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El Gobierno retrasa el recargo a los combustibles para abaratar la luz y el recorte a las eléctricas por el CO₂

Los grupos de izquierdas niegan falta de apoyo parlamentario y achacan la decisión a que ambas medidas entran en contradicción con el paquete anticrisis que prevé aprobar este sábado el Consejo de Ministros

Un hombre mira las facturas de la luz en su casa.
Un hombre mira las facturas de la luz en su casa.Aitor Sol

Frenazo de última hora en la aprobación de dos normas clave en el sector energético. El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha optado este viernes por aplazar la aprobación del Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSEE) y el recorte a los ingresos a las centrales eléctricas no emisoras y de más antigüedad por el coste del dióxido de carbono (CO₂), que estaba llamado a minorar los beneficios de las empresas energéticas. Ambos textos iban a ser sometidos a la consideración del Congreso el martes que viene.

El motivo de este retraso, según explica a este diario el presidente de la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Juan López de Uralde, tiene que ver con que ambas medidas entran en contradicción con algunas medidas que prevé aprobar el Gobierno en el Consejo de Ministros extraordinario de este sábado. El diputado de Unidas Podemos niega, por tanto, que la posposición —adelantada por El Confidencial— obedezca a falta de apoyos parlamentarios.

El Fondo estaba diseñado para agrupar las aportaciones económicas de todos aquellos que venden energía en el mercado español, electricidad, gas y petróleo, y, así, contribuir a la financiación de los costes energéticos clave para el conjunto del sistema. Y dejaba dos grandes grupos de damnificados: las empresas petroleras y gasistas —destinatarios iniciales del recargo—, y los consumidores más intensivos de ambas energías fósiles —a los que acabarán trasladando la subida—. Cuando se lanzó, la promesa del Ejecutivo fue que rebajaría la factura de la luz en un 13%.

Críticas del sector energético

Tanto el FNSEE como la minoración del beneficio de las eléctricas por el CO₂ habían levantado una importante polvareda en los sectores afectados: en las empresas fósiles, el primero; y en las eléctricas, la segunda. La patronal sectorial Sedigas ha sido una de las voces más críticas con el Fondo, una medida que, dicen, se cebaría especialmente con los consumidores “de la España fría y de interior y en zonas más despobladas [que consumen más combustibles fósiles y menos electricidad]” y con la industria, que “se enfrentará a una severa merma de su competitividad internacional por el impacto de esta medida sobre sus costes energéticos”. A pesar de que uno de los objetivos prioritarios del Fondo es aumentar la electrificación de la economía, abaratando la luz respecto al gas y los carburantes, la patronal consideraba “en peligro” la “contribución del sector gasista a la consecución de los objetivos de descarbonización”.

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