Ribera sopesa adelantarse a la UE con topes en el precio de la luz si es “imprescindible”
El Gobierno español ve un giro político claro en el bloque y confía en las próximas cumbres de Versalles y Bruselas para poder aprobar topes de urgencia sobre el precio de la energía
El Gobierno quiere aprovechar el giro que está detectando en Bruselas y en un buen número de socios de la UE sobre la posibilidad de autorizar topes al precio de la luz, algo impensable hace unos meses. La guerra en Ucrania ha agravado la crisis energética y ha obligado a las cancillerías a mover posiciones. España ha puesto en marcha toda la maquinaria para sacar beneficio de esos nuevos tiempos en la cumbre informal de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que inicia este jueves en Versalles. Y para que la decisión quede rematada en el Consejo que se celebrará en Bruselas los próximos días 24 y 25. El Gobierno confía en que el acuerdo prospere, pero ayer abrió la puerta a fijar límites antes “si es imprescindible”.
Si hay acuerdo, España estaría legitimada para establecer esos topes temporales en los que lleva tiempo pensando, pero que veía inviables sin el visto bueno del Ejecutivo comunitario. La fórmula consistiría en suspender temporalmente la prohibición de esos topes, que estuvieron en vigor hasta julio del año pasado, en pleno inicio de la escalada de precios de la electricidad. De esta forma, las autoridades podrían frenar en seco —temporalmente— estallidos abruptos del mercado mayorista como el que sufre España estos días, en los que los precios están en zona de máximos históricos a rebufo del gas natural.
El otro asunto en el que España insiste desde hace meses, pero sobre el que ahora encuentra mucho más eco, es la posibilidad de desacoplar el mercado eléctrico mayorista de los precios del gas, que provocan subidas descontroladas de los precios a pesar de suponer una fracción muy pequeña del total de generación eléctrica: menos del 17% el año pasado, frente al 23% de la eólica o el 21% de la nuclear, por ejemplo.
Esto es así porque el mercado, que el Gobierno español considera muy mal diseñado, es de tipo marginalista y el precio lo fija la tecnología más cara en cada tramo horario. El gas es el que hoy está tirando hacia arriba de la retribución del resto de fuentes de energía y, por tanto, también del coste para los consumidores. El efecto amplificador sobre los consumidores es aún mayor en el caso de España, en el que más de uno de cada tres usuarios cuentan con un contrato de tipo regulado, que bebe directamente los precios del mercado mayorista.
El Ejecutivo ha elevado el tono en este asunto y tiene a varios de sus miembros trabajando para multiplicar los contactos con socios europeos y plasmar el giro tanto en Versalles, primero, como en Bruselas a finales de mes. Es una prioridad no solo económica, sino también política, porque el Gobierno ya ha visto en varias ocasiones el enorme desgaste que supone la subida de la luz y la energía en general y la oposición ya está intentando hacer mella ahí. Este jueves, la luz dará una mínima tregua, al caer hasta los 370 euros por megavatio hora (MWh) desde los 473 que marca este miércoles. Sigue, no obstante, en zona de máximos históricos y golpeando con severidad a hogares y empresas.
En este contexto, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha celebrado este miércoles en el Congreso que la Comisión Europea aceptase la víspera la imposición de topes en el precio de la electricidad. La máxima responsable del Gobierno español para temas energéticos ha enfatizado que “la mejor de las opciones” es acordar “a nivel europeo” medidas “suficientemente eficaces”, pero no ha descartado adelantarse “si es imprescindible”. El Ejecutivo confía, sin embargo, en que esta vez sí será viable el acuerdo europeo y en tres o cuatro semanas podrían aprobarse esos topes en España con el visto bueno de Bruselas.
Tras su intervención en el Congreso, Ribera ha destacado a los medios de comunicación que el Ejecutivo comunitario reconoce “la necesidad y utilidad de aplicar una tasa o minoración extraordinaria” a las eléctricas por el sobrecoste del gas y también en evitar un “contagio” sobre los precios. El Ejecutivo confía, sin embargo, en que esta vez sí será viable el acuerdo y aprobar los topes en menos de un mes. Pero eso “no significa que vayamos a descuidar todo el margen y, si es imprescindible, adelantarnos con medidas adicionales en nuestro caso”, precisó.
“Estamos viendo cosas que serían ciencia ficción hace algunos meses”, señalan fuentes del Gobierno, que insisten en que Sánchez ya intentó promover estos cambios en octubre pasado, cuando España sufría por el aumento incontrolable de la electricidad. Entonces, sin embargo, se encontró con un rechazo casi total que ahora se torna en apoyo de otros países vecinos a medida que la invasión rusa de Ucrania y las posteriores sanciones inflamaban aún más el precio de la luz.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reconoció el pasado sábado el liderazgo de Sánchez en este debate, que ahora por fin podría tener frutos. La gran ventaja es que lo que sufría España en octubre, esto es la presión en la electricidad por el alza del gas, ahora castiga ya a prácticamente todos los socios europeos, por lo que es mucho más fácil hacer un frente común. Aun así, hay resistencias, según fuentes del Ejecutivo, sobre todo en los países del norte —con Alemania casi siempre al frente—, que tienen precios más estables porque hacen contratos a mucho más largo plazo y no sufren tanto el drama de un mercado que la titular española de Transición Ecológica, Teresa Ribera, considera “roto”.
“Es imprescindible el mensaje de trabajar rápidamente en cuáles son las medidas, incluyendo en su caso topes al precio al que se puede casar la electricidad en el mercado”, ha dicho la vicepresidenta, destacando que el Gobierno lleva meses apostando por este tipo de soluciones. En este sentido, Ribera se ha referido a la posibilidad de dejar fuera el gas del mercado eléctrico y que se pagara “a través de un mecanismo de precio que reconoce el coste real” o “introduciendo un tope a las ofertas que se pueden presentar al mercado mayorista”.
En todo caso, la ministra ha señalado que “la Comisión Europea ha pedido unos días para poder consultar y evaluar la mejor propuesta” y ha dejado claro que “se trata de medidas temporales, hasta tanto se hacen recomendaciones específicas sobre cómo alterar y hacer evolucionar las reglas generales del funcionamiento del mercado marginalista”.
A la espera del Consejo Europeo
La vicepresidenta tercera ha urgido a las autoridades europeas a “tomar medidas rápidamente”, ante la evidencia en España de una “falta total de liquidez en la disponibilidad de electricidad a precio razonable”, lo que obliga a la industria a acudir a un mercado mayorista, con un precio en la actualidad “fuera de rango”.
La crisis energética viene de atrás, pero la invasión rusa de Ucrania ha acelerado aún más los tiempos. La batería de propuestas del Ejecutivo comunitario se debatirán este jueves y viernes en la reunión informal de jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará en Versalles. Sin embargo, su concreción en medidas tangibles se espera que llegue más adelante: en el Consejo Europeo —este sí, ya formal— que se celebrará dentro de dos semanas en Bruselas. De esta forma, los países podrían aplicar el nuevo marco a principios de abril para frenar la peligrosa conexión entre un gas natural que está por las nubes y los mercados eléctricos.
Preguntada por la posibilidad de que los países europeos se sumen a Estados Unidos y al Reino Unido en su veto al petróleo y el gas ruso, Ribera, ha defendido la “unanimidad” entre los Estados miembro y ha descartado sanciones unilaterales. “Creemos que una decisión como esta debe de ser colegiada”, ha explicado en el Congreso al tiempo que apostaba por una rebaja “drástica” en la dependencia con el país euroasiático.
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