La otra cara del tren en Galicia ahora que ha llegado el AVE
La alta velocidad que pone a Madrid a dos horas de la comunidad gallega contrasta con las pésimas conexiones ferroviarias internas y con la complejidad del viaje a Vigo
El AVE pulveriza los tiempos entre la Meseta y Galicia. El pregonado “hito histórico” que une Madrid con esta comunidad autónoma tras 20 años de promesas fallidas pone, no obstante, en evidencia las carencias de la conexión ferroviaria interna. Desde el lunes, viajar de Madrid a Ourense llevará apenas dos horas y cuarto. Prácticamente el mismo tiempo que entre Ourense y Vigo, la ciudad más poblada e industrializada de Galicia: dos horas para una distancia inferior a 100 kilómetros.
De las localidades gallegas a las que llegará el AVE (Ferrol y Lugo se quedan fuera), Vigo es, con diferencia, la ciudad que queda peor conectada con la capital de España. Frente a las cuatro horas y cuarto de viaje a la estación viguesa, Santiago estará a tres horas y veinte minutos y A Coruña, a tres horas y 50 minutos. Lugo queda a la espera. Cuando finalicen las obras que unan esta ciudad con Ourense, la conexión Lugo-Madrid quedará en torno a las cuatro horas.
La lentitud del trayecto a Vigo no está determinada por su distancia con respecto a Madrid, sino porque la ciudad olívica es la más perjudicada por el trazado del AVE: los trenes que la conectan con Ourense dan un rodeo hasta Santiago y tardan hora y media en realizar el recorrido. Hace cuatro días, tras reunirse con el alcalde vigués, Abel Caballero, la secretaria de Estado de Transporte y exdirectora de ADIF, Isabel Pardo de Vera, desempolvó un viejo anuncio que supone un recorte considerable del tiempo: la variante del AVE entre Vigo y Ourense por el municipio pontevedrés de Cerdedo.
Aunque no aparece en la Estrategia Indicativa de Adif, la secretaria de Estado fue categórica al confirmar la viabilidad de ese trazado y acusando al PP de haber tenido “enterrado” en el ministerio el proyecto de esta variante. La propuesta supondría realizar un tramo de unos 50 kilómetros que dejarían el viaje entre Vigo y Ourense en 35 o 40 minutos. Lo complejo es que la orografía exige la construcción de túneles y viaductos que dispararían la inversión.
La dificultad del viaje a Vigo con el actual trazado del AVE no es la única cara amarga del transporte ferroviario en Galicia. El servicio de cercanías y media distancia es la gran lacra. Ourense, puerta de entrada del AVE a la comunidad gallega, dispone solo de 20 trenes por semana para conectarse con sus municipios, de los 60 que había hace menos de 10 años. Y la mayoría cruzan estaciones fantasma porque no cuentan con personal: solo se pueden comprar billetes físicamente en una de las 22 estaciones: la de la capital ourensana. Las otras duermen un sueño profundo a la espera, según CC OO, de su privatización.
El sindicato sostiene que incluso en la estación de la capital ourensana el personal es abrumadoramente insuficiente. “Harían falta 67 trabajadores más para cumplir todas las tareas necesarias”, afirman los representantes del sindicato, lamentando el desaprovechamiento de las infraestructuras existentes, ya que, afirman, las líneas “están vertebradas para que circule el tren por casi todos los pueblos de la provincia”.
Sin servicio de cercanías
La situación de los trenes de media distancia no es mejor en el resto de las provincias gallegas. Con la pandemia, Renfe ha suprimido además conexiones que aún no se han recuperado. “Si miramos el mapa de los servicios de cercanías de Renfe comprobaremos que Galicia no existe. Somos uno de los pocos territorios que carecen de este servicio”, denunció recientemente el diputado del BNG en el Congreso, Néstor Rego, en un acto reivindicativo en la estación de O Burgo (A Coruña). Para esta formación política es imprescindible la vertebración de Galicia mediante una red de cercanías.
La organización nacionalista, que encabeza la oposición a la Xunta del PP, alerta constantemente del retraso en la modernización de la red interna en comparación con otros territorios del Estado. “No existen aquí los Cercanías de Renfe y nadie nos ha explicado por qué”, denuncia la formación precisando que no viene determinado por el número de habitantes, ya que hay núcleos de Cercanías en ciudades de 270.000 y zonas urbanas de 400.000, cuando Vigo tiene 300.000 habitantes, la región urbana de Pontevedra-Vigo, 700.000 y la de A Coruña-Ferrol, 650.000.
Hace diez días, el PP rechazó en el Parlamento gallego una propuesta respaldada por BNG y PSOE para que la Xunta cree un servicio ferroviario de proximidad para la comunidad, algo así como un ente ferroviario gallego, bautizado como “Galtren”, cuya creación se había debatido ya en 2010, aunque nunca llegó a concretarse. Los populares frenaron la medida con su mayoría absoluta, aunque reconocieron las graves carencias de la red ferroviaria gallega. El portavoz popular, José Manuel Balseiro, tildó la infraestructura ferroviaria interna de “desastrosa y deficiente”. No obstante, el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo cree que no se debe pedir a la Xunta “lo que el Gobierno de España no quiere hacer”.
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