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Los nuevos contratados: la esperanza de conservar el empleo

Ocho trabajadores narran su salida de la lista del paro en mayo, el mes que más cayó el desempleo, con la incertidumbre de qué ocurrirá al terminar el verano

desescalada en la Comunitat Valenciana
Restaurante junto a la playa de la Malvarrosa de Valencia, en marzo.Manuel Bruque (EFE)

Mes a mes, las cifras de empleo invitan al optimismo. 129.378 personas salieron de las listas del paro en mayo, el mayor descenso desde que hay registros. La noticia ha sido celebrada por los agentes sociales, pero los sindicatos no bajan la guardia y advierten del abuso de los contratos temporales. Esto se explica porque, con la reapertura de la economía, los sectores que más rápido crean trabajo son también aquellos en los que abundan los empleos con peores condiciones, como la hostelería, la agricultura y la construcción.

Los datos de Trabajo revelan que tan solo uno de cada diez contratos firmados en mayo fue indefinido, mientras que el 90% fue temporal, lo que pone en peligro estos puestos pasada la exuberancia del verano. “El empleo que se crea es temporal y precario”, criticaron este miércoles desde UGT, mientras que CC OO tacha el nuevo empleo de “terciarizado, precarizado, feminizado y de bajos salarios”.

Las empresas que operan en la primera línea de la contratación también reconocen este problema. “De aquí a verano va a haber mucho contrato temporal por la hostelería y el turismo”, afirma Javier Blasco, director de Adecco Institute. “Lo ideal es que esos puestos se conviertan en estables”, concluye. Ángel Sáenz, director de LinkedIn en España y Portugal, opina que tras la crisis habrá una “mayor flexibilización laboral” en forma de contratos por obra y servicio o de tiempo parcial. “Esa tendencia que ya existía se va a potenciar”.

Los siguientes ocho perfiles, entrevistados por EL PAÍS, han logrado encontrar trabajo en mayo, aunque muchos de ellos miran a septiembre sin saber si para entonces seguirán conservándolo.

Fernanda Ramos.

Fernanda Ramos, 59 años: "Los más jóvenes entran y salen en función de la ocupación del hotel"

Fernanda Ramos, de 59 años, volvió la semana pasada al hotel de Ibiza donde es recepcionista. El verano pasado apenas trabajaron un mes, aunque este año, con la vuelta de los alemanes, calcula que abrirán de junio a septiembre. “Estoy muy ilusionada. Mis compañeras camareras, también muy contentas, aunque con agujetas después de tanto tiempo sin trabajar”, bromea.

Pese a la emoción de volver al trabajo, Ramos reconoce que entre sus compañeros temen por su futuro: “El trabajo garantizado que teníamos cada verano ha dejado de existir y la gente está preguntándose qué va a pasar con nosotros”. También le temen al virus, ya que “un brote significaría volver al ERTE” y poner fin a los únicos meses que espera trabajar este año.

Su segundo temor son las reservas de los extranjeros. Viven pendientes de si Reino Unido permite a los británicos viajar a las islas estos meses. Llenar más o menos el hotel condicionará el trabajo de parte de la plantilla: “Los compañeros más jóvenes van entrando y saliendo en función de la ocupación”.
Rafael Carrión.

Rafael Carrión, 38 años: "Ahora tenemos que pagar los alquileres atrasados"

Rafael Carrión, de 38 años, llevaba cinco meses y medio sin trabajar después de que el Gobierno de Baleares ordenara el cierre total de la restauración poco antes de Navidad debido a la mala situación epidemiológica y su jefe se viera obligado a cerrar el negocio. Lleva 16 años trabajando como chef en distintos restaurantes de Mallorca y nunca había pasado por una situación similar de falta de trabajo y parones tan prolongados. “Siempre he tenido trabajos estables y nunca me he encontrado con problemas, porque creo que tengo un buen currículum”, afirma.

Durante los cinco meses que ha estado en situación de ERTE lo ha pasado “muy mal” porque su pareja acababa de montar un bar para poder trabajar y había pedido el pago del paro por adelantado para poder poner en marcha el negocio. “Hemos tirado de la familia y a veces incluso hemos pasado hambre”, destaca. Se ha podido reincorporar al trabajo el día 17, después de que el Gobierno regional flexibilizara horarios y aforos en los locales de restauración.

