Las primas de riesgo resisten tras la decisión del BCE
El mecanismo para evitar la fragmentación financiera disuade a los mercados
Los inversores escucharon el pasado jueves a Christine Lagarde y, tras su intervención en Fráncfort, enfundaron sus armas. La presidenta del Banco Central Europeo anunció la creación de un mecanismo para evitar la fragmentación financiera de la zona euro. Traducción: ha creado un nuevo bazuca que disparará si los mercados vuelven a apostar contra la deuda soberana de los países europeos, como ocurrió en 2012. Es un instrumento disuasorio, que solo activará si hay fuego enemigo contra los bonos de los países del sur, e ilimitado.
La expectación que habían despertado las primas de riesgo ante la posibilidad de que se dispararan se ha ido diluyendo tras el órdago del BCE. Los inversores habían tensionado los mercados como consecuencia de las subidas de los tipos de interés de 50 puntos básicos aprobadas por el banco central y la bronca política en Italia.
Las primas de riesgo de España, Italia y Grecia se han mantenido estables e incluso se han relajado tras la reunión del BCE y pese a la crisis italiana. La española ronda los 126 puntos básicos en los mismos niveles de hace una semana; y la italiana está por debajo de los 240 puntos, nivel que alcanzó tras estallar el polvorín italiano a principios de semana por la dimisión de Mario Draghi como primer ministro italiano.
Las primas de riesgo son el diferencial entre el bono alemán a 10 años, considerado un valor refugio por los inversores debido a la solidez de la economía germana, y los bonos del resto de países. Es una de las principales referencias utilizadas por los analistas financieros para valorar la salud financiera de un país. Los inversores exigen más rentabilidad a los países que creen más inestables o con más fragilidad financiera. A mayor riesgo, mayor rentabilidad. Eso hace que pidan más por comprar los bonos de los países más endeudados y exijan menos cuando Alemania emite deuda.
El aumento de tipos del BCE el pasado jueves, primer incremento en 11 años y la mayor subida en algo más de dos décadas —desde el año 2000 no se aprobaban subidas de ese calado en Europa— llevaba a pensar en una ralentización económica y los países más endeudados o con peor salud en sus finanzas públicas están más expuestos.
Durante la crisis de la deuda soberana en 2012, los mercados apostaron contra Grecia, España, Italia y Portugal, los Estados miembros con las finanzas más deterioradas tras la Gran Recesión, poniendo en cuestión el futuro del euro como moneda común. La prima de riesgo española llegó a escalar hasta los 640 puntos el 24 de julio de 2012. El ataque sin piedad de los inversores concluyó cuando Mario Draghi, el capitán del BCE en aquella época, pronunció sus 14 míticas palabras hace exactamente una década. En una tarde de finales de julio de 2012, el italiano advirtió: “El BCE hará todo lo necesario para sostener el euro. Y, créanme, eso será suficiente” [el conocido Whatever it takes, en su versión en inglés]. La retórica de Draghi cayó como un jarro de agua fría entre los inversores que apostaban contra los países del sur y acabó por salvar el euro.
Una década después, Lagarde también usa el verbo para apaciguar a los mercados.
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