El Parlamento andaluz pide a Calviño la salida de Braulio Medel de la Fundación Unicaja
El Ministerio de Economía muestra sus dudas sobre la “honorabilidad” del presidente de la fundación bancaria mientras Andalucía le pide que abandone la entidad
Braulio Medel (Marchena, Sevilla, 74 años) ha pasado de ser el hombre intocable de Unicaja al epicentro de todas las críticas sobre la situación de la entidad bancaria. El hasta 2016 presidente del banco y que ahora es el máximo responsable de la Fundación Unicaja, principal accionista de la entidad con el 30% del capital, es la diana de todos los dardos. Le llegan desde todas partes. Los dos últimos, este mismo jueves. A un lado, el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital ha reconocido tener “serias dudas” sobre “la necesaria idoneidad y honorabilidad comercial y profesional para el desempeño de sus funciones” de Medel, cuestionándose que siga presidiendo la Fundación Unicaja. Al otro, el Parlamento andaluz ha sido más directo al aprobar una iniciativa en la que solicita al Gobierno que lo cese de su cargo.
Las manifestaciones y la histórica huelga que vivió Unicaja Banco durante el otoño pasado sirvieron para hacer pública la etapa de turbulencias en la entidad financiera, cuya historia había estado marcada hasta entonces por la placidez. La fusión con Liberbank fue el punto de partida. Los trabajadores protestaban por el despido del 15% de la plantilla a través de un expediente de regulación de empleo (ERE) y por las bajas condiciones con las que partía la negociación tras la absorción de la entidad asturiana. Sin embargo, también había un poso de fondo: empleados y sindicatos denunciaban que Liberbank estaba tomando más peso del que le correspondía en la compañía resultante, a pesar de que solo representaba el 40%. Apuntaban a Medel. Señalaban sus maniobras para que Manuel Azuaga, actual presidente de Unicaja, fuese perdiendo peso en favor de Manuel Menéndez, su actual número dos y antiguo consejero delegado de Liberbank. Es lo que han denunciado también varios patronos de la Fundación Unicaja en los últimos meses.
Esta semana los acontecimientos han evolucionado con rapidez y este jueves se han precipitado. Por la mañana, el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, a través del Protectorado de Fundaciones Bancarias, dio a conocer un escrito —adelantado por El Confidencial― enviado a la Fundación Unicaja en el que dice tener “serias dudas” de que en Medel concurran “la necesaria idoneidad y honorabilidad comercial y profesional para el desempeño de sus funciones”. La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, ya venía avisando de su “preocupación por el ruido” en Unicaja, pero en el escrito se da un paso más, casi irreversible, para provocar la salida del que fue el jefe de los jefes de las cajas de ahorros de Andalucía. Ahora solicita un informe independiente para saber si Medel —investigado por la Fiscalía de Málaga― reúne los requisitos para mantenerse en el cargo y da un plazo de dos meses para recibirlo.
Por la tarde, el Parlamento de Andalucía instaba al Gobierno que preside Juan Manuel Moreno Bonilla para que “solicite formalmente” al Ministerio de Economía “que se declare la falta de idoneidad del presidente de la Fundación Unicaja, Braulio Medel” para seguir en el cargo. La votación, a iniciativa de Unidas Podemos, ha salido adelante por 47 votos a favor (Unidas Podemos, Vox, Ciudadanos y diputados no adscritos) y 58 abstenciones (del PP y el PSOE). Los dos grandes partidos se han puesto de perfil y han evidenciado el punto final de su tradicional apoyo a Medel. Los portavoces de PP, Pablo Venzal, y del PSOE, José Luis Ruiz Espejo, han justificado la abstención de manera abstrusa, cuando era evidente que si hubieran pulsado el botón del no la propuesta contra el directivo no habría prosperado. “¿Qué hace el Parlamento pronunciándose sobre algo que no tiene competencias?”, ha dicho el diputado popular. La Cámara también ha aprobado pedir al Gobierno andaluz el cese de Antonio Jesús López Nieto como representante de la Junta de Andalucía en el Patronato de la Fundación Unicaja.
Unicaja es la quinta entidad bancaria de España, pero también la principal de la comunidad andaluza. Y hay miedo a que el creciente peso de los antiguos responsables de Liberbank termine llevándose de Málaga —y, por tanto, de Andalucía— la sede social de la compañía. En noviembre, los empleados ya anunciaban el desmantelamiento de algunos servicios en la provincia. Y Moreno Bonilla —ausente este jueves en la votación parlamentaria— lo denunció públicamente este martes. “Unidades de trabajo que había en Málaga o Ronda se están vaciando de contenidos”, aseguró, al tiempo que insistía en que “bajo ningún concepto” su Gobierno permitirá que la sede social de Unicaja Banco salga de Málaga. “Llevan ocho meses de turbulencias. ¿A qué está esperando la vicepresidenta económica para tomar una decisión respecto al presidente de la fundación bancaria?”, se preguntó.
Dos semanas atrás, durante una visita a Sevilla, Nadia Calviño ya mostró su inquietud sobre “el ruido” en Unicaja. “Me consta que el Banco de España y el Banco Central Europeo están también muy preocupados por la deriva en la gobernanza del banco y estamos analizando cuáles son las medidas más eficaces, cuáles serían los instrumentos más oportunos para encarrilar la situación”, afirmó la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos.
Ahora ha tomado la iniciativa con la carta enviada a la Fundación Unicaja. La misiva ha sido enviada después de que el Protectorado de Fundaciones Bancarias recibiera las protestas de la Confederación Intersindical de Crédito y la plataforma Salvemos Unicaja, liderada por Pedro Moreno Brenes, exportavoz de IU en el Ayuntamiento de Málaga y antiguo patrono de la fundación bancaria. Otros cuatro patronos denunciaron igualmente en un escrito el acuerdo para la renovación de los cuatro consejeros de la Fundación Unicaja en el banco, todos afines a Medel y que se confirmó este mismo lunes (a falta de que se ratifique en la junta general de accionistas de la entidad bancaria). Todos apuntaban en la misma dirección: la pérdida de poder de Azuaga en beneficio de Menéndez.
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