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Los trabajadores de consultoras y tecnológicas secundan el primer paro de su historia: “No puede ser que la explotación sea norma”

El convenio colectivo, que afecta a medio millón de empleados, caducó a finales de 2019 y los sindicatos siguen negociando con la patronal su renovación

Matteo Allievi

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Yolanda Becerro, técnico especialista en infraestructuras, en un parque en Madrid este jueves.
Yolanda Becerro, técnico especialista en infraestructuras, en un parque en Madrid este jueves.JUAN BARBOSA

Roberto Rodríguez —nombre ficticio a petición del entrevistado— lleva casi 30 años como ingeniero de telecomunicaciones. Su jornada laboral, de ocho horas diarias, suele acabar a las seis de la tarde, pero este jueves ha apagado el ordenador a las cuatro. Los sindicatos UGT y CC OO han convocado un paro de dos horas, el primero de la historia en el sector de las tecnologías de información y comunicación (TIC), para presionar a la patronal AEC a que proponga mejores condiciones laborales de cara a la renovación del convenio colectivo, que está caducado desde finales de diciembre de 2019.

Muchas empresas del sector han disparado sus beneficios durante la pandemia debido a la digitalización que impuso el teletrabajo y a la inyección de los fondos europeos Next Generation. Sin embargo, las organizaciones sindicales denuncian la precarización de los más de 500.000 empleados de las consultoras tecnológicas, que incentiva la fuga de talento a otros países y pone freno a las vocaciones universitarias.

Actualmente, del total de las plantillas vinculadas a las TIC, un 11% están trabajando con un contrato temporal, lo que supone un incremento del 18% con respecto al primer trimestre de 2021, según la Encuesta de Población Activa. Los datos del Servicio Público de Empleo Estatal son aún más tajantes: solo en el mes de abril del año pasado, del total de 45.264 contratos notificados en el sector, el 46,6% tienen una duración inferior a 6 meses, y de entre estos, el 76,8% son contratos de menos de 7 días. El convenio colectivo es un “copipega” del Estatuto de Trabajadores, advierte José Luiz Mazón, responsable de TIC y consultoría de FeSMC-UGT. “Ante sus condiciones mínimas, las empresas clientes han empezado a reclamar precios más bajos y los contratos se renuevan mediante subastas”, afirma.

El sector se enfrenta a un desajuste: los puestos vacantes han aumentado un 362% respecto a 2021, pero a la vez los demandantes de este tipo de empleo disminuyen. Los sindicatos consideran inasumible que diez categorías profesionales estén por debajo del salario mínimo en un sector de tan alta cualificación (están por debajo del sueldo básico porque aún deben revisarse). “Sus profesionales estudian carreras técnicas, costosas en tiempo y en dinero, y luego el mercado no les ofrece una compensación acorde con el esfuerzo que hacen”, critica Fernando Escudero, secretario de políticas sectoriales de servicios técnicos de CC OO.

La primera exigencia de los sindicatos concierne una renovación de las tablas salariales. El sueldo medio mensual del sector en España se sitúa muy por debajo de los que tienen países del entorno: frente a los más de 5.000 euros en Alemania, Francia y Reino Unido, las TIC españolas ofrecen una remuneración media de 2.810 en los ámbitos de ciberseguridad y Big Data. Pero esta cifra desciende hasta los 1.616 euros en consultoría tecnológica y en el desarrollo de aplicaciones.

El sueldo de Rodríguez sigue estancado desde hace 15 años. Se considera afortunado en comparación con sus compañeros mileuristas, pero admite que el mordisco de la inflación está abriendo un agujero en su bolsillo. “Si todos los precios se elevan, pero la retribución se queda congelada, algo falla. Yo tengo algo de colchón, pero no sé cuánto durará. Afortunadamente, mis padres me han podido echar una mano con el pago de la hipoteca”, cuenta. La cuestión salarial es la punta del iceberg. Las dietas laborales y el kilometraje previstos a la hora de desplazarse están obsoletos frente a la escalada de precios. Además, los servicios desempeñados por las noches y los fines de semana no están regulados por el convenio. “Si tienes la suerte de estar involucrado en un proyecto que cuenta con mayor presupuesto, tendrás una compensación más alta. Pero si el jefe no se lo puede permitir, no recibes nada más. Queda a capricho de tu responsable”, agrega.

Gastos no abonados

Yolanda Becerro, técnico especialista en infraestructuras en una multinacional desde hace cinco años, coincide en que el convenio colectivo se ha vuelto anacrónico, sobre todo después de la implementación del teletrabajo. El 90% de su plantilla ejerce su actividad desde su domicilio en condiciones no reguladas. “La empresa nos proporcionó portátiles, pero el resto de conceptos los abonamos por nuestra cuenta. La factura de la luz se ha incrementado entre un 15% y un 20% en los últimos meses”, asevera. La compañía de Rodríguez le acredita entre 15 y 20 euros mensuales para compensar los gastos de teletrabajo. “No llega ni siquiera para pagar la conexión a internet”, zanja.

Desde el comienzo de la pandemia, Becerro se ha percatado de que las cargas de trabajo se han multiplicado. “Es difícil cortar a la hora exacta cuando trabajas desde casa y hay que acabar un proyecto. Como la empresa no quiere contratar más gente, los empleados tienen que multiplicar sus habilidades, tomarse el tiempo para formarse y asumir más encargos”, añade.

Tanto UGT como CC OO califican el paro parcial de este jueves como un gran paso tras las concentraciones de delegados que se han realizado previamente. Ahora mismo, su intención es dejar a la patronal la oportunidad de recapacitar y, si no lo hace, retomarán las movilizaciones y evaluarán la convocatoria de una segunda huelga, posiblemente de un día completo. “Nos hemos convertido en los últimos, porque tenemos que dedicar nuestra vida totalmente a la empresa. No puede ser que la explotación sea norma. Hay que cambiar el chip y empezar a darnos cuenta de que si los informáticos paramos, se para el país”, concluye Mazón.

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