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Francia asume la iniciativa para la reforma de las reglas fiscales

París tratará de impulsar la reforma del Pacto de Estabilidad durante la primera mitad del año

Pacto de Estabilidad
eco 40. BRUSSELS, BELGIUM - DECEMBER 04: (L to R) EU Commissioner for Economy Paolo Gentiloni is talking with the French Minister of the Economy Bruno Le Maire, the Greek Finance Minister Christos Staikouras and the Irish Minister for Public Expenditure and Reform Paschal Luke Donohoe prior the start of an Ministers meeting in the Europa building, the EU Council headquarter on December 4, 2019 in Brussels, Belgium. The Eurogroup is the monthly and informal meeting of the finance ministers of the Member States of the euro zone, with the aim to coordinate their economic policies. (Photo by Thierry Monasse/Getty Images)Thierry Monasse (EL PAÍS)
Manuel V. Gómez

El 31 de diciembre la Comisión Europea cerró el buzón para recibir propuestas y sugerencias para revisar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y sus normas “estúpidas”, como las calificó hace casi dos décadas su entonces presidente, Romano Prodi. Al día siguiente, coincidiendo con el nuevo año, Francia asumía la presidencia del Consejo de la UE con la intención de empujar este proceso. “Debemos volver a reglas presupuestarias comunes, pero no podemos hacer como si no hubiera pasado nada”, proclamó el presidente francés, Emmanuel Macron, cuando presentó sus prioridades para el semestre en que le toca la presidencia. Para ello se ha buscado un aliado poderoso: el primer ministro italiano, Mario Draghi, con el prestigio que arrastra al ser considerado por muchos el salvador del euro en la crisis financiera.

Ambos firmaron una carta en el diario británico Financial Times con una referencia a una de las múltiples propuestas académicas que se han presentado en los últimos tiempos, rubricada entre otros por Francesco Giavazzi, reconocido economista y asesor del primer ministro italiano. En ella se defiende fijar un objetivo de deuda sobre PIB en un plazo medio (ahora en el 60%), pero no uno igual para todos, sino uno adaptado a la situación de cada país. El objetivo sería ir hacia una reducción de la deuda de forma creíble. La otra pata de esta propuesta busca facilitar las inversiones públicas y propone que estas puedan hacerse si mejoran la economía en el futuro, pero con mecanismos de control e hitos de cumplimiento, siguiendo el ejemplo del fondo de recuperación.

Ni Draghi ni Macron fueron tan concretos en su artículo. Ni tampoco lo son los altos funcionarios del Gobierno francés cuando presentan sus objetivos para estos meses fuera de micrófono. Sí que se muestran partidarios de que las nuevas normas no sean iguales para todos, a cambio de restablecer los balances de deuda de los estados miembros, que en algunos casos (Francia, Grecia, Italia, España, Portugal…) están muy deteriorados, con pasivos por encima del 115% de deuda sobre su PIB. También reclaman abrir la mano a la inversión pública.

No obstante, el Gobierno de Macron sabe que no todos los países se acercan a este debate compartiendo su opinión. Así que fuentes del Ejecutivo galo añaden que su metodología pasará por “diálogo y respeto”. Y algo más, como árbitro del debate desde la presidencia se comprometen a no imponer líneas rojas. Falta por ver si las elecciones presidenciales de abril no truncan todos estos propósitos.

También parecen alejarse de las posiciones de máximos los países que, en principio, podrían estar en el otro extremo del tablero. Holanda, líder de los frugales, acaba de estrenar un Gobierno que cuenta con un programa que deja a un lado la austeridad en las cuentas públicas y compromete cuantiosas inversiones para impulsar la transición verde y digital.

Pero todavía se espera que enseñe sus cartas un actor clave: Alemania. El ministro de Finanzas de la coalición semáforo, el liberal Christian Lindner, era hasta su entrada en el Gobierno uno de los halcones fiscales de la política germana, pero el acuerdo suscrito con el SPD y Los Verdes contempla también grandes inversiones. Y él mismo ha mostrado flexibilidad al señalar como interesante otra propuesta técnica publicada para reformar el pacto de estabilidad, la que firman varios economistas del Mecanismo Europeo de Estabilidad (organismos presidido por Klaus Regling, cercano a los liberales), que propone elevar el límite de deuda al 100% del PIB.

En todo caso, el próximo movimiento formal le corresponde ahora a la Comisión Europea, que después de recoger las propuestas al debate que reabrió en octubre, debe ahora poner la letra a su posición. Hace dos meses el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, y el vicepresidente Valdis Dpmbrovskis, parecían tararear la misma melodía: “Habrá un alto coste social y económico si se precipitan los ajustes”, advertían.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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