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El Banco de España pide más provisiones a la banca por el aumento de los riesgos latentes

Los créditos bajo vigilancia especial por un mayor riesgo de impago alcanzan los 80.000 millones, el 7,5% del total

Antonio Maqueda
Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España
Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de EspañaEfe

Aunque la morosidad bancaria se ha mantenido estable durante esta crisis, el Banco de España exige a las entidades que sigan haciendo provisiones por los riesgos latentes, sobre todo por el aumento de los créditos en vigilancia especial. Las medidas adoptadas han retrasado la aparición de la mora, por eso resulta esencial analizar la evolución y anticiparse con nuevas dotaciones. “Será necesario perseverar en el esfuerzo realizado durante este año y el próximo”, señala el supervisor. Y recuerda que “las consecuencias de la crisis aún no están determinadas” y, por tanto, es importante que las políticas continúen siendo expansivas hasta que se asiente la recuperación en un contexto en el que crecen vulnerabilidades como la deuda.

Cuando se analiza el impacto de la pandemia en los balances bancarios, no se aprecian consecuencias significativas. La morosidad aguanta contenida a pesar de la brutal caída de la actividad. El supervisor sostiene que esto se debe a la naturaleza exógena y temporal de la crisis. Pero sobre todo al despliegue de medidas como los ERTE, los avales del ICO o las moratorias establecidas para retrasar el pago de los créditos. Todas estas iniciativas están básicamente dilatando en el tiempo el golpe sobre las cuentas y ayudando a las entidades a contar con un mayor periodo para generar los recursos que amortigüen los efectos, sostiene el Banco de España en su Informe de Estabilidad Financiera publicado este jueves.

Dicho esto, un examen más fino revela que sí existen importantes riesgos latentes. Han aumentado un 20% los créditos que se someten a vigilancia especial —una categoría en la que hay una probabilidad de impago mayor de lo normal porque se ha detectado algún indicio de deterioro crediticio—, sobre todo en algunos sectores. Y se sitúan ya en los 80.000 millones sobre el total del crédito concedido a empresas y hogares, un 7,5%. De estos, unos 50.000 millones pertenecen al sector empresarial y el resto, a familias. Aunque esta clasificación ya obliga a elevar las dotaciones, el Banco de España pide más. A pesar de que algunas entidades hayan dicho que están bien con las provisiones realizadas.

Y estos no son los únicos riesgos que han aumentado. También han subido algo los dudosos en el crédito al consumo. Además, las empresas que obtienen los préstamos avalados por el ICO tienen menos fondos propios, tipos de interés más altos y por tanto más riesgo, menos productividad y una probabilidad de entrar en mora mayor. Un porcentaje elevado de estas poseen créditos distintos de los del ICO que presentan señales de deterioro importantes: del total de empresas a las que se ha concedido un ICO, un 36% tendría crédito en vigilancia especial, un 5% en dudoso subjetivo y un 5,5% moroso.

En cuanto a las moratorias concedidas a los créditos, el total ascendió a los 56.000 millones, de los que han vencido unos 22.000. Y de las que han vencido, el 20% está en vigilancia especial y un 10% en dudosos, unos porcentajes altos que además empeoran si se tiene en cuenta que hay hipotecas. Y podrían elevarse más porque entre abril y mayo acaban otros 10.000 millones en moratorias. No obstante, estas carteras presentan un tamaño reducido sobre el total de préstamos a hogares y empresas, que asciende a los 1,2 billones de euros.

Continuar con el esfuerzo de 2020

Así que el Banco de España reclama a las entidades que continúen con las dotaciones a un ritmo igual que en 2020, cuando ya se dio un esfuerzo muy significativo: 8.700 millones para el total del negocio, del que el 40% se corresponde con la actividad en España. Según el último test de estrés realizado por el Banco de España, las entidades han realizado en promedio en torno a un tercio de las dotaciones que había que hacer entre 2020 y 2022. Y por tanto el sector debe proseguir con el esfuerzo este año y el que viene. Eso sí: si se analiza por entidades, el aumento de provisiones ha sido muy heterogéneo, lo que implica que algunas tienen que hacer mucho más que otras.

No obstante, este análisis no incluye el programa de ayuda a la solvencia empresarial, dotado con 11.000 millones y que podría ayudar a reducir las cantidades que hay que provisionar. Aun así, también existe el riesgo de que la economía evolucione peor de lo esperado, y eso podría forzar a elevar las dotaciones. De modo que el Banco de España pide que se siga con el esfuerzo en provisiones inicialmente previsto.

De no hacerse, “la oferta crediticia podría resentirse ante la materialización de esos riesgos latentes, la ausencia de nuevas medidas de apoyo o la retirada prematura de las actuales”, explica el informe.

Al comparar con el resto de países, España se sitúa bastante bien en el grado de provisiones. Aunque también es cierto que la caída del PIB ha sido mayor. A favor de las entidades españolas juega, sin embargo, que se ha dado un uso mucho más elevado de los avales públicos dispuestos.

Gracias a medidas como los avales del ICO y las limitaciones al pago de los dividendos, la solvencia ha mejorado en unos 60 puntos básicos, señala el Banco de España. Este refuerzo de las ratios de capital ha sido generalizado en Europa y, en consecuencia, no ha sido suficiente como para que España abandone el último lugar en niveles de solvencia.

El resultado de las entidades el año pasado fue negativo: -8.000 millones, una rentabilidad sobre activos del -0,2%. Y esta se debe sobre todo a ajustes extraordinarios en el fondo de comercio, los activos fiscales y los ajustes por valoraciones en las fusiones. Todos ellos no impactan sobre la solvencia. El margen de intereses ha caído casi un 10%, pero su daño se ha visto mitigado porque los bancos han vendido deuda pública con ganancias.

Por último, el Banco de España defiende que las entidades han estado concediendo crédito durante la pandemia con criterios de prudencia. De no haber sido por los avales y las moratorias, las empresas y hogares más vulnerables y los sectores más afectados habrían sufrido una severa restricción de la financiación.

Persiste la incertidumbre

En lo que respecta a las perspectivas macrofinancieras, el Banco de España explica que estas han mejorado desde el anterior Informe de Estabilidad Financiera debido a los avances médicos frente a la pandemia. Sin embargo, las vulnerabilidades siguen aumentando. Todavía existe una incertidumbre muy considerable sobre los ingresos en ciertos segmentos de hogares y empresas que ponen en duda su capacidad de repago, una deuda pública y empresarial al alza, y una baja rentabilidad en las entidades.

“La incertidumbre sigue siendo muy elevada y las consecuencias de la crisis aún no están determinadas”, dice el supervisor. De ahí que sea necesario que las políticas públicas sigan siendo expansivas, apoyando a las empresas viables con dificultades y los colectivos más afectados. Y con la vista puesta en el medio plazo es muy importante que haya un plan de reformas estructurales ambicioso y un plan de consolidación presupuestaria para cuando la recuperación sea robusta, recalca el organismo.

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Antonio Maqueda
Periodista de la sección de Economía. Graduado en Periodismo en la Universidad de Navarra y máster por la Universidad de Cardiff, ha trabajado en medios como Cádiz Información, New Statesman, The Independent, elEconomista y Vozpópuli.

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