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Paolo Vasile: “Iba a anunciar mi retiro. Alguien ha querido darme un golpe, como una venganza”

El consejero delegado de Mediaset España, cuyo relevo se conoció el lunes, tenía previsto dejar la compañía a principios de 2023

Paolo Vasile, en una acto en Madrid en julio.
Paolo Vasile, en una acto en Madrid en julio.Carlos Alvarez (Getty Images)
Rosario G. Gómez

Paolo Vasile (Roma, 69 años) llegó a lo que hoy es Mediaset España cuando el grupo tenía en su órbita solo un canal de televisión: Telecinco. Era 1998 y al año siguiente el consejo de administración lo nombró consejero delegado. Desde ese cargo, su prioridad ha sido siempre mantener en lo más alto la rentabilidad de la compañía audiovisual, que ahora explota siete canales, entre ellos Telecinco y Cuatro, una plataforma de vídeos, una productora cinematográfica, un diario digital y una agencia de noticias audiovisuales. El primer ejecutivo del grupo que durante casi 25 años lideró las audiencias se siente sorprendido y dolido tras leer el lunes que la familia del político y empresario italiano Silvio Berlusconi, propietaria de Media For Europe (MFE), la matriz de Mediaset España, le ha destituido. “Alguien pensaría: qué malos son estos Berlusconi, que tiran a la basura a un anciano colaborador después de 40 años de éxito, 15 de ellos en Roma”, comenta con ironía desde su despacho, convaleciente aún de una reciente intervención quirúrgica. Vasile defiende con vehemencia su gestión: “Ninguna televisión ha tenido un éxito como este, que ha ganado 3.500 millones de euros netos en toda mi etapa de gestión”. Y prosigue: “La gente pensará que la familia Berlusconi no tiene corazón. Pero incluso si se presenta Jesucristo con un kaláshnikov no me habrían echado, porque tienen principios y saben que no sería justo”.

El deseo de dejar la compañía era algo que Vasile había ya anunciado a mediados de 2019. Su plan pasaba por ceder el testigo al año siguiente. Recuerda que en Italia, un trabajador se puede jubilar si su edad y el tiempo trabajado suman 100 años. “No hay penalización si has cumplido los 67 y sumas al menos 33 años de trabajo”. Esas condiciones se alcanzaban el 23 de junio de 2020. “En marzo de ese año”, explica, “llegó la covid y, obviamente, no era razonable que el jefe se fuera en plena pandemia. Y en 2021 logramos una audiencia espectacular y un buen resultado económico, que fue inesperado. Hicimos el mejor resultado de gestión de toda mi carrera y en la junta de accionistas de 2022, que había que renovar el consejo, pensaba que era una buena fecha para anunciar mi disponibilidad para no ser renovado como consejero”. La semana próxima, coincidiendo con el consejo de administración del día 26, estaba previsto anunciar el calendario sobre el relevo. “Pero alguien se ha enterado y ha querido darme un golpe, como si fuera una venganza”, lamenta.

El acuerdo pactado, incluida la indemnización que percibiría, consistía en: “Terminar el año, hacer la formulación de cuentas a principios de 2023, en febrero o marzo, e irme. Pero ahora se ha estropeado todo”, expone Vasile. El 1 de marzo cumple 40 años en la compañía. “Si me voy no es un escándalo”.

―¿Sobrevivirá Mediaset a su salida?

―Claro. La vida sigue.

―¿Quién lo va a sustituir?

―No lo sé, pero seguramente será una elección maravillosa.

El consejero delegado de Mediaset afirma que desconoce los planes de reestructuración en los que está embarcada el grupo MFE: “Los accionistas son ellos. No me meto en ese charco. Pero parece claro que siguen apostando por España. Tienen el 83% de Mediaset España”.

Vasile deja como herencia “un grupo de trabajo espectacular”. “La gente”, añade, “se ha sentido siempre muy defendida y protegida. Soy el único que en el periodo de crisis desencadenada por la quiebra de Lehman Brothers o durante la covid no ha despedido a nadie. Este es un grupo de 1.550 personas muy cohesionado y enamorado. Hemos creado un gran patrimonio humano”. A la hora de analizar su gestión relativiza los éxitos y los fracasos. “Hay que darles la importancia que tienen, que no es muchísima. Existe un error histórico, que es hacer programas para gente que no ve la televisión”, dice.

En los últimos tiempos, la audiencia no ha acompañado al grupo como en sus mejores campañas. La temporada pasada Telecinco perdió el liderato en favor de Antena 3, su gran rival. “Esto tiene dos explicaciones: un ciclo muy largo de liderazgo y el desgaste de programas, que es inevitable”, justifica Vasile. Tras el desplome de la publicidad durante la pandemia, el mercado se ha recuperado poco a poco, hasta el punto de que actualmente “el índice de ocupación en todas las cadenas es del 100%”, apunta. La rentabilidad también ha acompañado. En el primer semestre del año ha ganado 95 millones, un 11% más que en los mismos meses del ejercicio anterior.

Al reparto del pastel publicitario se van incorporando de manera paulatina las plataformas de pago estadounidenses, como Netflix, que ha entrado a formar parte sustancial del ecosistema audiovisual. Vasile sostiene que el grupo Mediaset está preparado. “En los últimos años, hemos hecho avances importantísimos en el mundo de Internet. Nuestra oferta de pago estaba pensada para lo que es. Las actividades empresariales se miden por la última línea, que se llama resultado neto y ese es el objetivo de cualquier gestor. Nuestra estrategia es estar en Internet, pero si para ganar más abonados tienes que comprar productos sería una locura total. Para eso están las OTT (las plataformas). Mitele Plus es un club de gente a la que le gusta la televisión de Mediaset. No sería bueno que creciera porque para eso tendríamos que perder dinero”. Vasile considera que la televisión generalista tiene un largo futuro por delante. “Como la iglesia Católica, tiene los siglos contados”. La televisión generalista atesora, en su opinión, una gran virtud: “Conecta gratuitamente a la vez a todo el mundo que quiera”.

Tras 23 años al mando de la cadena que revolucionó la manera de hacer televisión, Vasile confiesa su peor momento: “Fue cuando Zapatero y su guardia pretoriana querían echarme. Y la demostración de cómo es la familia Berlusconi es que no me fui”. Fue precisamente el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero el que aceptó la pertinaz demanda de las televisiones privadas de suprimir la publicidad de Televisión Española. “Aquello no fue un regalo”, remata.

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