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La deuda alemana vuelve a pagar intereses negativos ante la perspectiva de que el BCE retrase las subidas de tipos

La rentabilidad bono español a diez años cae con fuerza y vuelve a situarse por debajo del 1%

BCE
Sede del BCE, en Fráncfort.
Lluís Pellicer

El fin de la era de los tipos negativos tendrá que esperar un poco más. La agresión rusa a Ucrania ha puesto patas arriba los mercados financieros: las Bolsas se han instalado en el nerviosismo y en los altibajos y los inversores buscan activos más seguros. Ante el impacto del conflicto en la economía europea, que la Comisión Europea por ahora calcula que puede llegar a restar un punto porcentual al crecimiento para 2022, los inversores empiezan a descartar una subida de tipos de interés este año por parte del Banco Central Europeo (BCE). Como consecuencia, el bono alemán a 10 años volvió este martes a terreno negativo en otra jornada de elevada volatilidad. También caían con fuerza la deuda de Francia, Italia o España.

Europa encaraba a comienzos de este año lo que las instituciones comunitarias denominaban una “fase de normalización económica”. La Comisión Europea pedía ir retirando ya los estímulos fiscales de la economía y abogaba por desactivar la cláusula general de escape, que suspende de facto las reglas fiscales. Sin embargo, Bruselas se abre ya a extender otro año más la suspensión de las reglas para dar margen a los socios para evitar que la recuperación acabe descarrilando.

El BCE, por su parte, había anunciado el fin del programa de compra de deuda vinculado a la pandemia y abría la puerta a una subida de tipos este mismo año para atajar la inflación. Las consecuencias del conflicto en el Este de Europa, sin embargo, amenazan con hacer añicos esos planes. La semana pasada, los miembros de su comité ejecutivo, incluyendo a la presidenta, Christine Lagarde, pusieron énfasis en el golpe que puede suponer la guerra para el crecimiento económico en 2022. “El BCE está vigilando de cerca el desarrollo de la situación. Llevará a cabo una evaluación integral de las perspectivas económicas, que incluirá estos últimos desarrollos y que servirá de base para su reunión de política monetaria del 10 de marzo”, sostuvo Lagarde en el Ecofin informal del viernes en París. “El BCE está preparado para adoptar cualquier acción que se requiera para cumplir sus responsabilidades de asegurar la estabilidad de precios y la estabilidad financiera en la zona euro”, añadió.

Los mercados ya interpretaron que, con esos mensajes, el BCE estaba enfriando las perspectivas de una subida de tipos este año. La magnitud del conflicto ha acabado por dar ese vuelco en sus expectativas y, según Bloomberg, los inversores ya descartan que pueda producirse un encarecimiento del precio del dinero este año y lo aplazan a 2023. En plata: el BCE vuelve a estar más preocupado por el crecimiento económico que por la inflación. La consecuencia se ha plasmado de inmediato en los mercados de deuda. Durante toda la mañana el bund ha estado desplomándose, hasta entrar en terreno negativo. Es decir, un inversor debe pagar para prestar a Alemania.

Golpe en las acciones de la banca

El bono alemán a diez años, que había regresado a tipos positivos el pasado mes de enero, ofrecía este mediodía un rendimiento del -0,031%, lo cual suponía una caída de 16 puntos básicos. Toda la deuda pública seguía esa senda, también la de España, cuyo bono bajó de la barrera del 1%. La deuda española se desplomaba 22 puntos básicos, ofreciendo un interés del 0,932%, mientras que la italiana cedía 23 puntos básicos, con lo que rendía un 1,522%. Ante estas perspectivas, las acciones de la banca, que acusan el entorno de tipos negativos en sus márgenes de intereses, siguen lastrando las Bolsas europeas. En las últimas cinco jornadas bursátiles, el Sabadell acumula una caída del 13,41%; el Santander, del 12,37%; Bankinter, del 11,28%; Caixabank, del 10,48%, y BBVA, del 9,32%.

Philippe Waechter, jefe de investigación económica en Ostrum AM, la gestora de fondos de Natixis, afirma que la “incertidumbre” por el conflicto en Ucrania podría “borrar parte de la fuerte dinámica de crecimiento observada a finales de 2021″. Por ello, cree que “el BCE no moverá ficha en su próxima reunión del 10 de marzo”. “Como la incertidumbre aumenta con la duración del conflicto, el BCE no debe añadir más riesgos a la actividad anunciando una política más estricta en un futuro próximo. Todos los inversores tienen en cuenta que el BCE cambiará su estrategia lo antes posible tras el conflicto”.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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