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Teletrabajo tres días a la semana, transporte público barato y límites de velocidad más estrictos: la receta de la AIE para reducir el consumo de petróleo

La demanda podría caer un 3% a corto plazo en todo el mundo si los ciudadanos de los países ricos cambian algunos hábitos en el día a día

Ignacio Fariza
Como ahorrar gasolina teletrabajo
Atasco en una de las principales arterias de Bruselas (Bélgica), en una imagen de archivo.FRANCOIS LENOIR (REUTERS)

Teletrabajo, transporte público más barato, límites de velocidad más estrictos, domingos sin tráfico rodado en las ciudades, desplazamientos en vehículos compartidos y reducción drástica de los desplazamientos aéreos por trabajo. En plena pugna global por desengancharse del petróleo ruso, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha publicado este viernes una batería de medidas que reducirían el consumo de crudo en 2,7 millones de barriles diarios, cerca del 3% de la demanda mundial y el equivalente a lo que gastan todos los coches matriculados en China. Esa cifra se circunscribe únicamente a los países ricos y podría lograrse, según el organismo dependiente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en un muy corto plazo: solo cuatro meses. Y serviría para compensar casi íntegramente la reducción de oferta rusa tras las primeras medidas de boicot internacional.

Bajar el termostato de la calefacción, como pidió recientemente el Alto Representante de la UE para Política Exterior, es un gesto útil para reducir el consumo de gas natural procedente de Rusia, especialmente en los países del centro, el este y el norte del continente. Pero para meter la tijera sobre el petróleo hay que mirar al transporte, que quema el 60% del crudo que se extrae del subsuelo. “Se reducirían significativamente las tensiones potenciales [en los mercados energéticos] en un momento en que una gran cantidad de oferta rusa está dejando de llegar, sobre todo cuando se acerca la temporada de mayor demanda, julio y agosto”, apuntan los técnicos de la Agencia. Las economías avanzadas suman casi la mitad de la demanda petrolera total, por lo que el efecto de estas medidas se amplificaría si también se extendiesen a las emergentes.

A mediados de semana, la propia AIE ya había alertado del riesgo de que la invasión rusa de Ucrania acabe provocando “la mayor crisis de oferta de crudo en décadas”. Y eso, ha remarcado este viernes el jefe de la agencia con sede en París, tendría “enormes implicaciones para nuestras economías y nuestras sociedades”. Más de la mitad de las exportaciones totales de petróleo ruso tienen como destino Europa, frente al 20% que va a China. Pero, como subraya el texto, el mercado es global y cualquier cambio en la oferta y el precio afecta a todo el planeta. Pese a la bajada registrada en los últimos días, la ofensiva militar de Vladímir Putin sobre Ucrania ha llevado la cotización de este combustible fósil a zona de máximos históricos.

El decálogo de medidas que la AIE pone encima de la mesa se completa con una llamada a limitar el acceso de los coches de combustión a las ciudades por días de la semana —en función de las matrículas, por ejemplo—, aumentar la eficiencia en el transporte de mercancías por carretera y el reparto de paquetería en las ciudades, acelerar en el tránsito hacia coches más eficientes —en la medida de lo posible, eléctricos— y a sustituir los desplazamientos en avión por los trenes de alta velocidad en los trayectos en los que existen ambas alternativas. También con una apelación a la micromovilidad, los desplazamientos a pie y en bicicleta.

El estudio señala abiertamente el cambio de hábitos de la ciudadanía —con apoyo oficial en su implementación— como parte fundamental para recortar el consumo de petróleo. “En última instancia”, se lee, “la reducción de la demanda no depende únicamente de los Gobiernos nacionales: muchas de estas medidas pueden ser implementadas por otros niveles de la Administración —regionales o locales— o, simplemente, de manera voluntaria por los ciudadanos y las empresas. Eso les permitiría ahorrar dinero y, a la vez, mostrar su solidaridad con el pueblo ucraniano”.

Con todo, el organismo llama a que este cambio de costumbres en el día a día de los ciudadanos no se limite al corto plazo, en el que el objetivo principal es limitar al máximo las compras de petróleo ruso y reducir la presión de precios que supone la salida del mercado —parcial, pero quién sabe si pueda acabar siendo total— del que era el primer exportador mundial. “La reducción en el consumo de petróleo no debe ser algo temporal: no solo es importante para mejorar la seguridad energética de los países, sino para atajar el cambio climático y reducir la contaminación del aire”, zanja el análisis.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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