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Mejora la rentabilidad de las entidades aseguradoras españolas en 2020

El conjunto de las dieciocho compañías individuales analizadas disponen de un capital suficiente, en el que no ha hecho mella la situación de pandemia actual, y que más que dobla el que de manera estricta exige el marco regulatorio vigente, excluyendo las facilidades a las que transitoriamente pueden acogerse.

Por quinto año consecutivo, como el resto de compañías aseguradoras europeas, las españolas acaban de publicar el denominado Informe sobre la Situación Financiera y de Solvencia (SFCR, por sus siglas en inglés) contemplado en el Pilar III del marco de exigencias de capital conocido como Solvencia II. Dicho informe referido al ejercicio 2020 proporciona una interesante radiografía de las mismas, tanto más relevante en esta ocasión por la singularidad del impacto que la pandemia ha tenido en todos los sectores de actividad. Anticipemos que el año se ha saldado con un mantenimiento de los niveles de solvencia y una mejora de la rentabilidad del año anterior; un balance globalmente muy positivo, aunque con asimetrías relacionadas con los distintos ramos en los que desatrrolla el negocio del sector.

En Afi hemos procesado la información de las dieciocho entidades individuales más relevante representativas de todos los ramos. Dichas entidades suponen cerca de un 70% del sector (negocio doméstico) por activos, primas o fondos propios y, por consiguiente, proporcionan una visión global de la solvencia y rentabilidad del sector suficientemente precisa. Las muestras de entidades seleccionadas se recogen en la siguiente tabla.

En lo relativo a la solvencia, los fondos propios, vistos de forma agregada, exceden de forma más que suficiente los requerimientos de capital regulatorios (SCR). Éstos sólo representan un 41% aproximadamente del total de la tarta de recursos propios regulatorios disponibles por esta muestra de entidades representativa del sector. Dicho de otro modo, la ratio de solvencia (SCR) se situaría en media en el 246%, cifra similar a la de los tres años anteriores (y alineada con los estándares medios del sector en la Unión Europea. No obstante presenta una amplia dispersión, entre un mínimo de 154% (SegurCaixa Adeslas) y un máximo de 483% de Mapfre Vida, como puede observarse en el siguiente gráfico. Por otra parte, según nuestros cálculos, la exigencia de capital para el agregado de estas dieciocho entidades se concentra por mitades entre riesgos financieros (de mercado y de contraparte) y riesgos actuariales (riesgos de suscripción de los distintos ramos). En cuanto a los requerimientos de capital por riesgos actuariales, dominan los del negocio de vida (29%) seguidos de los de no vida (16%) y salud (5%).

Merece la pena, en todo caso, hacer una observación especial. Las ratios señaladas tienen en cuenta algunas “medidas especiales” del marco regulatorio de la solvencia a la que pueden acogerse las entidades. Una de ellas (corrección de las provisiones técnicas) tiene un carácter meramente transitorio, facilitando un aumento suave en el tiempo de las mayores exigencias de capital que impone la nueva normativa. Eliminando esa corrección transitoria (a la que no todas las entidades se han acogido), con el fin de realizar un contraste más real y homogéneo, las ratios individuales de solvencia por entidades que se obtienen se representan en un gráfico posterior. La ratio media de la muestra se reduce hasta el 226%, cifra el línea también con la de años anteriores.

Dicho de otro modo, el conjunto de las dieciocho compañías individuales analizadas disponen de un capital suficiente, en el que no ha hecho mella la situación de pandemia actual, y que más que dobla el que de manera estricta exige el marco regulatorio vigente, excluyendo las facilidades a las que transitoriamente pueden acogerse. La entidad con mayor ratio pasa a ser, en este caso, Mutua Madrileña.

La publicación del SFCR permite abordar también un análisis de la rentabilidad de las compañías desde una doble vertiente. Por un lado, la visión más convencional que ofrece la ratio del resultado sobre el patrimonio neto contable del que disponen cada una de las entidades, su ROE. Por otro, y al tiempo, la visión complementaria que ofrece la ratio del resultado sobre el capital regulatorio (basado en los riesgos asumidos por cada entidad) del que debieran disponer, su RORAC. Recuérdese en cualquier caso que la información de los SFCR publicados hasta el momento se refiere a entidades individuales y no es información consolidada del grupo asegurador en su caso, lo cual matiza la homogeneidad y relevancia de la comparabilidad que sería mucho más rica a nivel consolidado.

El primer gráfico de más abajo recoge el ROE de cada una de las entidades contempladas en el análisis enfrentado a su ratio de solvencia (corregido en este caso de la medida transitoria de provisiones). Es destacable, una rentabilidad media agregada de las dieciocho entidades del 15%, referencia no sólo notable, sino superior incluso (en el año de pandemia) en más de un punto porcentual a la del año anterior. En cualquier caso, es evidente la disparidad de los niveles de rentabilidad por entidades frente a dicha referencia media, con un rango que oscila entre el 1% y el 63%[1].

Una visión alternativa de rentabilidad la proporciona el RORAC en un gráfico posterior. El RORAC vendría dado por la ratio de beneficios sobre, en este caso, los requerimientos específicos de capital regulatorio (SCR) de cada entidad que le son exigidos por los riesgos en los que incurren[2]. En términos de RORAC se produce, como es lógico, como consecuencia de los diferentes excesos de capital (sobre el SCR) de cada una de las entidades, un aumento de la ratio de rentabilidad (hasta el 31,8%) y una reordenación del ranking de ellas[3], dentro de un amplio rango también entre el 2% y el 90%.

Un último gráfico proporciona un mapa que combina las ratios de solvencia (corregida de medidas transitorias) y de rentabilidad (RORAC) de cada una de las dieciocho entidades aseguradoras individuales consideradas. Como puede observarse, el grueso de ellas se concentra en torno a los niveles medios antes reseñados para ambos parámetros, si bien algunas de las mismas destacan por niveles de solvencia o, alternativamente, por niveles de rentabilidad muy elevados.

[1] En algunos casos las cifras de ROE pueden no ser representativas de una rentabilidad recurrente al estar impactadas por efectos one-off. Por ejemplo, mayor resultado en BBVA Seguros como consecuencia de la operación de venta de parte del negocio de no vida a Allianz Seguros o, en el otro extremo, la dotación al 100% en Caser del impacto estimado de las nuevas tablas de supervivencia aprobadas por el regulador.

[2] El RORAC podría aproximarse multiplicando el ROE por la ratio de solvencia, aunque en realidad solo equivaldría estrictamente si el patrimonio neto coincidiese exactamente con los fondos propios disponibles regulatorios. En la mayoría de los casos, pero no en todos, las diferencias no serán muy cuantiosas en orden de magnitud, pero en algunos las diferencias entre los fondos propios regulatorios disponibles y el patrimonio neto pueden ser apreciables.

[3] RORAC mucho más elevado que el ROE en términos relativos en aquellas entidades con mayor exceso de capital o, en definitiva, con mayor ratio de solvencia.

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