace meses una importante crisis de la cotización por el alto nivel de endeudamiento, que le ha obligado a reestructurar su cúpula y a apartar momentáneamente el relevo familiar en el puesto de más responsabilidad. Esta decisión, a principios de octubre, frenó la caída de la valoración de los títulos, pero desde hace unos días el mercado ha vuelto a castigar a la compañía, con la culminación este viernes de un hundimiento de hasta el 8% de sus acciones. El motivo es la demanda millonaria a la que se enfrenta en EE UU, donde al menos 54.000 donantes de sangre en el Estado de Illinois han articulado una demanda colectiva contra la empresa por incumplir la ley de protección de datos. La farmacéutica era consciente de este conflicto desde que fue notificada la primera demanda individual en junio de 2020. En las cuentas de 2021 ya contempló una “potencial acción colectiva” de este grupo de donantes, y una posible sanción de 1.000 dólares por donante, aunque en el informe, Grifols destacaba que se había “cumplido íntegramente la normativa aplicable”. Un reciente fallo judicial a favor de los donantes, en el que se desestimaban los argumentos de Grifols, ha avivado la amenaza y ha asustado a los inversores.

En una comunicación a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Grifols ha tratado este viernes de atajar la caída de Bolsa tras la información de El Economista que recoge el fallo del tribunal estadounidense y la evolución de la demanda colectiva de los donantes. “Este caso se documentó correctamente en los informes financieros auditados de 2021 y del primer semestre de 2022″, recuerda la compañía. La empresa destaca que la decisión del tribunal “no hace nada más que permitir que el caso de los demandantes proceda [...] Sin embargo, todavía no hay ninguna determinación sobre la validez de estos hechos, y no se trata de una decisión definitiva”. Grifols asegura que cuenta con argumentos de mérito para su defensa, y explica que no ha realizado provisiones en sus cuentas en relación con este caso “por su falta de materialidad”.

La demanda de los afectados se basa en la supuesta vulneración de la privacidad al introducir la empresa las huellas dactilares de los donantes en una base de datos cuando estos llegaban a los puntos de extracción de sangre. Los demandantes denuncian que esto se hacía sin su autorización, que se usaba para rastrear las donaciones y que no se destruían los datos posteriormente. En sus alegaciones ante el Tribunal de Distrito de los EE UU para el Distrito Norte de Illinois, la empresa argumentó que la FDA, la agencia del medicamento y la alimentación estadounidense, obliga a tener un registro de los donantes. El tribunal dijo que la ley de privacidad se antepone a las normativas de recolección de plasma, y destacó que con una fotografía ya era suficiente, sin necesidad de recurrir a las huellas dactilares. También señaló que los formularios que hacían firmar a los donantes no contenían la información completa sobre el uso de estos datos.

Al permitir que proceda el caso, los demandantes pueden articular sus denuncias en una demanda colectiva. Por ahora, los 54.000 demandantes son donantes de Biomat, sociedad de Grifols que tiene tres centros en Illinois; pero se podrían sumar a la demanda los donantes de los cinco establecimientos de Talecris o los de los dos de Interstate Blood, sociedades también controladas por la compañía catalana. Un juicio en septiembre contra la empresa ferroviaria BNSF Railway por la obtención de huellas dactilares de forma fraudulenta, en el que se dio la razón a los demandantes, sienta un precedente importante para el caso de Grifols, en el que las multas pueden ir desde los 1.000 hasta los 5.000 dólares por denunciante, por lo que la suma final puede suponer un agujero millonario para una empresa que está pasando ahora por un mal momento.

Grifols atraviesa una mala racha en Bolsa que se ha agravado en los últimos meses. Desde que alcanzó su cotización máxima, en febrero de 2020, justo antes de la pandemia (cuando la acción llegó a valer 34,19 euros), la valoración ha caído un 76% hasta este viernes. En lo que va de año, la caída es del 52%. Grifols, durante años un valor en plena expansión y símbolo del crecimiento internacional para las empresas españolas, sufre ahora una tormenta perfecta. Acostumbrada a crecer mediante adquisiciones (la última, la alemana Biotest por 1.100 millones de euros) que financiaba con una deuda que devolvía sin problemas gracias al flujo de caja que generaba su negocio, la pandemia truncó esta progresión (por la caída de donantes de sangre a causa de las restricciones).

El pasivo de la compañía, que asciende a cerca de 9.000 millones de euros, pasó a ser un problema para los inversores, hasta el punto que la agencia S&P rebajó la calificación de la deuda de Grifols por un desendeudamiento más lento de lo esperado. Ello agravó la crisis de la cotización y desencadenó los movimientos corporativos, que a principios de octubre se tradujeron en la salida del presidente no ejecutivo del grupo, Víctor Grifols Roura, y el fichaje de Steven Mayer como nuevo presidente con funciones ejecutivas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_