"Creo que el futuro irá bien, porque trabajamos, pero en mi núcleo familiar tardaremos más de un año en recuperarnos, ya que ahora tenemos que pagar todas las deudas que hemos generado todo este tiempo sin cobrar, los alquileres atrasados y lo que Hacienda reclama. Va a costar mucho”, sentencia.
Ane Zaldivar.

Ane Zaldívar, 25 años: “Soy una afortunada, lo sé”

Ane Zaldívar ha encontrado trabajo esta misma semana. A sus 25 años llevaba en paro desde enero, pero tras una entrevista en una empresa de trabajo temporal, ahora trabaja en una cooperativa agrícola de Vitoria. “Trabajo de dependienta y todavía estoy aprendiendo porque tienen mucho producto relacionado con la agricultura y ganadería”, dice contenta. Después de cinco meses buscando empleo ahora se desenvuelve entre piensos, comidas para mascotas, productos para las cosechas. “Me está ayudando a comprender mejor los ciclos de labranza y las necesidades de los agricultores y ganaderos”.

Ane empezaba a estar preocupada porque se independizó hace unos años y la independencia genera gastos. Aunque comparte piso con unas amigas, las facturas siguen llegando: "Necesitaba el trabajo, también por la estabilidad que te da", explica. Ane, que estudió administración de empresas, dejó su currículum en Infojobs y a partir de ahí le llamaron para la entrevista que finalmente le ha vuelto a dar una oportunidad.

El primer contacto con la empresa se produjo hace dos semanas y tras la evaluación comenzó a trabajar el mismo día 1 de junio. “Soy una afortunada, lo sé”, dice esta vitoriana que nació el día de la Lotería de Navidad. “Y estoy agradecida a la empresa por confiar en mí”, explica mientras charla con sus amigas en un bar de una de las zonas industriales de la capital vasca.
Irene Sánchez García.

Irene Sánchez, 23 años: "Estoy muy ilusionada y muy contenta"

Podría decirse que Irene Sánchez García, una gaditana de 23 años, ha encontrado un trabajo estable antes incluso de acabar su carrera. Este mes tiene previsto entregar el Trabajo Fin de Grado (TFG) de sus estudios de Ingeniería de Diseño Industrial. Pero en mayo ya ha sido contratada en una empresa del sector naval de El Puerto de Santa María que trabaja para Navantia, donde estuvo tres meses previos en periodo de prácticas.

“Estoy muy ilusionada y muy contenta por este trabajo, y encima en mi tierra, aunque es cierto que al principio también buscaba tener más experiencia en otros países”, explica Sánchez que, antes de volver a Cádiz, estuvo en una empresa belga de Lieja. La pandemia truncó su contrato. Y dos de los cursos de su carrera los desempeñó en Milán (Italia) y en Sídney (Australia). “Sin duda, esta experiencia formativa y laboral ha sido decisiva para encontrar trabajo rápido en mi tierra”, añade esta joven ingeniera gaditana, orgullosa también de haber cursado sus estudios en la Universidad de su tierra y ahora, a sus 23 años, trabajar ya con un contrato de alta cualificación.

El contrato que le acaban de hacer es por obra y servicios, pero dado que se trata de un proyecto de larga duración, espera tener garantizada la estabilidad.
Isabelle Camer.

Isabelle Camar, 30 años: "Con 30 años, la hostelería se me hace cuesta arriba"

Isabelle Camar, de 30 años, trabajaba en un restaurante de la capital grancanaria hasta que llegó la pandemia. Nada más decretarse el confinamiento, su empresa la puso en las listas del ERTE, de las que nunca llegó a salir. “Durante los primeros meses lo llevé bastante bien, la verdad”, explica. “La hostelería quema mucho y necesitaba descansar”. Aprovechó el tiempo libre para sacarse el teórico del carné de conducir y completar un curso de coctelería.

En diciembre, sin embargo, comenzó a impacientarse. “Mis jefes no me podían reincorporar porque no había negocio suficiente con las restricciones. Vi que la cosa no iba a cambiar y decidí salir de la empresa”. El pasado mes empezó a trabajar a tiempo parcial en Geyser, una de las terrazas en el centro de la ciudad que se están beneficiando del levantamiento parcial de las restricciones, lo que compatibiliza con la prestación de desempleo.

