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Política monetaria
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El Gran Torino altera la pauta

Si el crudo se mantiene a estos precios, concluiremos el ejercicio con una inflación del 3,7%.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, atiende a la prensa el pasado 3 de marzo.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, atiende a la prensa el pasado 3 de marzo.ERIC BARADAT (AFP)

Esta semana ha venido marcada por el cambio de tono de la Fed. Por fin, Jerome Powell se inclina a reconocer que ha llegado el momento de comenzar a hablar de tapering [retirada progresiva de estímulos] y que, con la evidente mejora que la economía norteamericana está experimentando, se acerca el momento de disminuir el ritmo de compra de los 120.000 millones de dólares mensuales. La Reserva Federal ha incrementado sus estimaciones de crecimiento —hasta el 7% para este año, frente al 6,5% que pronosticaba en marzo—, y de inflación —en ocho décimas, hasta el 3%, para la tasa subyacente—. Además, los miembros del Comité Abierto de la autoridad monetaria ahora anticipan dos subidas de tipos en 2023 —hace tres meses preveían la primera subida para 2024—.

Aunque la retirada de estímulos será lenta y no esperamos que comience a ser efectiva hasta comienzos del próximo año, es vital que la Reserva Federal siga acomodando su discurso a la verdadera recuperación de la economía norteamericana y evite la tentación de dulcificar demasiado su mensaje, por miedo a asustar a los mercados.

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No se puede negar que la aparatosa recuperación poscovid está generando incrementos de precios mucho más allá del efecto base de las materias primas y el petróleo. Nuestro temor no se centra en la desatada inflación actual (5% de la tasa general y 3,8% de la subyacente, niveles no registrados desde 1992), sino en que los “efectos transitorios” de los que habla la Fed se conviertan en “extendidamente transitorios”. Si el crudo se mantiene a estos precios, concluiremos el ejercicio con una inflación del 3,7%.

Además, los cuellos de botella de las cadenas de suministro están afectando a muchos sectores en el proceso de gran reapertura y vuelta a nuestras vidas anteriores. Con las ganas de viajar, en tan solo un par de meses los precios de los billetes de avión ya han recuperado casi todo el terreno perdido. Sin embargo, son los automóviles usados los que más están impactando en la inflación: la venta de vehículos contribuyó a la mitad de la subida de la tasa subyacente en mayo. Sus precios ya registran niveles un 30% superiores a los que tenían antes de la pandemia.

Pongámonos en situación: por ejemplo, la típica zona industrial del medio oeste americano, como Michigan, ¿se imaginan cuánto habrá subido el Gran Torino de Walt, el coche de la famosa película que Eastwood rodó en 2008, cuando salíamos de una buena con menos estímulos?

Este nuevo rumbo de la Fed nos encamina a una oficialización del tapering en septiembre. Es un camino más acertado que el de negar lo evidente, como el de las pasadas semanas. Mientras, paciencia con las Bolsas. Aunque no hay que preocuparse, necesitan respirar.

Joan Bonet es director de Estrategia de Mercados de Banca March.

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