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El consumidor quiere marcas comprometidas

La economía circular se hace un hueco en las prioridades de las compañías, según los participantes en un foro de EL PAÍS y Ecoembes

De izquierda a derecha, Jaume Miquel, presidente y consejero delegado de Tendam; Cristina Monge, asesora ejecutiva de Ecodes; Óscar Martín, consejero delegado de Ecoembes; Narcís Roura, director general de PepsiCo en el Suroeste de Europa, y Manuel Guerrero, director ejecutivo de la Fundación Economía Circular.
De izquierda a derecha, Jaume Miquel, presidente y consejero delegado de Tendam; Cristina Monge, asesora ejecutiva de Ecodes; Óscar Martín, consejero delegado de Ecoembes; Narcís Roura, director general de PepsiCo en el Suroeste de Europa, y Manuel Guerrero, director ejecutivo de la Fundación Economía Circular.Santi Burgos

La economía circular está en boga. Aprovechar los residuos, alargar la vida de los productos y disminuir el consumo de materias primas ha cobrado una velocidad de vértigo. En pleno proceso de recuperación económica, la fórmula de reutilizar, reparar y reciclar (que en su sentido más amplio también incluye rediseñar, reducir, renovar y recuperar) se presenta para muchas personas y organizaciones como la gran aliada para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre los que se encuentra la lucha contra el cambio climático. Y, sobre todo, se ha convertido en la punta de lanza en las estrategias del mundo empresarial ante una ola de consumidores e inversores que buscan solo marcas comprometidas con el planeta.

“Las compañías llevan muchísimo tiempo apostando por la sostenibilidad, no es una cuestión de ahora”, según Óscar Martín, consejero delegado de Ecoembes. El actual desafío está en conceder al factor ambiental la misma importancia que a cualquier otra variable que afecte directamente al negocio, explicó Martín durante un evento organizado por EL PAÍS y patrocinado por Ecoembes. “Si internalizamos el coste de estar haciendo uso de recursos escasos, la cuenta de resultados cambia enormemente”, reconoció Cristina Monge, asesora ejecutiva de Ecodes, politóloga y profesora de Sociología en la Universidad de Zaragoza, durante su intervención en la cita, celebrada el pasado lunes y titulada El papel estratégico de las empresas en la Economía circular post covid-19.

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Cambiar el modelo actual (basado en producir, comprar, usar y desechar) requiere de acciones concretas. Se trata de un tema de “supervivencia de la estructura financiera de la compañía”, reconoció Jaume Miquel, presidente y consejero delegado de Tendam, una firma del sector moda dueña de Cortefiel, Springfield y Women’secret. Según el directivo, el mundo inversor ha caído en la cuenta de que el futuro será solo de aquellas empresas responsables. “Este mecanismo de depresión va a acelerar mucho la transformación de las compañías”, abundó. En los últimos años, la inversión socialmente responsable ha ganado popularidad. Hoy el 65% de las gestoras que operan en España cuentan con fondos que siguen criterios sostenibles y otro 29% están en proceso de construirlos, según un análisis reciente del Observatorio Inverco.

La inversión sostenible ya no es una moda. Ha venido para quedarse. Y aunado a ello está la presión de los ciudadanos que buscan marcas con referencias que cuiden al planeta. “Los empleados no querrán trabajar en empresas que no sean sostenibles. Los consumidores no querrán comprar productos que no demuestren que realmente son respetuosos y tengan una agenda clara con el medio ambiente…, son terriblemente exigentes”, reconoció Narcís Roura, director general de PepsiCo en el suroeste de Europa. Para Manuel Guerrero, director ejecutivo de la Fundación Economía Circular, la pandemia ha sido un punto y aparte en esta transformación. “Nos ha puesto encima de la mesa la debilidad de un sistema”, comentó en el encuentro.