Camar ha trabajado de camarera desde muy joven. Comenzó en la profesión para pagarse los estudios de Bellas Artes en Salamanca. Su nuevo trabajo, no obstante, le permite compatibilizar horarios con el curso de monitoria de natación organizado por el SEPE que va a comenzar la próxima semana. “Aunque me gusta, con 30 años a veces se me hace un poco cuesta arriba el trabajo en la hostelería, y ser monitora me gusta”.
Juan Pablo Cáceres.

Juan Pablo Cáceres, 35 años: “Nunca había pensado en opositar"

El 24 de mayo, Juan Pablo Cáceres, de 35 años, supo que iba a estar destinado como agente de Hacienda en Barcelona. En diciembre le comunicaron que había aprobado la oposición y la semana pasada, junto con su pareja, que también ha sacado plaza y destino en la capital catalana, hizo las maletas para abandonar su Málaga natal. “Nunca había pensado en opositar, pero mi pareja me animó y saber que ahora ya tienes un puesto fijo es un seguro y da mucha tranquilidad”, explica.

Él ha notado esa diferencia desde el primer día en el puesto de trabajo, justo este martes. “Tuve que ir a Muface y el hecho de que no te pongan pegas y de que te recuerden que estás en tu derecho es un cambio”, reconoce.

Cáceres llevaba cinco años trabajando como profesor online y en diciembre de 2019 decidió dejarlo, convertirse en autónomo para poderse costear un preparador y ponerse a estudiar. La pandemia, en su caso, fue algo positivo, porque retrasaron el examen de marzo a septiembre, lo que le dio un margen de tiempo para poder aprobar. “Aprovechamos el confinamiento. Haber compaginado el estudio con otro trabajo hubiera sido imposible”, asegura.
Sara Zulaika

Sara Zulaika, 22 años: “Tengo contrato hasta octubre, así que intentaré compaginar este trabajo con los estudios”

Nunca antes había trabajado como cajera. Sara Zulaika, de 22 años, entregó su currículum a mediados del pasado mes en Eroski y en solo dos semanas ya había firmado el contrato. Desde el 28 de mayo está empleada en el supermercado que la cadena tiene en el centro comercial Arcco de San Sebastián. “Me citaron un lunes para la entrevista y empecé a trabajar ese mismo viernes. Todo ha sido muy rápido”, cuenta esta joven que reside en el barrio donostiarra de Zubieta.

Sara ha terminado este curso el grado de Estudios Ingleses en la Universidad del País Vasco (UPV) y tiene pensado realizar el máster online tras el verano: “Tengo contrato hasta octubre, así que intentaré compaginar este trabajo con los estudios”. Apenas lleva cinco jornadas trabajadas, la primera de las cuales fue para tener una primera toma de contacto con el puesto. “El primer día me ayudó una compañera que me enseñó en qué consiste el trabajo. A partir de ahí me tuve que buscar las castañas yo sola”, cuenta la joven, que antes fue camarera unos meses y también recepcionista en un colegio.

Lucía R., 21 años: "Se nota que los bares pueden abrir más, me llamaron de dos"

Lucía R., de 21 años, llevaba tiempo buscando un trabajo que, como en otras ocasiones, le permitiera compaginar el empleo con sus estudios de Fisioterapia en Valencia. El cierre primero y las restricciones, posteriormente, de la hostelería habían imposibilitado lo que antes de la pandemia había sido una práctica habitual en vacaciones y fines de semana. El establecimiento en el que había trabajado anteriormente cerró en marzo de 2020 y, de momento, no ha abierto ni saben cuándo abrirán, ya que carece de terraza y al dueño no le ha compensado abrir por el aforo restringido en el interior.

Este mes de mayo ha vuelto a firmar un contrato para trabajar en un restaurante, en principio, durante los fines de semana hasta agosto y, en el mes de mayor afluencia turística en el Mediterráneo, hasta 40 horas.

“Se ha notado mucho el momento en el que los bares y restaurantes han podido abrir con más horario porque de tres puestos en los que sabía que buscaban camareros me llamaron de dos”, cuenta. Lo mismo ha ocurrido con algunos de sus amigos a quienes, a última hora, los restauradores llamaron para empezar a trabajar también en mayo y alargar hasta el verano.

Con información de Lucía Bohórquez (Palma de Mallorca) Juan Navarro (Valladolid), Pedro Gorospe (Bilbao), Mikel Ormazabal (San Sebastián), María Fabra (Castellón), Guillermo Vega (Las Palmas de Gran Canaria), Eva Saiz (Sevilla), Ginés Donaire (Jaén).

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