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Fiscalía anticorrupción
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Carlos Jiménez Villarejo: un hombre contra la desesperanza

Sus memorias son el testimonio de una vida dedicada a la defensa de los derechos humanos y a la lucha contra la corrupción y los fraudes fiscales

Memorias Carlos Jimenez Villarejo
El exfiscal jefe Anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo.Gianluca Battista
Andreu Missé

En plena vigilia de la hambruna que amenaza a los países pobres nos llega la noticia de que África pierde 90.000 millones de dólares (86.300 millones de euros) cada año por los flujos financieros ilícitos. La alerta es Tax Justice Network que denuncia el robo de recursos necesarios para financiar el desarrollo. Los ministros de Finanzas africanos han pedido a Naciones Unidas medidas contra el secreto financiero que permite sacar dinero del continente. Mientras varios países africanos progresan en transparencia fiscal, se mantienen como campeones de la ocultación fiscal Estados Unidos y Suiza.

La mala noticia llega después de conocer de que la propuesta de los países ricos (OCDE) de aplicar un impuesto mínimo del 15% a los beneficios de las multinacionales, que debería proporcionar unos ingresos fiscales adicionales de 144.000 millones de euros, se retrasará hasta 2024. Los poderes económicos permanecen intocables.

En este contexto tan poco prometedor, el ex fiscal jefe anti corrupción, Carlos Jiménez Villarejo, ha publicado sus Memorias (tres volúmenes, 1.486 páginas). Son el testimonio de una vida dedicada a la defensa de los derechos humanos y a la lucha contra la corrupción y los fraudes fiscales.

La obra de Villarejo aparece en un momento en que parece que las causas justas no tienen porvenir. Villarejo fue quien descubrió en 2001 el uso de los paraísos fiscales por parte de las entidades financieras para capitalizarse sin pagar impuestos, a través de las Islas Caimán (territorio británico). Con total impunidad, bancos y cajas captaron 15.000 millones de euros. El Estado perdió entre 3.000 y 6.000 millones de ingresos fiscales, según Juan Hernández Vigueras. La operativa se realizó a través de las conocidas participaciones preferentes, que carecían de regulación legal y que años más tarde causarían pérdidas de más de 14.050 millones de euros a los ahorradores. La intervención de Villarejo acabó con el uso de los paraísos fiscales para estas actividades.

Su trayectoria venía de lejos. En 1984, Villarejo y el fiscal José María Mena, presentaron una querella criminal por delitos económicos contra los consejeros de Banca Catalana, incluido el presidente de la Generalitat de Catalunya, Jordi Pujol. La iniciativa no prosperó. Eran tiempos difíciles. Pero nadie ha podido desmentir a los fiscales, como precisó el periodista Pere Ríos, en Banca Catalana:caso abierto, la investigación más rigurosa sobre el caso.

La vida de Villarejo ha sido la del compromiso. Podrían atestiguarlo los sindicalistas cuando en pleno franquismo llegaban molidos a palos de las comisarías. “Señoría”, exhortaba el fiscal al juez: “dígale al detenido que se levante la camisa”. Y “aparecían los cuerpos amoratados”, recordó el fiscal esta semana en la presentación de su obra. En el acto Carlos Castresana, fiscal del Tribunal de Cuentas, valoró la obra como “un vademécum de la corrupción en una sociedad del capitalismo desarrollado”. Para Juan Ramón Capella, catedrático emérito de Filosofía del Derecho, “es un testimonio importantísimo de un funcionario ejemplar”. En esencia, un hombre contra la desesperanza.

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