Guerrero destacó que el gran fracaso del sistema tiene un nombre: el residuo. “La eliminación del residuo nos llevará o nos acercará cada vez más a la circularidad… porque fabricamos, usamos y eliminamos el sobrante. Mientras no le demos la vuelta a eso, será imposible el cambio”, recalcó. Para dar ese paso hay que hacer una nueva jerarquización de las famosas R (reutilizar, reparar, reciclar, rediseñar, reducir, renovar y recuperar), indicó Martín, de Ecoembes. “El reciclaje tiene que estar hacia el final”. En ese sentido, la apuesta de la organización medioambiental está en el ecodiseño. “Ecodiseñar los productos antes de que se pongan en el mercado; más del 70% del coste ambiental de cualquier producto se puede evitar en esa fase”, agregó.

La economía circular representa apenas una pequeña parte del PIB: un 8,5%, según el responsable de Ecoembes. Pero su potencial es enorme. La Fundación Ellen MacArthur, el Foro Económico Mundial, la Comisión Europea y la Agencia Europea de Medio Ambiente coinciden en que la economía circular generará oportunidades económicas y empresariales, permitiendo crear nuevos empleos y ocupaciones. Los escenarios y proyecciones realizados indican que de aquí a 2030 puede generar un incremento adicional del PIB europeo de un 0,5% e incorporar 700.000 nuevos puestos de trabajo en la región. La hora de actuar es ahora.

“Tenemos delante de nosotros los fondos Next Generation. Nunca más va a haber una oportunidad de este tipo”, remarcó Miquel, de Tendam. Sobre la mesa hay un tsunami de recursos: 72.000 millones de euros provenientes de la Unión Europea en subvenciones no reembolsables y 68.000 millones más en créditos. En total, 140.000 millones en los próximos seis años, de los cuales un 37% irá a temas relacionados con la transición ecológica. “Pero el 100% de los fondos tiene que respetar el principio de no perjudicar de forma considerable las cuestiones del medio natural”, comentó Monge, de Ecodes. “Es el momento de pasar de las musas al teatro”, zanjó.

Sin alternativa

“Es verdad que no hay alternativa, nos quedamos sin tiempo”, añadió Martín. Según el experto, la humanidad está viviendo como si tuviéramos a nuestra disposición 1,75 planetas para seguir produciendo y consumiendo de forma “despilfarradora”. “Hay que elevar la urgencia. El reto es titánico y tenemos que involucrarnos todos”, abundó Roura, de PepsiCo. El directivo dijo que transformar el modelo es posible. “Cuando veo el esfuerzo que se ha hecho para desarrollar más de una vacuna contra la covid, creo que somos capaces de dar el cambio”. Pero para lograrlo es necesario seguir avanzando en la sensibilización, pero sobre todo en la educación medioambiental.

El gran objetivo es empezar a dar información medioambiental en edades tempranas y seguir durante todo el proceso formativo del estudiante hasta llegar a la universidad, señaló Guerrero, de la Fundación Economía Circular. Solo así se generarán nuevas necesidades de consumo y producción que llevarán a demandar perfiles novedosos como, por ejemplo, los ingenieros expertos en ecodiseños. Sin duda, la educación es fundamental para crear una economía circular. “Tiene que estar en la ecuación”, remató Martín.

Hacia un nuevo modelo

España dio luz verde en 2020 a la Estrategia Española de Economía Circular, España Circular 2030, que sienta las bases para superar la economía lineal e impulsar un nuevo modelo de producción y consumo. La meta es reducir en un 30% el consumo nacional de materiales en relación con el PIB, tomando como año de referencia 2010; disminuir la generación de residuos un 15% respecto de lo generado en 2010, y recortar la generación de residuos de alimentos en toda la cadena alimentaria. Aunado a ello, se pretende mejorar la eficiencia en el uso del agua y reducir la emisión de gases de efecto invernadero. La estrategia se entrelaza con las principales iniciativas internacionales, como la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible o el Acuerdo de París sobre el cambio climático, así como con los postulados del Pacto Verde Europeo y los dos ­Planes de Acción de la Comisión Europea.


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