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Los turistas británicos atrapados en Portugal se enfrentan al caos del regreso

Los que no puedan volver antes de las cinco de la madrugada del martes deberán realizar una cuarentena forzosa de diez días

Rafa de Miguel
Británicos en el aeropuerto de Faro (Portugal).
Británicos en el aeropuerto de Faro (Portugal).LUIS FORRA (EFE)

Son justamente las escenas que la industria turística había pedido que se evitaran: caos, confusión y retrasos en los aeropuertos por culpa de unas reglas erráticas en la gestión de la pandemia. Miles de turistas británicos intentan desesperadamente a estas horas regresar desde Portugal antes de que el país salga definitivamente de la lista verde de destinos turísticos elaborada por el Gobierno de Boris Johnson. El cambio se producirá a las cinco de la madrugada (hora peninsular española) de este martes 8 de junio.

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La decisión pilló por sorpresa la semana pasada a miles de viajeros que habían logrado finalmente escaparse unos días de vacaciones, después de un duro confinamiento en el Reino Unido que comenzó a mediados del pasado diciembre. La mayoría de los turistas habían aprovechado el llamado half term (descanso trimestral), las vacaciones escolares de la semana pasada desde el 31 de mayo hasta el 4 de junio. Afortunadamente para ellos, tenían ya cerrado el viaje de regreso. Pero para muchos otros, que habían decidido prolongar su estancia en las playas portuguesas, entre 13.000 y 20.000, según cálculos de la industria turística, el cambio de criterio del Gobierno se ha convertido en una pesadilla.

Angela Matan y Craig Stanley, una pareja que había comenzado sus vacaciones en el Algarve el miércoles, son dos de los miles de afectados. “Llevamos desde el mismo jueves, junto a otros amigos, intentando buscar vuelos y reservar los test obligatorios para la vuelta”, ha explicado él a la BBC. “Horas, horas y horas que no han servido para nada”. Si los vuelos de regreso resultan ya prácticamente imposibles de lograr antes de la hora límite, el esfuerzo resulta aún más frustrante ante la imposibilidad de subir al avión si no se dispone de una prueba documental de que las PCR obligatorias han sido reservadas.

En el caso de llegar a tiempo, el Reino Unido sigue exigiendo una prueba al segundo día del regreso. Si el viajero se ve obligado a realizar la cuarentena forzosa, ha de concertar previamente dos test para los días 2 y 8 del aislamiento. “Debes registrarte en línea para realizar la reserva, y desde Portugal nos ha resultado imposible”, explica Matan. La pareja ya ha renunciado a regresar antes de que expire el plazo. Su caso es especialmente llamativo porque ambos son voluntarios en la campaña de vacunación llevada a cabo por el Gobierno británico. Consecuencia: no podrán incorporarse a su puesto cuando regresen, justo en un momento en que el Ejecutivo de Johnson quiere a toda costa acelerar la inmunización, para hacer frente al incremento de contagios de la llamada variante india en el país.

Sin embargo, datos manejados por los expertos que asesoran a Downing Street ―en concreto, del Centro Conjunto de Bioseguridad― señalan que, de 200 viajeros procedentes de Portugal entre el 6 y el 19 de mayo, apenas se detectaron tres casos positivos de la covid-19. Tim Aldersdale, el director ejecutivo de UK Airlines, la patronal que concentra a la mayoría de aerolíneas registradas en el Reino Unido, ha cargado contra la decisión del Ejecutivo.“Han ignorado sus propias recomendaciones y arrojado a toda una industria al sumidero. Ya está claro que muchos miembros del Gobierno no quieren que haya viajes internacionales este verano. Deberían tener la decencia de decirlo a las claras, para que los pasajeros y nosotros mismos hagamos nuestros planes de modo apropiado”, ha declarado.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

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