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Opinión
Tribuna
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Subidas de tipos de interés

Para España el mayor riesgo sigue siendo la elevada deuda pública y la necesidad de emitir y refinanciarla

José Carlos Díez
Jerome Powell, presidente de la Fed, en el anuncio sobre los tipos de interés en marzo.
Jerome Powell, presidente de la Fed, en el anuncio sobre los tipos de interés en marzo.Jacquelyn Martin (AP)

La pandemia provocó el desplome de la actividad económica mundial. La incertidumbre era extrema y los gobiernos y los bancos centrales del mundo entero aplicaron el mayor impulso monetario y fiscal de la historia, superando el de 2008. La vacuna permitió cierta normalidad de movilidad y la recuperación mundial fue más intensa de lo previsto. Hoy, con menor incertidumbre, sabemos que la política económica fue excesivamente expansiva.

Trece años después de la Gran recesión el mundo vuelve a tener inflación. El escenario recuerda a 1973 con un brote de inflación liderado por las materias primas, especialmente en energía y sobre todo en gas. No es casual que esta semana la Reserva Federal anunciara subidas de tipos el año que viene y el Banco de Inglaterra los subiera. El BCE ha mantenido los tipos, pero también ha anunciado este jueves que comenzará a reducir sus compras de deuda con más intensidad de lo previsto.

Hay margen para ser graduales, pero los bancos centrales no pueden quedarse quietos como Don Tancredo y esperar a que el toro de la inflación les embista. Las decisiones de consumo e inversión se toman por los tipos de interés reales descontada la inflación. Este año los tipos reales en Europa y EE UU son más negativos y la política monetaria más expansiva. Eso con restricciones de oferta es como verter queroseno en medio del incendio.

Por lo tanto, aunque los bancos centrales reduzcan las compras de deuda y suban los tipos de interés, seguirán muy por debajo de la inflación, su política monetaria sigue siendo expansiva y favorece la recuperación del PIB y el empleo. El mayor riesgo sería que esas subidas de tipos provocarán inestabilidad en mercados financieros, algo que de momento los bancos centrales están gestionando con sumo cuidado y muy eficazmente.

En EE UU muchos trabajadores dejaron de trabajar y de buscar trabajo con la pandemia y aún no han vuelto. Hay más vacantes de empleo sin cubrir que parados por primera vez desde que hay estadísticas y los salarios crecen próximos al 5% anual, igual que la inflación subyacente, muy lejos del objetivo de estabilidad de precios del 2-3%. En Europa las vacantes sin cubrir han subido, pero las tasas de paro siguen altas y no hay indicios aún de inflación de salarios. Por esa razón, la inflación subyacente sigue próxima al 2,5% cerca de la estabilidad de precios.

Los inversores han entendido bien los mensajes y el dólar se ha apreciado contra el euro desde 1,23 hasta 1,13. Eso ayuda a abaratar las importaciones en EE UU y contener la inflación allí y en Europa supondrá más inflación, pero ayudará a consolidar la recuperación con más exportaciones.

Para España el mayor riesgo sigue siendo la elevada deuda pública y la necesidad de emitir y refinanciarla. El Tesoro se financió en 2021 a tipos negativos y la confianza de los inversores sigue intacta.

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